Asfixiado por la crisis, la recesión y las sanciones económicas, el régimen de Nicolás Maduro y la mafia militar del denominado Cartel de los Soles se han echado a los brazos del Gobierno de Vladímir Putin.
Ludmila Vinogradoff // ABC
Pero ese abrazo con el oso ruso, el invasor de Ucrania, le está saliendo caro, aunque por el momento le ha sacado las castañas del fuego. Los fondos petroleros venezolanos de la estatal PDVSA han quedado congelados, no en la fría Siberia sino en Moscú, porque han corrido la misma suerte del bloqueo financiero internacional con el que la Unión Europea y los Estados Unidos han sancionado a Putin por su guerra en Ucrania.
Y para que Caracas pueda recuperar esos fondos, si es que Moscú no los declara antes por perdidos, primero tendrían que levantarse las sanciones de ambos países, y al parecer el mandatario ruso no tiene intención de poner fin a la guerra sino prolongarla por un largo tiempo.
Y los demás que esperen.
Con el agua al cuello
Pero Maduro no puede esperar y la sequía financiera y petrolera le está llegando al cuello. El Gobierno chavista está arruinado y busca desesperado recursos fiscales legales e ilegales. Los primeros por la vía de la privatización de empresas públicas, subir los impuestos a las operaciones con divisas extranjeras y control de remesas de los emigrantes; y los segundos, con el contrabando de oro, coltán, minerales y el aumento de la recaudación del narcotráfico.
Para controlar el movimiento de los narcotraficantes y apuntalar la industria de narcóticos, Maduro ha comprado once radares rusos, tipo Pechora P-18, para complementar la plataforma de misiles de la Brigada de Defensa de Los Andes, para explorar el espacio aéreo colombiano. Son tan potentes que incluso pueden captar señales de aeronaves, drones, conversaciones telefónicas y hasta mensajería de WhatsApp. Noticias Caracol tuvo acceso a las primeras imágenes de los aparatos.
También ha adquirido radares chinos, DW-001, situados en Santa Bárbara de Barinas, donde nació Chávez, que no emiten radiación electromagnética, sino que espían los movimientos del espacio aéreo colombiano.
Brigadas militares
Según la colombiana Radio Caracol y el portal argentino Infobae, «los radares han sido adquiridos por convenios con China. Radares de todo tipo: de vigilancia, de inteligencia… Y los 11 radares rusos son los que acompañan las baterías antimisiles, pero también pueden hacer interceptación, búsqueda, inteligencia y vigilancia».
Los equipos rusos se encuentran operando en las brigadas militares de los estados Falcón, Zulia, Táchira, Apure, Barinas, Sucre y Caracas, controlando el tráfico de drogas. Cuando alguno de los grupos narcoguerrilleros se pone rebelde -como la disidencia de las FARC y el ELN- y no paga la comisión requerida por el régimen chavista, entonces les quita el apoyo y les destruye sus laboratorios, las pistas de aterrizaje clandestinas y decomisan los alijos de droga.
Lee la nota completa en ABC
Fuente: La Patilla