¡LO SIENTO SUPER MONIGOTE! Venezuela no puede aprovechar disparada del precio del petróleo

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Por diseño, las sanciones del mundo libre occidental contra la Rusia de Vladimir Putin por su ataque contra Ucrania afectará a los aliados del autoritario gobernante ruso. Venezuela será alcanzada como todo el que haga negocios con el país agresor. Justamente las respuestas financieras son la principal respuesta de Occidente

Omar Lugo
28 de febrero de 2022 06:28 am

Lo siento, baby: Venezuela no puede aprovechar la disparada del petróleo

El primer y más fuerte impacto de la sangrienta invasión a Ucrania por parte de Rusia ha sido un fuerte aumento en los precios mundiales del petróleo y el gas. El barril de crudo llegó a tocar esta semana los $100 y amenaza con seguir subiendo en los próximos días, según sea el curso de la operación lanzada por Vladimir Putin para apropiarse de su vecino e instaurar un gobierno títere.

Los efectos de largo plazo de todo esto están por verse en el mundo, aunque serán graves. Después de todo, es la primera vez en 70 años que un vecino militarmente mucho más poderoso invade a un Estado soberano.

En los últimos años, el régimen chavista estrechó sus lazos con la Rusia de Vladimir Putin, con quien integra un sólido bloque de gobiernos autoritarios.

De hecho, cuando Putin estaba a horas de dar el zarpazo contra Ucrania, Nicolás Maduro le ratificó su «apoyo total» al autócrata del Kremlin, acaso sin medir el tamaño de sus palabras y sus implicaciones para Venezuela. Y esto también tiene su precio.

En un mundo en trance
En las últimas horas cobra dimensión para el mundo la caja de Pandora que abrió Putín. «Será una guerra larga» advierte el presidente de Francia, Emmanuel Macron, al tomar la batuta en Europa y enfrentar a Putin, después de sentirse burlado cuando intentó intermediar en el conflicto.

Francia dio el primer paso al excluir a Rusia del sistema mundial de pagos bancarios Swift, una medida a la que se oponen otros líderes de Europa con claros intereses comerciales con el país agresor de Ucrania.

En una reciente entrevista exclusiva con VOA, Juan González, asistente especial del presidente de Estados Unidos Joe Biden para América Latina, advierte que las sanciones contra Rusia son tan robustas que “tendrán impacto sobre aquellos países que tienen afiliaciones económicas con Rusia, y eso es por diseño”.

“Venezuela va a comenzar a sentir esa presión, Nicaragua va a sentir esa presión, al igual que Cuba”, dijo González.

Pero Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Japón y las otras potencias democráticas poco pueden hacer en términos concretos para frenar las ansias bélicas y expansionistas de Vladimir Putin. Después de todo, el exagente de la KGB que gobierna Rusia desde hace 20 años y a perpetuidad, tiene en sus manos el segundo arsenal de armas nucleares más poderoso del mundo.

Por eso, la respuesta de Occidente solo puede limitarse al apoyo moral, a iluminar fachadas de edificios históricos con las banderas de Ucrania y a aplicar a Rusia y Putin esas sanciones con la promesa de que sean demoledoras.

Hasta ahora las sanciones dejan fuera el estratégico sector de la energía. Es que Rusia es el segundo productor y exportador mundial de Petróleo, con el 12% del suministro mundial y surte el 40% del gas natural que consume Europa y 17% del mundo (Datos del Banco Mundial y de la OCDE).

En Venezuela no es la cosa
Aquí es donde entran los recuerdos y la añoranza por el pasado de potencia petrolera de Venezuela.

En cada conflicto mundial de peso, cuando se amenazaban los suministros de petróleo y subían los precios, ahí estaba Venezuela para bombear más buen crudo y ayudar a la causa de Occidente. Eso fue así al menos desde la segunda Guerra Mundial, cuando el petróleo del Zulia y Oriente ayudó decisivamente a los aliados a ganarle al Eje; o cuando el bloqueo petrolero de los países árabes a sus clientes de Occidente en respuesta a la Guerra de Yon Kipur, o Árabe Israelí, en 1973.

Pero ahora la industria petrolera venezolana se encuentra con la manos atadas y volúmenes de producción muy bajos, no vistos desde antes de que el país se convirtiera en la potencia petrolera que ya dejó de ser.

La producción ha seguido en picada y el país no tiene los recursos ni los socios para elevarla de manera importante, coinciden analistas.

Venezuela tiene un agravante: su gobierno, encabezado por Nicolás Maduro, se puso al lado de Rusia en esta agresión a Ucrania. Aunque en las últimas horas guarda silencio y en un escueto comunicado llamó al diálogo.

Las violaciones a los derechos humanos y los atentados al sistema democrático de los que se acusa a Maduro y al chavismo -y que fundamentan las sanciones-, palidecen ante los daños al orden mundial proferidos por Putin, al atacar sin provocación a un país soberano.

Petróleo, gasolina y Rusia
Los precios de la gasolina superan los $5.00 por galón en una estación de servicio en Los Ángeles, EEUU este 25 de febrero de 2022. El crudo Brent cerró el viernes en $96.73 por barril, máximos en siete años, por miedo a disrupción de suministros rusos. Foto: Frederic J. BROWN / AFP

No hay con qué
Pero suponiendo que la necesidad de más petróleo para sustituir eventuales fallas del crudo y el gas ruso lleven a Estados Unidos y a sus aliados a mirar para otro lado respecto a Venezuela, la verdad es que el país no tiene como aprovechar los altos precios actuales.

El problema de fondo es la baja producción real de un crudo que además es pesado, necesita diluyentes importados, es de bajo valor comercial y tiene alto contenido de metales y azufre.

«Venezuela no se va a poder beneficiar demasiado, quizá alguito de producción adicional, pero hasta que no invierta no se puede beneficiar», señala el economista Francisco Monaldi, experto petrolero y profesor de la Universidad de Rice y del IESA .

Al mediano plazo, tal vez los precios más altos podrían incentivar por fin a los chinos a invertir más en Sinovensa, (una alianza entre Pdvsa y China National Petroleum Corporation (CNPC) y quizá también a algunas de estas empresas nacionales, acota.

«La subida en la producción de Venezuela, desde de 350.000 en su mínimo a mediados del 2020 hasta 700.000 a finales de 2021 tuvo que ver básicamente con abrir potencial que estaba cerrado. Pero no se perforaron nuevos pozos, no hubo hubo adiciones al potencial de producción de Venezuela. Lo que hubo fue incremento de la producción dentro de un potencial ya existente», señala Monaldi.

«El tope del potencial de producción ha venido bajando. No se ha perforado un solo pozo nuevo en 18 meses. Y en los meses anteriores había muy pocos operando», explica en breves declaraciones para El Estímulo.

«Mi impresión es que eso va llegando a un punto en el que no se va a poder seguir subiendo la producción a pesar de los precios altos, o de un levantamiento de sanciones, simplemente porque se tiene que invertir», agrega.

«El día que vea taladros perforando nuevos pozos podré creer que la capacidad de producción esta subiendo. Pero, por ahora, lo que uno puede imaginar es que la capacidad de producción, que estaba en 1,3 millones de barriles, ha venido bajando y está convergiendo con el potencial» y está en alrededor de un millón de bpd.

Por otra parte, los pagos del petróleo que vende Venezuela a China, por ejemplo, se hacían a través de bancos rusos. «Por eso puede haber cierta disrupción, porque tendrán que mudar eso a otro lado. Supongo que es algo solucionable pero puede tomar algo de tiempo», señala.

Dudas razonables
Rusia ha sido clave para burlar estas sanciones a través de un complejo entramado financiero.

En diciembre pasado, Nicolás Maduro dijo que la producción de Venezuela había llegado a un millón de barriles por día (bpd) y prometió llevarla a dos millones a finales de este 2022. Pro no hay evidencias de que pueda cumplir estas metas, mucho menos aprovechar el momento estelar para vivir un nuevo boom petrolero y fortalecer las cuentas de un gobierno sediento de dinero fresco.

«Esos precios altos del petróleo llegan a Venezuela cuando prácticamente tiene estancada su producción», coincide el economista petrolero Rafael Quiroz, en entrevista con El Estímulo.

En diciembre pasado el promedio estuvo en 863.000 barriles diarios, dice.

«En cuanto a los mercados, independientemente de que Rusia esté empantanada en su problema de Ucrania, Venezuela va a seguir vendiendo lo que estaba vendiendo hasta ahora, alrededor de 700 mil barriles. Igual los coloca», dice al minimizar el alcance de las sanciones contra Pdvsa.

«Hay una mayor demanda de crudo. Son muchos los clientes que en medio de esta amenaza que circula en los mercados petroleros de riesgos al suministro petrolero miran a todos lados a ver donde encuentra oferta petrolera de países que puedan brindarla», destaca.

Precios de remate
Según las informaciones que maneja Quiroz, las ventas de Pdvsa implicaron, la semana pasada, precios preferenciales con descuentos de hasta 24 dólares el barril.

«Con ese descuento, cualquiera asume el riesgo que sea respecto a posibles sanciones. Y no todas las empresas petroleras demandantes de petróleo y los países están dependiendo del meridiano de los Estados Unidos en el comercio mundial del crudo», acotó.

«Hay empresas a las que les sabe un bledo las medidas de Estados Unidos, incluso países asiáticos y africanos. Existen cantidades de empresas petroleras que para nada dependen ni tienen vínculos con Estados Unidos», dice.

«Incluso empresas que podrían albergar temor de represalias asumen ese riesgo por ese descuento. Y por eso es que precisamente Pdvsa lo da, para compensar un poco la amenaza sobre sus clientes. Una compensación o nivel de descuento de 22 a 24 dólares el barril es significativo», explica.

«No creo que Pdvsa se sienta enredada, complicada para la comercialización del petróleo. De hecho, no lo ha sentido todavía», dice contrariando la versión oficial según la cual «el cruel e inhumano bloqueo de Estados Unidos» impide a Venezuela exportar su petróleo y conseguir dinero para financiar las necesidades de su pueblo.

«Venezuela ha salido burlada en ese sentido, con las triangulaciones que se están dando en el sistema bancario, que desdibujan de dónde surge ese capital para el pago del crudo, de donde salió el crudo, de qué barco… Por ningún lado aparece Pdvsa, Venezuela ni los puertos venezolanos», explica.

«Los precios van a tender a seguir aumentando. Si las tensiones persisten en Ucrania, en ocho a 10 días vamos a tener precios por encima de 15o el barril batiendo récords históricos, superando los de agosto de 2014. En aquel momento llegó el Brent a 147 dólares y la cesta petrolera venezolana a 116,90 dólares», recuerda.

«Durante estos momentos de alto nivel de precios del petróleo nos convencemos los venezolanos de que cada día más seguimos dependiendo de petróleo y, diga lo que se diga y guste a quien le guste. En Venezuela todo sigue originado, conducido determinado por el petróleo. Es este precisamente el eslabón principal, la columna vertebral del acontecer económico político venezolano. Y lo va a seguir siendo por mucho tiempo».

Petróleo barato
Iván Freites, alto dirigente de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela, que tuvo que exiliarse por amenazas de ser encarcelado por Maduro, señala vía telefónica que la producción real de Venezuela está hoy en torno a 630.000 bpd, con una fuerte caída respecto a diciembre.

Pero, hay un detalle: buena parte de este petróleo no lo puede facturar porque lo cambia por condensados que valen $90 el barril, que son “cuatro veces más caros” que ese crudo pesado venezolano llamado Merey 16, dice Freites, quien mantiene estrechos contactos con la fuentes internas de la industria.

“No pueden aprovechar los precios porque todas las empresas serias no están operando en Venezuela para subir la producción. Tiene que haber empresas serias, de envergadura de tradición petrolera. La situación de las instalaciones es muy grave”, dice al precisar que, por ejemplo, la unidad Petroboscán, con capacidad para 120.000 bpd, “tiene cero producción”.

Tampoco hay donde meter la producción porque los tanques están full. Es crudo demasiado pesado. Tuvieron que parar por falta de donde guardar inventarios», dice sobre las limitaciones en infraestructura.

“La producción no se va a recuperar ni en el tiempo que está corriendo de estos altos precios. Las ventas por exportaciones no van a pasar de 300 a 400 mil barriles y eso haciendo esfuerzos sobrehumanos”, dice.

Un nuevo orden mundial
Mientras Venezuela sigue estancada y apenas ensaya una recuperación leve tras siete años de depresión económica, la nueva crisis mundial desatada por Rusia apunta a ser larga.

«Hoy es un día muy triste y muy solemne que significa, a mi juicio, la ruptura de un orden internacional que hemos conocido y disfrutado por 70 años. Este momento genera gran incertidumbre en el mundo. Y seguro tendrá importantes repercusiones en todas partes, incluyendo nuestro hemisferio», señaló el profesor Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano (Inter-American Dialogue) y profesor adjunto en la escuela de Asuntos Exteriores de la Universidad de Georgetown.

Shifter fue invitado por la Fundación de la Cultura Urbana para disertar acerca de las perspectivas de América Latina en 2022 y el gobierno de Biden.

«Es una invasión de una escala y movilización de tropas que no hemos visto desde la Segunda Guerra Mundial. En Europa, con todos los acuerdos de la OTAN, no hemos visto algo parecido a invadir un país autónomo sin ninguna provocación. Rompe las reglas en el orden que respetaba los países independientes con sus propios gobiernos. Cambia la dinámica”, explicó.

«Si esto es permitido y no hay resistencia a lo que está haciendo Putin, se podría alentar a otros países a hacer lo mismo. Eso sería un desorden total», dijo en referencia a la posibilidad de que, por ejemplo, China se decida a invadir Taiwán.

Fuente: El Estimulo