El año anterior fue para El Salvador el más seguro en su historia, con una caída drástica y sostenida de los homicidios y reducciones inéditas en otros delitos, como resultado de la implementación de la estrategia de seguridad Plan Control Territorial (PCT), fortalecida con el régimen de excepción impulsado por el Gobierno del presidente Nayib Bukele.
El mandatario informó en X sobre el registro histórico en seguridad pública, retomando un post de la Policía Nacional Civil (PNC) que indicó que el domingo 31 de diciembre no hubo homicidios en todo el país.
Indicó que «El Salvador cierra el año más seguro en toda su historia y se convierte en el país con la tasa de homicidios más baja de toda Latinoamérica».
El país salió de la lista de las naciones más violentas a escala mundial, pasó de tasas de asesinatos de 53.31 por cada 100,000 habitantes en 2018 a reducirlas entre 1.9 y 2.4, las más bajas en décadas, según proyecciones para el año anterior de la Fuerza Armada.
Dos años antes (2022) la tasa de homicidios fue de 7.8 por cada 100,000 habitantes, con un total de 495 muertes violentas, mientras que el año pasado la cifra oficial sería de menos de 200 casos.
En 2023 se registraron 247 días sin asesinatos, siendo abril cuando hubo más jornadas sin homicidios (24) y octubre cuando hubo menos días sin asesinatos (15). El último mes del año, diciembre, tuvo 20 días sin muertes violentas.
Durante toda la administración del presidente Nayib Bukele, que se encuentra en su último año, los días sin asesinatos totalizan 517. Esto se contrapone con el segundo gobierno del FMLN (2014-2019), que no logró contener la mortandad ni un solo día.
El 3 de diciembre del año pasado el mandatario salvadoreño anunció la cifra histórica de 500 días sin asesinatos a escala nacional desde que comenzó su período presidencial. «¡Llegamos a 500 días sin homicidios! Y pensar que en todo el Gobierno anterior no lograron tener un tan solo día sin homicidios. Gracias a Dios, El Salvador ya es otro país. Seguimos», publicó Bukele en X.
Félix Ulloa, vicepresidente de la república, señaló recientemente que el logro de la seguridad no es resultado de una fórmula mágica o de gastos millonarios en asesoramiento internacional, sino de la aplicación estricta de la ley y la inteligencia policial.
Afirmó que en los gobiernos del FMLN «no hubo compromiso y voluntad para resolver la problemática de la violencia en el país», puesto que contaban con bases de datos e información certera sobre el accionar de los grupos criminales pero nunca las utilizaron para proteger a los salvadoreños.
«Siempre supieron dónde estaban, cómo hacían, dónde se escondían, el “modus operandi”, quién los dirigía, pero había negociación entre ellos, había partido negociando con una pandilla, el otro partido negociando con otra pandilla; por tanto, nunca se iba a resolver el problema, porque estos políticos sacaban ventaja de la situación en períodos electorales», afirmó Ulloa.
Durante la administración del efemelenista y prófugo de la justicia Salvador Sánchez Cerén, entre 2015 y 2019, el país llegó a registrar tasas de hasta 103 homicidios por cada 100,000 habitantes. En el primer año de Cerén se registraron más de 6,600 muertes violentas, siendo el año más sangriento en la historia del país.
Al asumir la primera magistratura del país, Bukele implementó la estrategia Plan Control Territorial, pero con una Asamblea Legislativa dominada por los partidos tradicionales ARENA y FMLN las iniciativas de financiamiento y fortalecimiento fueron bloqueadas.
En el comparativo histórico, en 2019 se registraron, según estimaciones oficiales, 2,390 muertes violentas, de las cuales más de 1,340 fueron atribuidas a las pugnas, los ajustes de cuentas y todo el accionar criminal de las pandillas. Para 2020 esa cifra bajó a 1,341 homicidios y en 2021 cayó a 1,147 asesinatos, manteniéndose la tendencia a la baja hasta la fecha.
Con información de Diario El Salvador