Ramón Guillermo Aveledo, ex Secretario Ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática, sostuvo que la estrategia más viable para lograr un cambio político en Venezuela es a través de elecciones libres y limpias, y exhortó a la oposición a adoptar esta opción sin complejos, opción que es defendida por la comunidad internacional desde hace tiempo.
En entrevista concedida a ND, Aveledo agregó que fue una medida sensata haber cambiado la estrategia del cese de la usurpación por elecciones libres.
A su juicio, cualquiera estrategia exitosa requiere dos elementos: unidad de propósito y reglas aceptadas por todos. En cuanto a la unidad opositora, Aveledo considera que el impedimento más importante ha sido la búsqueda de aspiraciones individuales bajo la creencia de que el cambio era inminente – una idea que Aveledo quiere eliminar del pensamiento opositor.
A continuación nuestra entrevista:
– El gobierno interino ha modificado su estrategia enfocándose ahora en elecciones libres. ¿Por qué la opción de cese de la usurpación y elecciones libres no funcionó? ¿Era una estrategia mal concebida o faltó apoyo militar, por mencionar un caso?
– Encuentro realista procurar el cambio por la vía de elecciones libres y limpias que sean creíbles para el votante venezolano y para la comunidad internacional. Si un camino estratégico no funciona no sería sensato mantenerlo, porque nuestros deseos, por muy fuertes que sean y por más sólido su fundamento, no bastan.
– Las causas por las cuales la sucesión de pasos planteada en 2019 no dio el resultado esperado corresponde a los dirigentes analizarla con sinceridad y genuino espíritu autocrítico. Esta opción ahora presentada implica un gradualismo cuya velocidad dependerá de las posibilidades reales y de la capacidad del liderazgo y la sociedad para aprovecharlos.
– Creo que sintoniza con lo que desde la sociedad civil reclama. Ahí está el caso del documento del reciente Foro Cívico, el cual valoro como muy importante, así como pronunciamientos reiterados de voceros de la Iglesia Católica, la dirigencia empresarial. Eso sin contar la preferencia de los actores internacionales democráticos que con tanta persistencia nos han apoyado.
– La oposición liderada por Guaidó ha anunciado una nueva plataforma unitaria. Usted, que fue Secretario Ejecutivo de la MUD, ¿cómo la evalúa? ¿Cree que pueda tener éxito dada la experiencia del Frente Amplio?
– El éxito es un resultado. Lo obtienes si has pensado bien lo que debes hacer, con los pies en la tierra y la mirada en alto, y lo haces oportuna y eficazmente. Nunca puede prometerse ni esperarse un desempeño perfecto. La clave está en atinar lo más que se pueda y disminuir los errores al mínimo para que el saldo te favorezca. Y, claro, ayuda si logras que tu adversario acierte menos y se equivoque más.
– Hay que empezar por conocer, comprender y hablar a todo el país y no sólo al trozo de país que me apoya. Para que la plataforma unitaria sea nueva debe aprender de las experiencias y ser capaz de ofrecer rasgos diferenciales significativos. Hay dos requisitos básicos que, independientemente de la modalidad adoptada, son indispensables: acuerdo en la estrategia y acuerdo en las reglas, tanto para adoptarlas como para cumplirlas. Cuando estos dos elementos han estado presentes con más fuerza, más hemos avanzado. Cuando nos hemos alejado de ellos, nos alejamos también de la eficacia política, de la conexión con la ciudadanía y del triunfo.
– ¿Por qué ha sido tan difícil lograr la unidad opositora en los últimos años?
– Los factores son múltiples, pero creo identificar uno más influyente que el resto. Ha sido difícil, sobre todo, porque la falsa sensación de un cambio inminente ha traído precipitaciones en las aspiraciones de liderar la oposición y la nación. En un cuadro como el nuestro: economía en el subsuelo, sociedad desalentada y en modo supervivencia e institucionalidad devaluada cuando no demolida, el cambio político tan necesario no es fácil. No es como «pelar una mandarina» por usar el dicho de Oscar Yánez.
– Esta sucesión de pruebas muy duras, de frustraciones y fracasos, de éxitos parciales cuya importancia no valoramos suficientemente, deberían servir a nuestro liderazgo para acumular experiencia y corregir todo lo que sea necesario. Tienen una responsabilidad muy grande. Para nada envidiable.
– ¿Usted cree que la oposición debe participar en las regionales o debe exigir un mínimo de condiciones para hacerlo? ¿Cuál sería ese mínimo?
– Si tiene claro para qué participar y es capaz de transmitirlo, por supuesto. Nunca seré partidario de las calles ciegas. Los caminos, aunque estén en pésimas condiciones, haya mal tiempo, sean de piso resbaladizo, estrecho, accidentado y estén poblados de asaltantes, pueden llevar a alguna parte. Las calles ciegas no. O te quedas encerrado en ellas o das la vuelta el «u».
– Siento que en las regiones hay mucho deseo de hacer algo para conservar, mejorar o conquistar gobiernos municipales y estadales que se ocupen de la vida de las personas. La solidaridad con la «revolución» o con la legitimidad opositora ya no es argumento suficiente.
– La Unión Europea y la administración Biden estarían promoviendo una negociación con Maduro. ¿Qué opina usted?
– Es lo que vienen haciendo nuestros amigos demócratas desde hace tiempo. Los europeos, los latinoamericanos del Grupo de Lima y el Grupo Internacional de Contacto e incluso el gobierno de los EEUU. La anterior administración, con una rudeza de modos más dirigida al consumo de ciertos sectores de su electorado en algunas regiones y que produjo en algunos por aquí la falsa ilusión de una acción militar que nunca estuvo planteada, siempre aspiró a negociar.
– Lo dijeron Pompeo, Abrams y otros voceros. La actual, sin diferenciarse en el fondo pues la percepción internacional sobre el grupo en el poder en Venezuela es muy negativa, se nota que prefiere modos más diplomáticos. Siempre soy partidario de ver en las realidades las oportunidades. Y en esta actual las hay, aunque la «batalla decisiva» siempre será aquí.
– Lograr elecciones libres requiere el visto bueno de Maduro pero hasta ahora el chavismo no ha aceptado negociar de buena fe. ¿Usted cree que ahora sí están dadas las condiciones para eso o no? ¿Cree que las sanciones están cumpliendo su propósito?
– El grupo en el poder no ha querido, no ha sabido o no ha podido negociar de modo creíble. Claro que el desempeño de la oposición a este respecto dista mucho de la perfección, pero la carga principal del fracaso es del sector en el poder. Y el precio de ese fracaso lo está pagando cada venezolano y cada venezolana. Los que mandan se creen «ganadores» al desprestigiar los caminos políticos como negociaciones y elecciones. Su victoria es pírrica, les sirve de muy poco. El monólogo propagandístico puede llenar su apetito de reconocimiento y mantener su ilusión de poder eterno, pero no alimenta.
– Con las condiciones para negociar pasa como con las de participar en elecciones, hay que construirlas, hay que atreverse a luchar por ellas, a defenderlas sin complejos.
– Líderes opositores han comentado que se deben revisar aquellas sanciones que afectan al venezolano de a pie. ¿Qué opina usted?
– No es novedad que estoy de acuerdo en revisar aquellas sanciones que afecten al venezolano que en la ciudad y el campo, en la capital y en las regiones, en el trabajo y en el capital, se faja todos los días para vivir en un escenario que hoy es tan adverso.
– Siempre he sido escéptico ante la efectividad de sanciones que afectan a todo el pueblo. Pagan justos por pecadores y dan una excusa a los que mandan para justificar su incompetencia. Pero si el grupo en el poder está dispuesto a negociar porque piensa que sin sanciones mejorarán las cosas para ellos, bienvenida esa creencia. La verdad es que si las causas del deterioro drástico en la vida nacional está en los errores y omisiones de una política equivocada, los cambios que hacen falta son mucho más amplios y profundos.