
«El mayor experimento psicológico de la historia».
Era 2020 y la entonces profesora en psicología de la salud de la Universidad de Vrije en Bruselas, Elke Van Hoof, describía así al confinamiento derivado de la pandemia de covid-19.
En conversación con BBC Mundo, la especialista en estrés y trauma se refería a una medida sin precedentes que a esas alturas se extendía alrededor del mundo y que mantenía bajo algún tipo de cuarentena a 2.600 millones de personas a nivel global.
Cinco años han pasado desde aquel miércoles 11 de marzo en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de covid-19.
Desde entonces, según datos de la OMS, esta enfermedad desató más de 777 millones de contagios y provocó la muerte de más de 7 millones de personas, aunque los expertos de la organización estiman que los fallecimientos asociados a la pandemia ascienden a lo 15 millones.
En el mundo todavía se sienten los incontables y profundos impactos negativos de dicha pandemia.
Sin embargo, algunos analistas destacan que también surgieron aprendizajes positivos de aquel momento tan oscuro. En BBC Mundo destacamos cuatro.
1. El valor de la ciencia y los avances revolucionarios en las vacunas
Sólo 9 meses le tomó a los científicos dar con una vacuna efectiva para combatir el virus Sars-Cov-2. Y lo hicieron a través de un método que revolucionó el desarrollo de los inmunizadores a nivel mundial.
Si bien el uso del ARN mensajero sintético ya se venía estudiando como un mecanismo efectivo para el desarrollo de vacunas desde hacía años, fue la pandemia del covid-19 la que —en los hechos— terminó por acelerar su desarrollo.
Tanto las investigaciones de Pfizer (EE.UU.) junto con BioNtech (Alemania) como las de Moderna (EE.UU.) emplearon ese mecanismo para crear sus vacunas en tiempo récord, permitiendo que millones de personas recibieran dosis a nivel mundial.
El 8 de diciembre de 2020 Margaret Keenan, una mujer de 90 años de Reino Unido, se convirtió en la primera persona del mundo occidental en recibir una dosis aprobada de la vacuna fabricada por Pfizer y BioNTech. Los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman, creadores de esa fórmula, recibieron el Nobel de Medicina en 2023.
La carrera por encontrar una vacuna que permitiera inmunizar a la población y evitar más muertes es uno de los mayores legados positivos de la pandemia, según la vocera de la OMS, Margaret Harris.
«Fuimos testigos de avances tecnológicos a una velocidad increíble, le dice a BBC Mundo la también experta en salud pública.
«La tecnología del ARN mensajero ya se conocía, pero ahora estamos viendo cómo se está utilizando para desarrollar otros avances, incluyendo vacunas contra el cáncer», agrega.
Incluso da un paso más allá de lo práctico y afirma: «Entendimos que la ciencia es fundamental».
Devi Sridhar, profesora de la Universidad de Edimburgo y autora del libro «Prevenible: cómo una pandemia cambió el mundo y cómo detener la próxima», apunta a que los aprendizajes de la pandemia han tenido un impacto en una mejor detección e identificación de nuevos brotes.
«Nuestra capacidad científica ha mejorado, nuestras plataformas son cada vez más avanzadas. Si la pregunta que teníamos al principio de la pandemia era si habrá una vacuna, la pregunta ahora es: ¿qué tan rápido podemos producir una?», sostiene.
La colaboración mancomunada de los países para el desarrollo de estas vacunas y la focalización de los recursos para ese proceso permitieron, según Sridhar, una de las cosas más positivas que nos dejó el covid-19.
Además, hay aprendizajes que nos permiten estar mejor preparados para la próxima pandemia, dice. Por ejemplo, los países que «parecen haberlo hecho mejor, fueron los que tenían poblaciones más saludables antes de la pandemia».
En marzo de 2020 el microbiólogo de la Universidad de Navarra Ignacio López-Goñi fue uno de los primeros científicos en atreverse a señalar que podría haber aspectos positivos relacionados con la incipiente pandemia.
«La pandemia de gripe de 1918 causó más de 25 millones de muertos en menos de 25 semanas. ¿Podría volver a ocurrir algo similar hoy en día? Como vemos, muy probablemente no», afirmaba entonces.
A cinco años, el académico sigue mirando el vaso medio lleno, sobre todo, desde el aspecto científico.
«Hemos avanzado muchísimo… El covid-19 es el virus del que más se ha publicado jamás, el que más se ha estudiado de todos los patógenos infecciosos, más que la malaria, el sida o cualquier otro», dice.
2. Un «nuevo despertar» en la educación
Está bien documentado el impacto catastrófico que tuvo el cierre de escuelas por la pandemia a nivel mundial y, en particular, en América Latina.
El aumento en los niveles de deserción escolar y el retraso en los aprendizajes principalmente en los tramos primarios y secundarios es, según Mercedes Mateo, jefa de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una de las cicatrices más profundas que ha dejado la pandemia.
Sin embargo, la especialista recalca que esa experiencia también supuso oportunidades excepcionales para el mundo educativo.
«Ha habido de verdad un impacto muy positivo para mover el debate de la educación hacia el siglo XXI, ha servido para repensar los sistemas educativos», dice en conversación con BBC Mundo.
Un avance evidente es que durante y luego de la pandemia, el paradigma de la presencialidad y del aula exclusivamente como un espacio físico y estático quedó atrás.
«Durante la pandemia se puso de manifiesto que el sector educativo era uno de los sectores que menos se había digitalizado», afirma Mateo.
Incluso dice que había cierta demonización y resistencia hacia la digitalización de procesos y prácticas, pero que el covid-19 forzó el camino hacia una educación más híbrida y flexible.
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