Hallan entorno marino único tras impacto del asteroide Chicxulub hace 66 millones de años

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Un equipo científico internacional en el que participan micropaleontólogos españoles ha descubierto un entorno marino único creado por el impacto del asteroide Chicxulub, hace 66 millones de años.

La revista Nature Communications publica el hallazgo del equipo, encabezado por la geoquímica Honami Sato (Universidad de Kyūshū, Japón), y en el que están los micropaleontólogos Ignacio Arenillas, José Antonio Arz y Vicente Gilabert, del Departamento de Ciencias de la Tierra-IUCA de la Universidad de Zaragoza (España), entre otros autores.

Hace 66 millones de años, entre los periodos Cretácico y Paleógeno, el asteroide Chicxulub golpeó la costa de la Península de Yucatán, en México, causando intensas perturbaciones ambientales y la extinción del 76 % de la vida marina, informa la Universidad de Zaragoza.

Estudios previos demostraron que el ecosistema marino del interior del cráter tardó únicamente 30.000 años en recuperarse y aunque aún no se había encontrado una explicación para esta rapidez, el trabajo publicado ahora ofrece una razón plausible.

Las investigaciones realizadas han revelado que el antiguo Golfo de México se convirtió, tras el impacto de Chicxulub, en un mar semicerrado sometido a una intensa actividad hidrotermal ligada a las importantes fracturas del terreno generadas por la colisión.

Como consecuencia, afloraron desde el subsuelo fluidos calientes ricos en nutrientes metálicos disueltos que estimularon el crecimiento del fitoplancton bacteriano y la rápida recuperación del ecosistema.

La identificación de una región con fuentes hidrotermales se ha basado en el comportamiento de la relación de los isótopos de osmio en rocas depositadas a lo largo de los tres primeros millones de años tras el impacto.

Estas rocas fueron recolectadas en una perforación realizada por un consorcio internacional en el interior del cráter de Chicxulub y en cuatro localidades mexicanas que rodean el cráter.

La vaporización del asteroide Chicxulub aportó grandes cantidades de isotopos de osmio de los llamados 188Os provocando que, durante los primeros 200.000 años tras el impacto, los sedimentos oceánicos registraran globalmente valores excepcionalmente bajos de isotopos 187Os y 188Os. Tras este periodo, los sedimentos oceánicos volvieron a contener valores similares a los medidos a finales del Cretácico.

Sin embargo, el nuevo estudio demuestra que en el Golfo de México esta situación de vuelta a la normalidad se demoró hasta pasados unos 700.000 años, revelando así la existencia a comienzos del Paleógeno de fuentes hidrotermales submarinas de un tamaño colosal que aportaron de forma continuada fluidos cargados en 188Os y en metales pesados disueltos, hoy registrados como anomalías geoquímicas en las rocas analizadas.

En este estudio, el equipo de Biocronología de la Universidad de Zaragoza ha sido el responsable del análisis micropaleontológico de los foraminíferos planctónicos, un grupo de protozoos del plancton marino que dejó abundantes restos fósiles.

El estudio de alta resolución ha proporcionado un modelo de edad detallado que se ha utilizado para asignar una edad precisa a cada una de las muestras geoquímicas analizadas en Japón.

El control temporal preciso ha permitido reconstruir fielmente los cambios en la relación de los isotopos, en el contenido en metales pesados o en las comunidades de fitoplancton y zooplancton que habitaron el Golfo de México a comienzos del Paleógeno.

Además, la evolución temporal de las abundancias relativas de los grupos de plancton analizados señala la existencia de una etapa en la que la capa superficial del océano en esta región contuvo grandes cantidades de nutrientes disueltos (eutrofia).

Significativamente, esta etapa con abundancia de plancton adaptado a condiciones eutróficas presenta una duración similar a la del intervalo con valores anómalos de 187Os/188Os, sugiriendo así una relación causa-efecto.

La nueva publicación ha demostrado que, paradójicamente, el impacto de Chicxulub no sólo fue el causante de la extinción masiva del límite Cretácico-Paleógeno, sino que también contribuyó a la recuperación de los diezmados ecosistemas marinos del Golfo de México al crear un extenso campo de fuentes hidrotermales que no tiene equivalente en los océanos actuales.

Los investigadores esperan realizar en el futuro estudios similares en regiones más alejadas del cráter de Chicxulub (como el mar Caribe o el Pacífico), con el objetivo de aclarar los patrones de recuperación de los ecosistemas oceánicos a escala global y determinar los factores que los regularon. EFE

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