A pesar de que el éxodo en Venezuela presenta una baja considerable en comparación a años pasados, a diario salen personas por las fronteras y aeropuertos en busca de una nueva vida de calidad, lo que a muchos se les dificulta conseguir dentro del país.
Por María Cordero / 2001
No todas las migraciones resultan exitosas. En algunos casos regresan “con las tablas en la cabeza”, al enfrentarse a una realidad distinta a lo que se pensaba que tendrían al salir del país.
La psicóloga Carol Guilarte recomienda que ante una posible migración la preparación debe ser tanto personal como psicológica, tomando en cuenta las personas cercanas que se quedan y al separarse un miembro de la familia, se pasa por un proceso de duelo.
“Lo principal es planificarse con antelación y preparar a tus seres queridos ante tu partida. Ser sincero con el tiempo que estarás fuera. Si la partida es definitiva o si existe esa posibilidad de volver. Manténte comunicado, esto hace que tus familiares te sientan cerca. No pierdas el contacto. El no hacerlo genera angustia, ansiedad, preocupación y más aún cuando varios países están hoy en día convulsionados”, explicó.
Entre las principales razones que llevan a emigrar están la económica y social, debido a que muchos jóvenes que en su mayoría son el fuerte de la migración, aspiran tener una casa, carro y una estabilidad como la que consiguieron sus padres, la social va apegada a la seguridad el no poder salir de noche y estar en la calle durante el día con la constante zozobra de un robo los motiva a irse.
Otra de las razones son las historias de los conocidos que ya se encuentran fuera del país y motivan a tomar la decisión de salir y luego chocar con una realidad de que todas las historias son distintas y emigrar es una equivalente de 50% suerte y 50% conocimientos, tal como lo cuenta Candy Almeida quien emigro a Argentina y luego de dos años y muchos traspiés decidió volver a Venezuela.
“Salí con la intención de buscar mejoras en su mayoría económica, pero el choque es fuerte, no a todos les va igual, es cuestión en parte de suerte. Trabajé en tres tiendas durante los dos años, nunca pude ejercer mi carrera y sentía que solo perdía tiempo para seguir creciendo profesionalmente. Volví a Venezuela y a las dos semanas ya estaba trabajando de nuevo en mi área. El cambio igual pegó porque a pesar de que allá trabajaba en tienda diario ganaba $21 al día, eran $630 que acá no los pagan, claro de los $630 en alquiler se iban $200, $150 en comida $50 pasaje, $100 mandaba a Venezuela y los otros $130 deberían ser el ahorro pero algunos meses se iban en parte en salidas y compras, por lo que igual pega no tener un ahorro o un extra para gastar a plenitud”, comentó Almeida.
José Núñez, quien también emigró hacia Argentina decidió volver luego de un año y ocho meses y el cambio fue para mejor debido a que su economía y estabilidad se manejan de forma más positiva.
“En Argentina hice de todo, lavé carros, vendí en tienda, trabaje en mi área e hice delivery, pero el detalle de ser emigrante siempre te choca porque buscan pagarte menos así sea en grandes empresas como fue uno de los trabajos donde ejercí mi profesión me decían que no comentara mi sueldo porque era el más alto y cobraba la mitad de lo que cobraban las secretarias y estaba como coordinador. En Venezuela conseguí un empleo al mes de llegar como coordinador, recibo el pago en dólares y bolívares y he logrado comprar más cosas acá que en Argentina. El plus de no pagar alquiler ya es una ganancia enorme”.
El sociólogo Juan Bolívar comentó que “para una migración favorable las personas deben tomar no las referencia de otros sino irse a las páginas de empleos ver cómo está el mercado. Si van dispuestos a pasar roncha trabajando 12 horas parados en una tienda por un sueldo menor al mínimo eso también debe evaluarse, no es solo decirlo de la boca para afuera ya que de palabras solemos decir mucho pero en la acción es donde se ve el tamaño del compromiso adquirido”.
En la vuelta muchos se consiguen con un país nada parecido al que dejaron, no hay colas para comida, los abastos y supermercados están abastecidos y ya predomina el dólar como moneda de circulación impuesta por los propios venezolanos.
La psicóloga Carolina Prieto indicó que “es otro proceso de adaptación a un nuevo país y ahora enfrentar la realidad de que se consigue todo pero sigue faltando el ingreso fuerte que ahora debe ser en dólares”.
Más allá de huir de una crisis debido a que el alto flujo de venezolanos disminuye, las posibilidades de empleos en otros países, e incrementa la trata de personas y el pago mal correspondido por las labores los servicios que prestan los que son vistos como extranjeros.