La fe se ha disipado para muchos y el desánimo ocupó su lugar
Por Mariana Hernández / El Nacional
Para nadie es un secreto que desde hace algunos años, los venezolanos hemos vivido en un estado de desesperanza constante debido a las fluctuaciones reiteradas de la situación económica, política y social del país.
La sensación de seguridad se ha desvanecido para muchos. Algunos se van a dormir en las noches con grandes preocupaciones sobre lo incierto del mañana en un día típico en Venezuela: la tasa cambiante, el ambiente conflictivo, el bienestar de los amigos y familiares que se encuentran en el exterior, y por supuesto, la inseguridad que se vive a diario que nos deja la amarga interrogante sobre si podremos regresar a salvo del trabajo al día siguiente.
Por esto y mucho más, no es de extrañar que una gran cantidad de personas tengan una sensación generalizada de desesperanza, de creer que nada va a cambiar y que vivimos en un ciclo sin fin de acontecimientos impactantes que al final, no llevan a ningún lado ni a ninguna mejoría notable.
Es precisamente esta creencia desesperanzadora la que ha hecho que la apatía se apodere de buena parte de los venezolanos. .
Desesperanza, ¿cómo reconocerla?
Estas emociones son completamente válidas y el primer paso para salir de este estado de ánimo es reconocer que efectivamente, nos sentimos desesperanzados y apáticos.
En muchas ocasiones las personas intentan esconder o minimizar estos sentimientos porque aceptarlos significa la confirmación de que no estamos del todo bien, que no somos tan fuertes como intentamos parecer y que de hecho, somos vulnerables. Pero debemos recordar que, al final del día, somos seres humanos. Por ende es perfectamente normal no estar bien, y ocultar lo que sentimos es como la metáfora de poner una curita a la herida, sin hacerse cargo realmente de curarla de raíz.
Una vez que hemos aceptado que nos encontramos en un estado anímico lejos del ideal, viene el paso más difícil: tomar decisiones voluntarias y conscientes que nos ayuden a dejar atrás estos sentimientos debilitantes que nos atan a la apatía.
Pero, ¿cómo empezar?, pues bien, a continuación te dejo algunas recomendaciones para que tomes en cuenta en tu proceso de recuperación.
1. Apóyate en tus amigos y familiares de confianza
No es necesario que pases por este proceso solo.
Ábrete emocionalmente con aquellos en quienes más confías y coméntales lo que te está ocurriendo. Trata de explicarles de forma asertiva los sentimientos que estás experimentando y no solo serás comprendido sino que posiblemente ellos también han llegado a sentir lo mismo, por lo que el apoyo pudiese ser recíproco.
2. No te quedes aislado en casa ni te estanques en rutinas extenuantes
Trata de buscar un equilibro en tu rutina cotidiana, recuerda que los extremos no son saludables, por ello, quedarse en casa desconectado del mundo o dejarse absorber por fuertes y largas rutinas, no ayudará a solucionar el problema.
Cumple con tus horarios laborales y con tus responsabilidades en el hogar, pero es necesario que te desconectes de vez en cuando y dediques un tiempo a tu recreación y autocuidado.
3. Aprende a “cerrar sesión»
Si te mantienes en la búsqueda constante de noticias, tuits y pronunciamientos nuevos sobre cada suceso que ocurre en el país o cada tragedia que lamentablemente nos golpea, se dificulta que puedas lograr mitigar ese estado de desesperanza generalizada. Es por esto que debes colocar un tiempo límite a tus redes sociales.
Puedes mantenerte en contacto con los sucesos de forma esporádica durante el día, pero no es sano estar 24/7 en redes sociales buscando más razones para añadir peso a tu estado anímico vulnerable.
Se recomienda que apagues el celular al menos una hora y media antes de dormir, de forma que puedas dar a tu cerebro ese descanso que tanto necesita.
4. Alimenta tu altruismo
Si nada bueno ocurre en el país por el momento, entonces se tú mismo el causante de que algo bueno ocurra. No solamente te sentirás mucho mejor, sino que además podrás ayudar a alguien que verdaderamente necesite una mano amiga.
Inscríbete como voluntario en alguna fundación benéfica, planta un árbol, adopta una mascota, entre otras excelentes opciones que te permitirán aportar algo positivo a nuestra sociedad.
5. El ejercicio y la proactividad son clave para una mente saludable
No dejes de lado tu salud física, sal a trotar en un ambiente agradable al menos dos veces a la semana, utiliza este tiempo para hacer la desconexión entre los acontecimientos que ocurren en el país y tu mente, aprovechando para disfrutar de un rato productivo mientras haces algo bueno por tu cuerpo.
Crea nuevas formas de ser proactivo en tu vida diaria, piensa cuáles son tus fortalezas y aplícalas en el campo práctico. De esta forma, podrás valerte de tus habilidades para añadir un ingreso extra a tu hogar.
Al poner en práctica tus virtudes, estarás cuidando de tu salud mental, recordando siempre que eres valioso y que puedes superarte a ti mismo, incluso en la adversidad.
6. Asiste a terapia psicológica
Por último, si te das cuenta de que tu estado de desesperanza, tristeza o apatía se está prolongando en el tiempo, o incluso si empeora, entonces es necesario que seas evaluado por un profesional en el área.
Cuando un estado psicológico aversivo tiene una intensidad y una duración más extensa de lo normal, entonces se podría convertir en una patología. Es por esto que debes estar atento a tus propios síntomas y estado de ánimo para saber cuándo es tiempo de acudir a terapia psicológica.
Estas seis recomendaciones son de suma importancia para mitigar e incluso eliminar ese estado desesperanzador que tanto afecta a buena parte de los venezolanos.
Una vez que nos permitimos a nosotros mismos salir de nuestra zona de confort y comenzar a tomar decisiones saludables hacia nuestra recuperación emocional, entonces podemos liberarnos de la apatía que nos tenía atados de manos, y por fin convertirnos en personas que no solo gozan de buena salud mental, sino que también cuentan con herramientas para enfrentar cualquier situación adversa que se pueda presentar en el futuro.