El epidemiólogo que ayudó a erradicar la viruela explica cuando el mundo volverá a la “normalidad”

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El médico estadounidense que ha luchado contra los brotes de viruela, gripe y polio calificó el brote de coronavirus como “la pandemia más peligrosa de nuestra era”. Y agregó: “Si no estás preocupado, no estás prestando atención”.

Por infobae.com

Larry Brilliant, de 75 años, es un destacado epidemiólogo que ayudó a la Organización Mundial de la Salud a erradicar la viruela y trabajó como consultor en la película “Contagio”, que fue ampliamente elogiada por su descripción realista de la rápida propagación mundial de un virus.

Durante los últimos 15 años ha advertido de los peligros de la aparición de un nuevo virus que podría provocar la muerte de hasta 165 millones de personas y ahora está criticando las acciones de de algunos gobiernos del mundo por no haber reaccionado a tiempo para reducir el impacto.

El experto habló públicamente por primera vez en 2006 de su temor a un nuevo brote de un virus desconocido hasta entonces, cuando dio una charla de Ted llamada “Ayuda para detener la próxima pandemia”.

En la charla advirtió que “mil millones de personas se enfermarían” y avisó que la detección y respuesta temprana son vitales cuando se trata de un brote. “Hasta 165 millones de personas morirían. Habría una recesión y una depresión mundiales, y el costo para nuestra economía de entre 1 y 3 billones de dólares sería mucho peor para todos que la muerte de tan sólo 100 millones de personas, porque muchas más personas perderían sus empleos y sus beneficios de atención médica, lo que hace que las consecuencias sean casi impensables”, advertía crudamente Brilliant en 2006.

Ahora en cuarentena en su casa de California, donde todo el estado ha sido puesto bajo aislamiento, Brilliant cree que la pandemia de la que advirtió entonces es la del coronavirus, el nuevo virus para el que todavía no hay vacuna o cura, y para el que los humanos todavía no han desarrollado inmunidad.

En entrevista con Wired, elogió el trabajo que se está realizando para mantener a la gente en cuarentena, pero afirmó que esto debería haber comenzado semanas antes, cuando el virus podría haber sido cortado o al menos la propagación retrasada por varios meses mientras se trabajaba más en el desarrollo de una vacuna.

También advirtió que el auto-aislamiento y el aplanamiento de la curva de la tasa de infección durante unos pocos meses sólo mantendrá al mundo seguro durante un tiempo, posponiendo el número de casos pero no disminuyéndolos.

Brilliant, sin embargo, sí tiene la esperanza de que se encuentre una vacuna. “No tengo miedo ya que hasta ahora no hay pruebas que sugieran que no se pueda encontrar una para el nuevo coronavirus o que los humanos no desarrollen eventualmente algún tipo de inmunidad a él”. “Debido al intenso interés por derrotarlo, pondremos la influencia científica, el dinero y los recursos para encontrar antivirales que tengan características profilácticas o preventivas que puedan utilizarse además de las vacunas”, dijo.

“Antes de que podamos volver a salir de casa, habrá que hacer muchas más pruebas”, dijo, y añadió que necesitamos algo que se parezca a una prueba de embarazo casera que se pueda hacer en casa de forma segura para identificar los casos. “Esto ayudará a mostrar el verdadero alcance del brote, del cual cree que actualmente sólo estamos viendo una séptima parte”, aseguró.

Según explicó, el mundo no va a empezar a parecer normal hasta que hayan pasado tres cosas:

Uno: “Que averiguemos si la distribución de este virus se parece a un iceberg, que está un séptimo por encima del agua, o a una pirámide, donde vemos todo. Si en este momento sólo vemos una séptima parte de la enfermedad real es porque no estamos haciendo suficientes pruebas. Es como si estuviéramos ciegos”.

Dos: “Que tengamos un tratamiento que funcione, una vacuna o un antiviral”.

Tres: “Tal vez lo más importante, que un gran número de personas -en particular enfermeras, médicos, policías, bomberos y maestros que han tenido la enfermedad- sean inmunes. Para eso tenemos que poder verificarlo y crear un sistema que los identifique, ya sea una pulsera o una tarjeta con su fotografía y algún tipo de sello en ella. Recién entonces podemos estaremos los suficientemente seguros como para enviar a nuestros niños de vuelta a la escuela. Recién entonces sabremos que el profesor no es infeccioso”.

Para Brilliant, “cuando esas tres cosas sucedan, es cuando la normalidad volverá”.