¡ESTÁN CLAROS! Transportistas del oeste de Caracas: La cuarentena es por la gasolina

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Debido a la medida, trabajan de 7:00 am a 3:00 pm, aunque afirman que, a partir de la 1:00 pm, es escasa la afluencia de usuarios. «Los próximos días serán mejor para nosotros, la gente va a salir a buscar qué comer», consideran

Por Estefani Brito / @ebritop22 / El Nacional

A partir de las 6:00 am llegan a las distintas paradas para esperar a los primeros usuarios, en medio de un escenario solitario. Pese a que la afluencia de pasajeros ha disminuido, siguen saliendo a las calles día a día para tener con qué abastecerse de alimentos.

«A las 7:00 am sale el primer carro. Como la gente no trabaja y los niños no estudian, no salen tan temprano. Trabajamos hasta las 3:00 pm esperando pasajeros, pero después de la 1:00 pm es muerto, ya no hay casi gente» expresó José David Pérez, chofer de 35 años de edad, a El Nacional.

El transportista, de la ruta El Cementerio-Pérez Bonalde, indicó que no tiene problemas para realizar su trabajo, pese al cierre de las calles por las que transita. «Cierran las calles, pero a nosotros nos dejan trabajar de maravilla. Aunque hay rutas que no tienen vida», indicó.

Las líneas más afectadas por la prohibición del tránsito vehicular y la poca afluencia de pasajeros, mencionó, son la de Antimano-Capitolio, la Valle-Coche y la de la avenida Sucre-Altamira.

«Los directos no tienen nada de vida y hay otras en las que tardan hasta tres horas para poder salir», señaló.

«Yo gano entre 600.000 y 900.000 bolívares, depende del día. Pero hay rutas que están muertas, solo hacen 200.00 o 300.000», agregó.

Ramón Antonio Jáuregui, de 62 años de edad, es transportista de la ruta Antimano-Capitolio. La línea recorre Montalbán, El Paraíso y la avenida Baralt.

Sin embargo, indicó, por el cierre de las avenidas principales se ha visto en necesidad de tomar las calles aledañas para continuar prestando el servicio.

Esto, afirmó, dificulta el trabajo diario, afectado por la poca afluencia de usuarios. «Trancan calles sin necesidad y así no nos es posible pasar, tenemos que rodear las calles y tomar caminos verdes», explicó.

«Nosotros no deberíamos tener problemas para trasladarnos. Uno presta un servicio para la gente, trabaja por el público», resaltó.

Transportistas en crisis
Los transportistas caraqueños prestan sus servicios en medio de una emergencia humanitaria compleja, que ha dejado en crisis al sector. A esto, se le suma la escasez de gasolina que ha alcanzado su punto álgido en plena cuarentena.

«El conductor con el que trabajaba dejó de prestar servicio porque no consigue gasolina o se la quieren vender en dólares», dijo David Hernández, colector de 46 años de edad.

Esta crisis, indicó, ha llevado a la mayoría de las camionetas de pasajeros que usan gasolina a paralizarse. Mientras otros choferes en la misma condición, realizan colas, en ocasiones, de dos días para abastecer el tanque de combustible.

«Hace dos semanas hizo la cola toda la noche, pasó toda la mañana y solo le llenaron 30 litros. ¿Qué iba a hacer con eso? Así no pueden trabajar», subrayó.

Los autobuses que cuyos motores utilizan gasoil, como los de Pérez y Jáuregui, también son víctimas del sobreprecio y horas de colas en las estaciones de servicio.

«Hay que pagarle al bombero y al guardia entre 200.000 y 300.000 bolívares para llenar 70 litros de gasoil. Además, perdemos al menos tres horas en colas», denunció Jáuregui.

«La gasolina quieren cobrarla en dólares y el gasoil, que está en 0,48 bolívares, lo tienes que pagar 200.000 bolívares. ¿Para dónde va eso? ¿Quién se queda con ese dinero? Nosotros tenemos que pagarlo por obligación porque si no nada más nos llenan la mitad del tanque», agregó.

El abastecimiento total del vehículo, señaló, les alcanza a los transportistas para un día y media mañana de trabajo, donde realizan alrededor de siete vueltas.

A esta situación se sum a el pago del aceite de motor a cuatro dólares y, en caso de espicharse un caucho, el pago de la reparación que sale entre cinco y siete dólares.

«Tenemos que echarle por lo menos un aceite diario al motor, es un gasto. Además, evitamos espicharnos porque el arreglo está carísimo», indicó.

Un trabajo para medio comer
Para poder abastecer sus hogares de alimentos y mantener los vehículos, los transportistas se ayudan con los dueños de los autobuses. Aunque pagan el alquiler del vehículo, el trabajo diario alcanza para costear el sueldo de los colectores y quedarse ellos con una parte.

«Nos da para medio comer porque no hay efectivo. La gente tampoco tiene dinero, paga muchas veces con lo poco que carga encima», manifestó Jáuregui.

El hombre es actualmente el sustento de un hogar de nueve personas: con su esposa, tres hijas y cuatro nietos.

Con lo que hace diario, indicó, solo logra comprar medio cartón de huevos en 300.000 bolívares, una harina de maíz en 125.000 bolívares y un arroz en 120.000 bolívares.

«La caja CLAP no llega y si llega es cada mes, y es una tontería, y con lo que trabajo no alcanza para la proteína. Compro arroz, pasta y huevo, que es lo más económico. Tengo tiempo que no como queso», mencionó.

Aunque el escenario es similar, a Pérez su trabajo le da para «hacer un mercadito» más variado. Como cabeza de un hogar de cinco integrantes -esposa y tres hijos-, tiene posibilidad de rendir más la comida.

«Se hace el sustento del día a día. Si hoy compro huevo, mañana no compro lo mismo. Así puedo comprar carnes y otras cosas, pero no todos los días», resaltó.

A Hernández, cuyo ingreso es menor, tiene que ahorrar dos o tres días para poder llevar el sustento a su casa, donde tiene una esposa y tres niños.

«Yo gano de 200.000 bolívares a 400.000 bolívares diarios, tengo que reunir para poder comprar una harinita y unos huevitos, eso no alcanza para nada», subrayó.

«Aquí el problema es de gasolina»
Al inicio de la cuarentena la afluencia de usuarios era mucho menor que ahora, que corre la tercera semana de aislamiento social, coinciden los trabajadores del sector transporte.

Para ellos, la extensión de esta medida se debe a la crisis de gasolina que vive el país, en lugar del covid-19. El virus, según cifras del régimen, ha dejado hasta este martes 288 personas contagiadas y 10 muertos.

«Yo tengo 22 años trabajando como transportista, yo sé cómo son las cosas. Este país es bendecido, aquí el problema es de la gasolina y no viene de ahorita», indicó Jáuregui.

Para Pérez, aunque la medida fue acertada debido a la gravedad del coronavirus, consideró que es una excusa para mantener a los ciudadanos en sus hogares.

«Uno está claro que con esa enfermedad no hay que jugar, pero este no es un problema del coronavirus. Esto más bien les cayó como anillo al dedo por la crisis de gasolina», manifestó.

Debido a eso, agregó, no siente miedo de infectarse de covid-19. «Aquí no hay esa vaina, si uso el tapabocas es para que me dejen trabajar porque eso asfixia», dijo mientras señalaba la mascarilla que le cubría solo la boca.

Afirmó que su preocupación actual es por la gasolina, necesaria para poder utilizar una moto que posee. «Me cuesta abastecer la moto de gasolina. Hago trueques o la compro en un dólar el litro», mencionó.

Expectativas
Los transportistas consideraron que la cuarentena se mantendrá hasta que logren resolver la crisis del combustible.

«Si mañana resuelven el problema de la gasolina, mañana mismo quitan la cuarentena», expresó Pérez.

Sin embargo, los transportistas coincidieron en que esta medida no impedirá que los ciudadanos continúen saliendo a las calles.

«La gente ha colaborado mucho, a pesar de la necesidad. Los primeros días tomaron la cuarentena, ahorita están saliendo un poco más a buscar el pan de cada día», señaló Jáuregui.

Los días por venir, indicó Pérez, serán de mayor productividad para los transportistas, que se vieron paralizados la primera semana de cuarentena.

«Los próximos días que serán mejor para nosotros, la gente va a salir a buscar qué comer. Dentro de poco, habrá vida hasta las 3:00 pm y, poco a poco, la gente no le va a parar. Tienen que salir porque nadie les va a dar para comer», recalcó.