¡INFILTRADO POR EL SOCIALISMO! El chavismo en USA, Por Gustavo Tovar-Arroyo

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Ni la peor pesadilla
Nadie imaginó ni en su más tétrica visión de las cosas, la patética crisis que sacude al país. De quiénes recuerdo, sólo Manuel Caballero y Mario Vargas Llosa tuvieron una visión aproximada del apocalipsis que arrastraría Hugo Chávez en su paso por el poder, pero a decir verdad nadie previó las hondas dimensiones de nuestro colapso. Nadie. Recientemente conversé con Mario en Madrid y le insistí: ¿imaginabas un hundimiento tal cual lo estamos padeciendo actualmente en Venezuela?
Su respuesta fue sórdida: “Ni en mi peor pesadilla. Lo que estamos observando es un caos inédito e inenarrable”.

Devorados entre nosotros mismos
Cada nación tiene sus propias desventuras y crisis políticas, cada una las estima, reacciona y sobrelleva según sean sus propias condiciones culturales, costumbres y usos sociales. Así una dictadura en Perú representa un tipo de trance diferente a una dictadura en España o en la India. Ninguna nación reacciona igual a una dictadura. La dictadura chavista, en nuestro caso, ha florecido lo peor de la cultura venezolana: su vanidad, su corrupción, su crueldad, su barbarie y su autofagia (capacidad para devorarnos a nosotros mismos).
Nuestros orígenes antropológicos de piratas del Caribe aparecieron asaltando y destruyendo toda edificación humana, fuese moral, material, cultural o política.

La alianza de los execrables
El chavismo, además, intentó con incalculables sumas de dinero, pervertir y corromper a la región y al mundo. Se asoció con lo más execrable e inhumano del planeta: el terrorismo islámico, el narcotráfico, la guerrilla, el comunismo y los intereses especiales de la corrupción mundial, e intenta –con su barbarie– demoler las bases de la decencia, de la libertad, de la democracia o de la civilización donde las hay, sea España, México, Estados Unidos. No se quedó con los brazos cruzados, es obsesivo en destruir y usa el dinero de su petróleo para lograrlo. Nadie imaginó tampoco que haría tanto daño, pero está causando estragos donde puede.
Lo hicieron en Chile financiando unas vandálicas protestas, lo hicieron también en Colombia, ahora lo hacen en Estados Unidos.

Babosos de riqueza
Obviamente no se le puede atribuir ni a Maduro ni a Cabello tanta genialidad del mal, esto es obra de los cubanos que llevan decenas de años intentando –junto a los rusos– causar trastornos en el mundo para controlarlo, pero sin recursos económicos les fue imposible, ahora con los recursos de Venezuela su misión devastadora está materializándose. Las recientes protestas en los Estados Unidos, en principio idóneas y pertinentes dado el abominable crimen contra George Floyd, se han convertido en singulares actos de vandalismo y frivolidad chavista. Observar a delincuentes de izquierda saquear tiendas de lujo como Louis Vuitton o Gucci como “protesta” al vil asesinato es un síntoma ineludible de presencia chavista, así son todos: babosos de riqueza.
No exagero, han aparecido por doquier en las criminales protestas, representantes del chavismo, que han sido adoctrinados para causar estragos.

Civilizar a la humanidad
Creo en la protesta como mecanismo social que despierta conciencias en naciones adormiladas o secuestradas por tiranías criminales (como Venezuela). Creo, además, que la protesta noviolenta ha civilizado a la humanidad y ha logrado enormes avances en el reconocimiento de los derechos y libertades de las minorías y del ser humano en general, pero lo que vimos en Estados Unidos (me tocó observar a los “protestantes” en Miami) nada tiene que ver con civilidad ni con Floyd ni con la reivindicación de ningún derecho, lo que estamos viendo es vandalismo comunista cuyo único objetivo es menoscabar las bases de la democracia más avanzada del mundo.
Los venezolanos nunca creímos que nuestro país, el más rico y con la democracia más ejemplar del continente, podría arruinarse como lo está por el comunismo. Pero aquí estamos: en ruinas.

Testigos de la última debacle
Los Estados Unidos ya fue infiltrado por el socialismo y sus socios: el narcotráfico y el terrorismo islámico. O lo enfrentan con tenacidad y fiereza o veremos derrumbarse a la nación más poderosa del mundo y con ella a la civilización occidental tal como la conocemos. Los venezolanos fuimos víctimas de nuestra debacle como nación, ojalá no seamos testigos de la debacle de México y de los Estados Unidos. Tenemos que advertir y luchar contra la barbarie socialista que acabó con nosotros, tenemos las heridas abiertas, mostrémoslas.
El chavismo –esa peste– ya pisa territorio norteamericano. Está aquí.
Hay que denunciarlo y combatirlo.