Vacuna contra la COVID-19 sería gratuita en México

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México llegó a un acuerdo con Argentina y el laboratorio AstraZeneca para producir una potencial vacuna contra la COVID-19 que sería gratuita para la población, dijo este jueves el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

El Impulso

Si supera la última etapa de pruebas o fase 3, la vacuna que fue desarrollada por la Universidad de Oxford estaría disponible para la región en el primer trimestre del próximo año.

De acuerdo con lo anunciado, la vacuna se fabricaría en Argentina y México sería el responsable de envasarla y distribuirla en toda la región con excepción de Brasil, que ya tiene un acuerdo propio con la misma farmacéutica firmado en junio.

La víspera el presidente de Argentina, Alberto Fernández, dio la primicia del acuerdo.

Sylvia Varela, presidente y directora general de AstraZeneca en México, dijo que el costo de cada vacuna rondará los cuatro dólares, pero López Obrador sostuvo que el gobierno absorberá ese gasto para que llegue gratis a todos los mexicanos.

Previamente el mandatario mexicano había dicho que el país contaba con una reserva de hasta 100.000 millones de pesos (unos 4.500 millones de dólares) para comprar vacunas de COVID-19, pero el costo tan bajo permitirá que la erogación sea menor.

“Este acuerdo va a significar un monto menor a los 25.000 millones (unos 1.120 millones de dólares) para que tengan acceso a la vacuna todos los mexicanos, todos. Se dice universal pero a veces no se entiende qué significa el término universal… es para todos y nosotros tenemos que cumplir con lo que establece el artículo cuarto de la constitución, el derecho del pueblo a la salud y a la atención médica, medicamentos y vacunas gratuitos”, dijo López Obrador en una conferencia de prensa.

La fundación del millonario Carlos Slim jugó un papel importante porque es la que financia el convenio con México y Argentina.

“Como el objetivo no es el lucro se busca una fundación, en este caso la Fundación Slim que ha sido promovente (promotora) de este acuerdo y entonces la Fundación al participar garantiza que efectivamente se pueda iniciar la producción en tiempo y forma”, dijo el canciller mexicano Marcelo Ebrard. “¿Y los gobiernos cómo participamos? Participamos haciendo los pedidos de las vacunas correspondientes a cada país y garantizando su pago en su momento… Es una asociación entre instituciones públicas, instituciones educativas, gobiernos de varios países y una fundación privada”.

De acuerdo con lo expuesto en la rueda de prensa, una vez que la vacuna esté lista México sería el encargado de distribuirla en la región y el costo dependerá de lo que decida cada gobierno.

La farmacéutica anunció que el acuerdo es por una dosis inicial de 150 millones de vacunas que se distribuirían en toda la región.

“En otros países puede ser que se decida cobrar o seleccionar a quién se vacuna y a quién no… Van a tener todos los mexicanos acceso a la vacuna y no debe haber preocupación por la gente pobre, tiene garantizada la vacuna la gente más humilde, la gente más pobre y no se va a quedar al final”, dijo López Obrador.

La vacuna de AstraZeneca es una de varias que se encuentran en diversas etapas de ensayo en todo el mundo.

AstraZeneca cerró una serie de acuerdos similares en todo el mundo para distribuir la vacuna experimental contra el COVID-19, la cual ha tenido resultados prometedores en las primeras fases de pruebas.

Sus convenios incluyen a Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Europea, así como con la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias -una coalición público-privada con sede en Noruega-, y la Alianza de Vacunas GAVI, una asociación público-privada establecida en Ginebra.

Los llamados ensayos de fase 3, como los que se realizan para la vacuna de AstraZeneca, suelen durar meses e implican a miles de personas, la única forma de demostrar si una vacuna experimental es segura y si realmente funciona.

La Organización Mundial de la Salud dijo que todas las posibles vacunas deben completar las fases de ensayo antes de ser distribuidas. Los expertos han advertido que si no cumplen con los protocolos pueden provocar un impacto negativo en la salud y crear una falsa sensación de seguridad o socavar la confianza en las vacunas.