Las colas de vehículos para surtirse pueden significar semanas de espera en el interior del país, y unos cuantos días en Caracas
Emely Marcano / El Nacional
Venezuela de nuevo sin gasolina. Otra vez la incertidumbre de saber cuándo se volverá a surtir combustible. Lo poco que queda, distribuido por cuenta gotas y luego de pasar por largas colas, es un proceso tormentoso, estresante y que llena de desasosiego a cualquier que necesite abastecerse.
Las colas de vehículos para surtirse pueden significar semanas de espera en el interior del país, y unos cuantos días en Caracas. Horas y días sin dormir. Fácilmente una persona puede permanecer entre 48 y 72 horas sin descansar.
Reinaldo Rivas, de 46 años de edad, se encarga de hacer transporte. Se vino de Valencia porque allá no hay gasolina y para su trabajo eso es vital. Tomó el riesgo de viajar a Caracas, donde tiene familiares, para probar suerte. Llegó el martes a las 5:00 am a la estación de servicio de El Hatillo, que surte a precio internacional, pero la gandola no llegó ese día. Se mantuvo en la cola, kilométrica. Hasta las 5:15 pm de este jueves el combustible no llegó. Los empleados del lugar solo decían que esperaban la gandola.
“Estoy desesperado. No he dormido nada. Con lo poco que me queda de gasolina no puedo regresarme. Tendré que ver adónde me muevo o seguir esperando acá. Estoy agotado”, expresó.
La mayoría de las personas hacen cola desde el lunes. Rivas recorrió antes las estaciones de servicio de Altamira y Prados del Este. En ninguna abastecían. “Es una total incertidumbre. Solo te dicen que esperan la gandola, pero ya uno no haya a quién creerle”, afirmó.
La última información que le dieron a Rivas es que a la estación de servicio de La Ciudadela ha llegado gasolina todos los días. “Tendré que irme para allá a ver”, indicó.
EE UU confirmó que incautó la carga de cuatro buques enviados por Irán a Venezuela
Detenciones por gasolina
A los venezolanos en las colas se les olvidó cuántos cafés han tomado, cuándo fue la última vez que durmieron o se alimentaron. Cuándo fue la última vez que se bañaron.
La desinformación, los rumores y la incertidumbre sobre los problemas de abastecimiento multiplican el nerviosismo, dicen, y precipitan a muchas personas a las estaciones de servicio, abarrotadas, actualmente administradas por militares. Las últimas dos semanas han sido un caos. Volvieron las colas y las protestas.
Como es el caso del médico Williams Arrieta Nava, detenido el miércoles, tras denunciar que los policías que custodiaban la estación de servicio Las Américas en Puerto Ordaz. Dijo que dejaban pasar a conductores a los que no les correspondía abastecerse de gasolina, de acuerdo con el número de la placa del vehículo fijado para ese día.
En Caracas muchas de las estaciones de servicio permanecían cerradas este jueves. En las pocas que estaban abiertas las colas eran interminables. Algunas personas manifestaron que ya tenían al menos cuatro días esperando.
Accidentes industriales
Después de algunas semanas de “relativa normalidad”, el precario acceso al combustible volvió a alterarse por otros accidentes y desperfectos en la refinería de Cardón, en el occidente del país.
El régimen de Nicolás Maduro puso de nuevo sus esperanzas en Irán. Al menos tres tanqueros habrían cargado 825.000 barriles de gasolina en el puerto iraní de Shahid Rajaee, en el estrecho de Ormuz con destino a Venezuela.