La fuga del opositor precipita la caída de Néstor Reverol, uno de los pesos pesados de la revolución, en pleno cruce de acusaciones entre los Gobiernos de Madrid y Caracas
DANIEL LOZANO / @danilozanomadri / El Mundo
La fuga de película protagonizada por Leopoldo López, pese al estrecho marcaje de la policía política chavista, se ha cobrado su primera víctima en el seno del gobierno revolucionario. Nicolás Maduro anunció el domingo el relevo del general Néstor Reverol al frente del Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, transcurridas sólo 32 horas de la escapada del dirigente opositor desde su encierro en la Embajada de España.
Reverol es uno de los pesos pesados de la revolución, incluso está señalado junto al «hijo de Chávez» por la Misión de Naciones Unidas por delitos de lesa humanidad. El general de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) asume al frente del Ministerio de Electricidad, en medio de una pavorosa crisis de los servicios públicos, que ha lanzado a miles de venezolanos a las carreteras para huir a pie hasta Colombia. Según Maduro, Reverol es un experto en temas eléctricos, un virtud hasta ahora desconocida.
Al frente de la cartera de Interior queda la almiranta Carmen Meléndez, quien ya ocupó el cargo en 2014 y que hasta ahora se desempeñaba como gobernadora del estado de Lara. Se trata de una persona de la máxima confianza del matrimonio presidencial, tanto en términos políticos como en financieros.
El chavismo recibió como si se tratara de un doloroso torpedo la fuga de su preso político más emblemático, un rival a quien siempre ha temido. Una escapada que también ha tensado aún más las siempre volcánicas relaciones entre los gobiernos de Caracas y Madrid, con el cruce de acusaciones y de comunicados.
Mientras el gobierno de Maduro acusaba directamente de complicidad en la fuga a Madrid y en especial al embajador Jesús Silva, Exteriores criticó sin ambages las detenciones y persecución contra personal de la Embajada. De momento los seis vigilantes de la legación diplomática detenidos el sábado fueron liberados en las últimas horas, mientras la cocinera de López, Nubia Campos, y los dos escoltas cercanos a la familia permanecían bajo arresto, según la diputada Delsa Solórzano, vicepresidenta de la Comisión de Justicia y Paz.
«Hay que abrir una investigación criminal y se entrevistó a algunas personas que trabajaban en la Embajada de España. Dijeron cosas interesantes acerca de la relación íntima del embajador con Leopoldo López y esas cosas van a salir», señaló ayer Jorge Rodríguez, exministro y mano izquierda de Maduro sobre las detenciones realizadas.
«Venezolanos inocentes, trabajadores y honestos. Hay que ser muy miserable para mantenerlos secuestrados y a sus familias en zozobra. Nadie está exento de la persecución de la dictadura, por eso debemos enfrentarla juntos y unidos», reaccionó Juan Guaidó, presidente encargado reconocido por España y el resto de democracias occidentales.
El Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) no se conformó con las capturas y también hostigó a cuatro policías nacionales españoles que trabajan en la Embajada y viven en un edificio cercano. Los agentes chavistas tomaron el parking y todo el inmueble, entrando en cada uno de los apartamentos durante una operación que se desarrolló durante el domingo.
Las declaraciones de distintos dirigentes de la revolución («López es un cobarde y un mentiroso, su esposa dijo que no se iría de Venezuela», añadió el hermano de la vicepresidenta Delcy Rodríguez) reflejan hasta qué punto la fuga del coordinador de Voluntad Popular ha molestado al chavismo. No sólo por ser quién es, el «monstruo de Ramo Verde», como llegaron a llamarlo en otro ejercicio propagandístico.
También porque la odisea para escaparse de las garras bolivarianas rompió el relato mediático del fin de semana, que se las prometía felices: victoria del sí en el plebiscito chileno, la celebración de un simulacro de cara a las elecciones del 6-D y la presentación del «milagroso» remedio encontrado por científicos venezolanos para luchar contra el covid-19.
«El debate en el exterior se oxigena con la llegada de López a España, pero debe ser un condimento para el plato principal: la lucha política interna, que hoy luce débil ante la falta de esperanza de cambio en tres cuartas partes de la población venezolana», resumió el analista político Luis Vicente León.
Freddy Guevara, colaborador muy cercano a López, ha negado que su jefe político vaya a encabezar una especie de gobierno en el exilio, una idea acariciada en la oposición como respuesta a la persecución del chavismo.