De acuerdo a las normas electorales, según la Constitución Bolivariana, el año venidero llegan al final de su mandato gobernadores y alcaldes. También cumple el inquilino de Miraflores la mitad de mandato, así sea legal o como usurpador. Pero es la mitad de mandato. Eso amerita una respuesta política sin paja por parte de la oposición que hoy acompaña a Juan Guaido’, quien sigue contando con mucho respaldo popular.
El 2021 es, en pocas palabras, un año para elegir a candidatos del oficialismo y de la maltrecha oposición que no entendió que estaban obligados a unirse en una alianza perfecta para poder quitarle 100 o más diputados al PSUV y aliados. Sin embargo, ya se comenta que la unión no se dió por compromiso con el inquilino de Miraflores, el cual, según, hizo ofrecimientos que no podían rechazar. Eso es posible en un país tropical como el nuestro, donde para mover palmeras en playas exquisitas, es necesario estar bien…acompañado y cargadas las arforjas.
Sin embargo, muchos se siguen comiendo el cuento del «compromiso con la patria». Es el problema o el detalle, como diría don Mario Moreno, «Cantinflas», quien debe estar arrecho en el cielo por los tantos imitadores de malas escuelas; aún cuando se precian de ser los mejores, la verdad sea dicha.
Lo cierto es que para el oficialismo y para la oposición que lo acompaña, el año que viene es importante en lo electoral, tanto para los que aspiran gobernaciones como alcaldías, legisladores y concejales. Para ellos Venezuela no es lo que cuenta. No cuenta el alto precio de la comida; nada importa que no haya gasolina; nada importa que los salarios sean de hambre y que hasta las canillas de pan estén dolarizados. Sus problemas son otros: el poder para enriquecerse de la manera más inmoral que puedan, para luego buscar reconocimiento social. Venezuela no es su problema.
No obstante, a muchos de ellos, sobre todo los de la oposición, nada les importan los resultados obtenidos el 6D. Eso es clavo pasado. Lo importante es el futuro, ya que al salir tal o cual dirigente, con seguridad obtienen el triunfo. El pueblo bien vale un recuerdo de una gestión, un discurso empalagoso o un «bono de Maduro». Sin olvidarnos de las escuálidas cajas del Clap y el milagroso Carnet de la Patria. Si quieren más, sería bueno que visiten la Corte Celestial con un pastor que no reparta hostias sino sopas.
El Referéndum en puerta
El 12D realizaron en el país la Consulta Popular, liderada por la Sociedad Civil y Juan Guaidó, la cual cuenta hoy con unos resultados que deben ser tomados en cuenta por el gobierno, la comunidad internacional y por la dirigencia opositora de casa amarilla. Más de seis millones de firmas indican que son millones de venezolanos que quieren una salida democrática y electoral. Por eso, tal como me han dicho amigos, no convocar ya la activación del Referéndum Revocatorio sería un suicidio. No hay otro camino. Eso lo saben los integrantes del G4, como también gente del gobierno que hacen ojitos para ver cómo salen ilesos de esta vaina.
¿Estarán Juan Guaidó y sus Panas conscientes de lo que tienen frente a sus narices? Aquí hay mangos bajitos. Es más, muchos de los que fueron a votar el 6D, con seguridad van a salir a firmar el día que sea activado el Referéndum contra Maduro. Incluso, es posible que el mismo Nicolás Maduro salga a firmar para salir a entregar el poder cuando sepa que más de ocho millones de venezolanos firmaron contra él. La mesa está servida. En la demora está el peligro. Eso lo sabe Juan Guaidó. Lo saben los militares del PSUV, los cuales dejaron de ser de Venezuela, toda vez que violaron el 328 de la Constitución Bolivariana, así busquen como justificarse hoy.
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