Brindis y uvas, bailes, resoluciones y rituales… la medianoche del 31 de diciembre es un momento de festejo, esperanza y recuento para millones de personas en todo el planeta.
Un año «termina» y otro «comienza» y, con él, las aspiraciones de un mejor tiempo y de innumerables propósitos y nuevas metas.
Es el último día del calendario gregoriano, el patrón de 365 días (más uno en bisiesto, como 2020) que ha regido en Occidente desde que se dejó de usar el calendario juliano en 1582.
Su paso celebra el fin de un ciclo que ha marcado las cuentas del tiempo para diversas culturas desde hace milenios: una vuelta completa de la Tierra alrededor de su estrella.