Sin una negociación política nacional e internacional, que rescate la vía electoral como mecanismo de institucionalización del país, no hay absolutamente ninguna posibilidad de resolver el conflicto el cual se prolongará indefinidamente.
Así lo señala el economista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, en su acostumbrado intercambio de todos los viernes, con sus seguidores en las redes sociales, en torno al acontecer político, económico y social del país, específicamente a través de su cuenta oficial en Twitter.
El valor del bolívar depende de la confianza. Sin confianza, pueden maniobrar un rato con la cantidad de dinero que dejan circular, pero al final siempre explota la devaluación. Y eso es un fenómeno imparable que continuará durante todo el 2021.
Admite que lamentablemente la economía venezolana está llena de distorsiones graves, advierte que no hay una dolarización sino una masificación informal y desordenada del uso de divisas y eso no se traduce en regularizaciones salariales, más allá de los impactos “de facto”.
Insiste en que no hay forma de resolver el problema económico sin rescatar confianza en las instituciones y en la capacidad de las autoridades de desarrollar un modelo racional, respetuoso de la inversión y la empresa privada. Y eso requiere acuerdos políticos más que medidas económicas aislada.
Advierte que el mapa de interés económico del gobierno de Maduro está restringido empíricamente a sus aliados y al sector privado internacional irreverente a las sanciones. Esto podría generar un cambio fundamental en el perfil futuro de los inversionistas en Venezuela.
Económicamente, la instalación de la nueva AN oficialista servirá como mecanismo de implementación de la Ley Antibloqueo, buscando abrir espacios a la privatización y a las concesiones privadas en sectores sensibles, orientadas a sus aliados más que a la inversión en general.
Advierte que el nombramiento de Jorge Rodríguez en la presidencia AN muestra que Maduro preserva (y muestra) su fuerza interna en el chavismo y busca que cualquier intento de negociación política futura parta por el reconocimiento implícito de su institucionalidad.
Sobre el papel que jugará la AN electa el 6D,bel economista indica que hará lo mismo que ya hacían las instituciones de poder controladas por la revolución, como el TSJ y la ANC. Decidir en función del interés de la revolución. Es más un tema formal que de fondo.
Asegura que la estrategia Maduro frente a los diputados del 2015 está cantada. Buscará consolidar una bóveda de miedo para fracturarlos y desmembrar esa institucionalidad, aunque difícilmente cruzará la línea Guaidó, pues entorpecería cualquier posible arista de relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos.
Precisó que la Ley Antibloqueo es el mecanismo que se utilizará para abrir espacios al sector privado, incluyendo áreas constitucionalmente restringidas al Estado: energía y petróleo. Pero su atractivo está restringido a inversionistas de países aliados a la revolución o a empresas irreverentes a las sanciones.
Sobre la posibilidad que la oposición se una de cara a las elecciones regionales, expresa que sin haber pasado por una negociación interna que los obligue a decidir a través de una metodología común: NO. Pero lo que está claro es que la presión dentro de la oposición para participar en regionales será ínfimamente mayor que en parlamentarias y, en mi opinión, imparable.
En torno a una posible recuperación económica en el 2021, afirma que el proceso político tiende a radicalizarse, pero en paralelo se estima una mayor apertura en materia económica (para esquivar sanciones). Eso puede abrir espacios a la inversión y negocios, pero con altos niveles de riesgo y elevada tasa requerida de retorno.
Al responder sobre el mejor país para emigrar, afirma que la decisión de emigración es personalísima y no existe una “receta de cocina” común para todo el mundo. Agregó que en todas partes hay oportunidades de inversión y negocio. Lo que cambia es la tasa requerida de retorno de las inversiones (más altas en países riesgosos) y la aversión al riesgo de los inversionistas (en estos países debe ser muy baja o no se concretan inversiones).
Admite que es más probable ver cambios profundos en el modelo económico del chavismo (hacia una mayor apertura al sector privado) que ver un cambio político en Venezuela en el corto y mediano plazo.