Varios han sido los análisis y posibles predicciones por parte de expertos en Estados Unidos sobre cuál será la estrategia política del gobierno de Joe Biden hacia Venezuela. Algunos miembros de su gabinete han dado indicios de que se podrían buscar acercamientos con Nicolás Maduro. Sin embargo, algunos demócratas y republicanos en el Congreso estadounidense ven con escepticismo este eventual escenario, publicó la Voz de América, una nota escrita por Cristina Caicedo Smit.
“Lo que ha pasado en los últimos años es que hasta el papa Francisco quiso hacer una negociación y Maduro no quiso. Pero en cualquier momento, si es legítimo el esfuerzo de Maduro de sentarse con el líder opositor, Juan Guaidó y tener una conversación, yo creo que este país estaría de acuerdo”, señaló en entrevista con VOA, Albio Sires, legislador demócrata y miembro del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos.
Por su parte, el representante republicano Mario Díaz-Balart, quien está a la expectativa de cuál será el accionar del nuevo mandatario respecto a la crisis venezolana, advirtió que indicar que se puede dar un diálogo con lo que cataloga como la dictadura de Maduro, puede ir en contra de lo que quiere el pueblo venezolano.
“Es darle un salvavidas a la dictadura. Espero que el presidente Joe Biden no haga lo que Maduro quiere y espera que va a recibir, -y es un alivio a las sanciones-, y unas negociaciones que le den legitimidad”, señaló Díaz-Balart en entrevista con VOA.
Al respecto,el secretario de Estado, Anthony Blinken, ratificó su compromiso con la búsqueda de soluciones a la crisis de Venezuela. Sobre las numerosas sanciones y acciones que buscan imponer mayor presión hacia Maduro, impulsadas por el gobierno de Donald Trump, el jefe de la diplomacia estadounidense indicó: “Ahora, por todos esos esfuerzos que yo apoyo, no hemos obtenido los resultados que necesitamos”.
Maduro dice que está dispuesto a dialogar
Mientras la nueva administración estadounidense organiza su gabinete y establece sus prioridades, el régimen de Maduro lanzó lo que algunos interpretan como una “rama de olivo”, a la espera de que el presidente Joe Biden esté dispuesto al diálogo.
“Yo llamo a que el nuevo gobierno de Estados Unidos supere la demonización que han hecho de la revolución bolivariana, al comandante Hugo Chávez y a Nicolás Maduro, y pasen la página a tanta mentira, a tanta manipulación y odio luego de cuatro años de crueldad trumpista contra Venezuela”, expresó recientemente en declaraciones en la televisión nacional.
Sin embargo, tanto el legislador demócrata, Sires, como el representante republicano, Díaz-Balart, concuerdan en afirmar que Maduro ha sido objeto de las sanciones por la crisis económica, política y humanitaria por la que atraviesa el país y, aseguran, es necesario que reciba más sanciones.
“Estas sanciones se pusieron por las acciones que Maduro tomó, no salieron del aire y él sigue abusando del pueblo venezolano; y creo que Estados Unidos y el mundo deben seguir poniendo sanciones”, señaló el legislador Sires a la VOA.
Por su parte, el republicano Díaz-Balart insistió en su posición de que la única negociación que se puede llevar a cabo con Maduro es acordar la hora y día de su salida del poder.
“Si la negociación es para mantener a Maduro en el poder o para comprarle tiempo, no sólo se está perdiendo el tiempo, sino que sería muy negativo para la causa de la libertad de ese valiente pueblo, el pueblo venezolano”, enfatizó el legislador por la Florida.
Si hay o no necesidad de imponer más sanciones contra el régimen de Maduro, las opiniones varían en el Congreso de Estados Unidos. Algunos legisladores expresan preocupación por los efectos negativos que, desde el punto de vista humanitario, han podido tener las sanciones, especialmente durante la pandemia de covid-19. Con estos argumentos, buscan que se revisen algunas medidas.
Otros congresistas como el ahora presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso, Gregory Meeks, han indicado que es necesario regresar al diálogo con organismos como el Grupo de Lima, la Unión Europea y el Vaticano.