Hay un país que sufre y padece las decisiones políticas de un modelo inviable y trasnochado, como esos que hacen llamar el «socialismo del siglo XXI», parapeto que le vendieron a Hugo Chávez en su momento y que, ¡eureka!, lo sigue utilizando Nicolás Maduro, quien terminará de bajar la Santa María de las ruinas.
Felix Sucre/ La Razón
Pues bien, de las decisiones políticas del PSUV y el Alto Mando Militar, quien tiene mucha responsabilidad en el desastre económico que hoy vive Venezuela. Como siempre trata el pilluelo, la culpa no es de quien está en Miraflores sino de quienes no los dejan gobernar, cuando llevan muchos años ganando elecciones con el CNE que han querido tener.
En este caso, hay que decir, para entrar en el asunto en cuestión, la oposición, partiendo de la posición política ideológica de cada partido, lo que ha sido un hecho bien conocido, aunque esto pueda molestar a los hipersensible dirigentes políticos que hacen política alejados del país que hace milagros para poder subsistir, mientras que ellos viven con sus necesidades cubiertas.
Esa es la misma oposición que ha asumido un liderazgo, en muchos casos, gracias a los medios de comunicación. Allí los periodistas han cumplido una línea del medio donde trabajan, en el otro lado están los periodistas independiente que hacen su trabajo con profesionalismo y ética, los cuales, en muchos casos, son acusados de palangristas por los mismos que se han servido de ellos.
Sin embargo, no ha sido la razón para que los medios, en manos hasta de mercenarios del periodismo, informen todos los días sobre la actividad de esos grupos partidistas.
Yendo al grano: la oposición tiene la brújula pérdida. Por eso hay una oposición exquisita que le gusta reunirse con los funcionarios de un gobierno que ha requerido de sus buenos oficios, por lo que los buscaron en nombre de un “diálogo nacional”, cuando la real intención era desmembrarla, como en efecto lo lograron, al extremo que le ofrecieron de todo, incluso, la libertad de los presos políticos y no les cumplieron, mientras ganaban tiempo para armar a los candidatos a la Asamblea Nacional, para lo que volvieron a la Constitución en una piltrafa.
En este caso, el grupo conocido como el G4, liderizado por Juan Guaidó no dejó de ser atacados por los otros opositores al servicio de Maduro, quien los colocó con mucha comodidad y sonrisas de la propia Vicepresidenta Ejecutiva Delcy Rodríguez, quien se sentía en Casa Amarilla como en la suya.
Mientras que ese selecto grupo de “líderes” opositores merodean cada metro del lugar, tal vez soñando hasta con un ministerio después de las elecciones parlamentarias del 6D. No obstante, eso resultados no fueron lo mejor para ellos.
Por eso es que han salido a quejarse, a cuestionar a los que llamaron a la abstención; casi le piden al gobierno prisión para ellos. No lograron hacer una alianza. Allí AD, Copei, MAS, Avanzada Progresista, Cambiemos, Unión Progreso, Esperanza por el Cambio, Ecológicos, todos sus dirigentes tenían, y siguen teniendo un proyecto político ajeno al país; su subsisten día es más importante que los problemas de Venezuela.
Entonces, ahora el grupo G4-Guaidó tienen como llegar a definir políticas, si en verdad están pensando en la gente que sufre y padece la hiperinflación inducida por las políticas de Miraflores, PUSV y Alto Mando Militar. La manera más rápida y conveniente para despejar a los fantasmas es llevar a cabo unas primarias y que de esta salga el liderazgo opositor venezolano, el que debe participar en las elecciones de gobernadores, alcaldes, legisladores y concejales.
No se puede tener a un país sometido. Ninguno de los grupos tiene total respaldo del pueblo. El Psuv y sus aliados son una gran minoría, la oposición de Miraflores es insignificante, mientras que el G4-Guaidó sigue sin dar demostración de buscar ganar espacios, cuando las regionales es el momento.
Deben tener claro que ya Trump y sus marines no desembarcarán en las costas venezolanas. Eso es una quimera. Ahora hay que hacer política con altura. Tener visión país. Para eso hay que tener también algo que no existe en esa dirigencia: humildad.
Tienen que tomar en consideración que la otra oposición, claro de Casa Amarilla quedó sin nada el 6D. Ese día mostraron que sus discursos no tienen conexión con la Venezuela rebelde, claro que volverá a abstenerse sino se escucha el tañir de las campanas. Chivo no come lloviendo, no se olviden de eso. Pues los votos no llegan a domicilio, mucho menos las decisiones políticas.