El Arco Minero del Orinoco, ignorado por completo en el discurso ambientalista de Maduro, es un área comprendida por los estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, víctima de prácticas despiadadas de minería y explotación de recursos naturales
El mandatario Nicolás Maduro ofreció un discurso durante una intervención virtual en el foro internacional reencuentro con la Pachamama, celebrado en Bolivia, en honor al Día Internacional de La Tierra -celebrado ayer 22 de abril-, en el que hizo énfasis la necesidad de promover la agenda ambiental.
Los movimientos «revolucionarios y sociales» fueron propuestos por Maduro para introducir una agenda ambientalista que permita el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, especialmente ahora que Estados Unidos se reincorporó a esta convención internacional.
«Ayer hubo importantes discursos, importantes propuestas, importantes ofertas. Creo que, sin lugar a dudas, la llegada de Biden a la presidencia (de Estados Unidos) ha vuelto a posicionar al cambio climático en la agenda global, y es una oportunidad que debe ser aprovechada por los movimientos revolucionarios y sociales del mundo para permitir el retorno del equilibrio natural», destacó.
En este sentido, apoyó una propuesta elevada por el gobierno de Bolivia, presidido por Luis Arce, ante el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, sobre convocar una asamblea general para tomar decisiones con respecto al cambio climático, de manera urgente.
De igual forma, instó a retomar iniciativas políticas de «movilización» de los pueblos de América para exigir a las autoridades políticas acciones en materia climática, y pidió al Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) asumir las propuestas que surgieron en el foro.
Horas antes, el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, sostuvo un encuentro presencial con su homólogo boliviano, Rogelio Mata, y el presidente de Bolivia, David Choquehuanca. En esta reunión se revisó la cooperación entre ambos países y las agendas que se promoverían a través del ALBA-TCP.
Mientras Maduro postula acciones ambientalistas en el mundo y exige el cumplimiento de los compromisos alcanzados en el Acuerdo de París, Venezuela queda cada vez más lejos de ser un ejemplo de respeto hacia la «Pachamama».
El Arco Minero del Orinoco, un área comprendida por los estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, es víctima de prácticas despiadadas de minería y explotación de recursos naturales.
Organizaciones, activistas y dirigentes políticos como el diputado Américo De Grazia han advertido sobre los daños irreversibles que padece este territorio rico en fauna, flora y recursos minerales.
Ya han transcurrido cinco años desde que Maduro creó la Zona Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco (AMO), que comprometió 111.843 kilómetros cuadrados para la explotación de minerales, un 12,2% de la superficie territorial de Venezuela. Desde entonces, se registran solo consecuencias negativas para el país, según afirmaba el año pasado el coordinador de Clima 21- Ambiente y Derechos Humanos, Alejando Álvarez, en un artículo publicado en El Correo del Caroní.
«Este daño está generando consecuencias ya presentes: Todas las cuencas de la Amazonía venezolana están contaminadas con mercurio, miles de personas en la región tienen muy altos niveles de mercurio en sus cuerpos, cientos de miles de personas están en riesgo de intoxicarse con este elemento y sus derivados», explicaba.