El Consejo Nacional Electoral ha convocado para este año, concretamente para el 21 de noviembre, las llamadas megaelecciones, donde se elegirán 24 gobernadores y 335 alcaldes. ¿Qué hará la oposición?
En los últimos comunicados del departamento de EE.UU. ocurre un hecho singular que podría pasar desapercibido, pero que ha tenido un fuerte impacto.
La portavoz del departamento de Estado, Julie Chung, así como el embajador para Venezuela, James Story, en sus comunicados y tuits, ya no llaman presidente al opositor Juan Guaidó. Le apoyan, sí, y respaldan su ‘Acuerdo de Salvación Nacional’, pero la idea del interinato, de un gobierno paralelo, que implica desconocer la Presidencia de Nicolás Maduro, ha salido de la gramática del gobierno de Joe Biden.
Y las consecuencias de todo ello no han tardado en verse.
Prolegómenos internacionales
Ya la Unión Europea, comenzado el año en curso, había girado su estrategia sobre Venezuela, dejando de reconocer a Guaidó como presidente encargado.
En la Cumbre Iberoamericana, celebrada el pasado mes abril, donde participaron casi treinta representantes de los gobiernos de la región, estuvo presente el gobierno de Maduro a través de la vicepresidenta Delcy Rodríguez.
En la arena internacional se va perdiendo el miedo a buscar un enfoque diferente, no amenazante, sobre el gobierno de Maduro y Venezuela
Esta semana, el presidente francés, Emmanuel Macron, compartió con su par argentino, Alberto Fernández, la necesidad de una salida pacífica y democrática para atender el tema de Venezuela, cambiando la posición mantenida por su gobierno durante los dos años anteriores.
El Grupo de Lima, por su parte, no ha vuelto a reunirse o a hacer declaraciones al respecto.
En la arena internacional se va perdiendo el miedo a buscar un enfoque diferente, no amenazante, sobre el gobierno y el país. El mundo se encamina a respaldar un evento electoral que hasta hace poco era desechado si Maduro no renunciaba antes.
Convocatoria de megaelecciones
El nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) ha convocado para este año, concretamente para el 21 de noviembre, las llamadas megaelecciones, donde se elegirán 24 gobernadores y 335 alcaldes.
Y los partidos de la oposición rápidamente se han comenzado a mover en esta dirección, cambiando su llamado abstencionista por la intención de participar electoralmente.
Su estrategia maximalista para tumbar a Maduro les ha impedido participar en las presidenciales de 2018, las regionales de 2019 y las parlamentarias de 2020.
Por ello, se han quedado prácticamente sin representación en estos espacios. Apenas cuatro gobernadores y un puñado de diputados opositores han sido electos, y todo ello porque han desconocido las líneas oficiales de sus partidos.
¿De la abstención a la participación?
El 10 de mayo, el dirigente Carlos Ocariz, militante de Primero Justicia, el partido de Julio Borges (‘canciller’ del interinato), pidió a la oposición legitimar toda la dirigencia local, regional y nacional por medio de una consulta: «Mucho se ha hablado de la presión interna para lograr condiciones electorales, ¿cómo se logra?, movilizando, ¿quiénes movilizan?, los líderes, ¿y quién lidera?, quien es reconocido como líder por la gente». El exalcalde ahora se muestra públicamente interesado en una «ruta que abra camino» para las presidenciales.
Para este viernes, además, Ocariz convocó una movilización en el neurálgico barrio de Petare para hacer planteamientos relacionados con las elecciones y la legitimación interna.
Con esta postura comienza a plantearse un problema interno en la oposición y su necesidad de girar hacia el tema electoral. Ya los problemas de legitimación, según el dirigente, no se ubican solo en el gobierno, sino también a lo interno de sus filas.
Freddy Guevara, del partido Voluntad Popular, quien desconoce al gobierno de Maduro y ha hecho llamados insurreccionales o de invasión a sus países aliados, ha confirmado una reunión con diputados oficialistas con la intención de «destrancar el juego». Ha afirmado, después del repudio de sectores radicales por dicha reunión, que el propio Guaidó sabía de las negociaciones.
Resulta interesante la anulación de varios calificativos que se le daban al presidente Maduro. Hasta hace poco, era llamado «narcotraficante» o «terrorista» por los líderes radicales de la oposición. Pero, de repente, ya ninguno de ellos utiliza estos epítetos para referirse al presidente. Usarlo les impediría abrir cualquier canal de diálogo, que ahora es lo único que quieren.
El gobierno de Joe Biden ha cambiado de estrategia, dejando de llamar presidente a Guaidó y dando luz verde para que la oposición participe en los comicios venideros
El periodista de oposición Román Lozinski lo dijo de esta forma: «Aquí no se decía nada, sobre negociación, sobre diálogo, mucho menos sobre elecciones, no se hablaba de CNE [Consejo Nacional Electoral] y de pronto esta avalancha de esta semana. Parece como si alguien hubiese dado una orden: ‘Bueno salgan ahora, vamos a convencer a la gente para que salga a votar’. ¿Qué paso en esta semana?»
Lo que ha ocurrido esta semana, más allá del establecimiento del nuevo CNE y de las intenciones de la oposición de participar en las elecciones, es que el gobierno de Joe Biden ha aclarado su cambio de estrategia en relación a Venezuela, dejando de llamar presidente a Guaidó y dando luz verde para que la oposición participe en los comicios venideros, donde, por cierto, el cargo de Maduro no está en juego.
Impacto en el chavismo
El impacto del giro electoral opositor también tiene su correlato en los factores del gobierno. Maduro ya ha afirmado que está listo para reunirse con toda la oposición, incluyendo a Juan Guaidó.
Por su parte, Diosdado Cabello, quien ha sido considerado como el segundo hombre del chavismo, tras ocupar el cargo de presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, además de vicepresidente del partido de gobierno, develó en su programa televisivo una fecha para las megaelecciones antes que la Asamblea Nacional oficializara el día de los comicios, lo que produjo reacciones en la oposición, que criticó que el ente estaría cooptado por el líder chavista.
Sin embargo, a las pocas horas, el ente comicial fijó una fecha diferente, con lo que evidenció su autonomía con respecto a la línea partidista.
Así, podríamos pensar que a lo interno del chavismo también habrá reacomodos y reacciones, por el inesperado camino electoral que se está imponiendo poco a poco.
Los reacomodos, cambios de estrategias y de lenguajes vendrán en todas las corrientes nacionales, una vez se descarte la vía violenta y se termine de concretar la ruta electoral.