El dólar paralelo superó la barrera de los cuatro millones de bolívares a finales de julio. Un primer semestre el que el tipo de cambio fue un verdadero carrusel, con períodos de estabilidad que antecedieron a fuertes subidas, en medio de la inflación general que sigue firme.
Y es que en el primer semestre del 2021 la pandemia siguió siendo un peso más para la crisis que aprieta a la economía venezolana. ¿Qué tiene que ver la COVID-19? Pues la actividad económica y las medidas del régimen para tratar de controlarla han tenido consecuencias que se ven fácilmente, tanto en el tema cambiario como inflacionario.
El experto argumentó que tanto la tasa cambiaria como la inflación han respondido a los efectos, no solo de las políticas económicas, sino también a las consecuencias de la pandemia.
Hasta julio 300%
“En general el comportamiento de los precios en lo que va de año ha respondido a la pandemia y sus efectos sobre el gasto del venezolano. La falta de financiamiento por parte de la banca y la restricción del gasto fiscal del gobierno se han sentido. En la medida que los sectores no reciban dinero, no tienen cómo pagar, por eso la inflación del año va en unos 300% entre enero y julio. Es elevado, pero es un cambio marcado con respecto a los dos años anteriores. Para diciembre esperamos que esté cercana a 1.000%”.
Eso en lo que respecta a la inflación. El tema cambiario también experimentó períodos de estabilidad y luego de fuertes subidas. Bárcenas dijo que en un entorno hiperinflacionario es difícil pensar en una tasa estable.
“Esa inestabilidad viene por la falta de recursos para que el venezolano adquiera divisas y así proteger su patrimonio. También pasa cuando en ciertas semanas el régimen, traicionando su objetivo antiinflacionario, suelta más plata a la calle, paga bonos, recuperando transitoriamente el poder adquisitivo de algunos venezolanos. Por eso, en lo que resta de año, vamos a seguir con vaivenes recurrentes en el precio de la divisa”.