El 8 de noviembre de 2019, el Pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional española, el tribunal más alto del país, rectificó una decisión inicial de esa sala y finalmente decidió entregar a Estados Unidos a Hugo Carvajal, alias “El Pollo”, por un delito de narcotráfico.
Por Antoni Belchi | Voz de América
No fue una decisión sencilla, principalmente porque el tribunal estaba profundamente dividido. Después de una larga deliberación entre los magistrados, se concluyó que los hechos por los que las autoridades estadounidenses estaban reclamando al sospechoso venezolano sí tenían elementos suficientes para ser extraditado al país norteamericano.
Cuatro días después, la Policía Nacional española admitía que no lograba dar con el paradero del exjefe del espionaje militar de Venezuela para su ingreso inmediato en prisión. El hombre no se encontraba en el domicilio que había indicado al tribunal y nadie sabía dónde estaba.
La fuga
En ese momento aún ni siquiera se hablaba de fuga y las autoridades españolas confiaban en dar con “El Pollo” Carvajal en poco tiempo. Pero no pasaron ni 48 horas cuando en los despachos de los jefes de policía de Madrid ya daban por hecho que el exfuncionario del Palacio de Miraflores había huido de España con documentación falsa.
Hasta ese momento, habían sido los agentes de la Unidad de la Policía Judicial los encargados de llevar a cabo el arresto. Pero el caso estaba teniendo un gran impacto internacional, así que se decidió que fuera el grupo de búsqueda de fugitivos, uno de los más especializados de Europa, el que tomara las riendas para dar con él.
Pasaban las horas y los días, y los investigadores estaban convencidos de que el sospechoso había salido del país con pasaporte falso, ya que toda la documentación original la tenían en los juzgados. No era una idea remota porque en 2017, cuando fue detenido, Carvajal llevaba un pasaporte falso.
Una vergüenza para España, según Estados Unidos
El entonces encargado del gobierno de Estados Unidos para los asuntos de Venezuela, Elliott Abrams, señaló que “la fuga de Carvajal es una gran vergüenza para el gobierno de España” ya que Washington no entendía cómo era posible que un hombre que estaba siendo solicitado por un caso de tráfico de drogas no era controlado mínimamente a pesar de que “teóricamente, estaba bajo arresto domiciliario”.
“Es realmente una situación vergonzosa, por supuesto. Esperamos que la policía española lo rastree, lo arreste y luego lo extradite a Estados Unidos”, dijo en noviembre de 2019 en unas declaraciones recogidas por la agencia AFP.
Los antecedentes
La pesadilla para Carvajal comenzó en febrero de 2019 tras reconocer al líder opositor Juan Guaidó como presidente de Venezuela y no a Nicolás Maduro.
En ese entonces fue acusado de “actos de traición a la patria”, por lo que se vio obligado a huir inmediatamente del país. Primero fue a República Dominicana y después tomó un avión hasta España, donde fue detenido en abril a petición de Estados Unidos.
En septiembre fue puesto en libertad después de que la sala de la Audiencia Nacional rechazó la solicitud de extradición, una decisión que, como se ha mencionado anteriormente, fue revocada por un recurso de la fiscalía.
Estados Unidos seguía los pasos a Carvajal desde 2011
Estados Unidos hacía mucho más tiempo que iba tras la pista de Hugo Carvajal. En 2011 fue declarado culpable de narcotráfico después de recabar varios documentos en el que se evidenciaba que “El Pollo” formaba parte del Clan de los Soles, un cartel en el que también estaba el fallecido Hugo Chávez y otros altos funcionarios de Caracas.
Donald Trump, que en ese tiempo ocupaba el sillón presidencial en la Casa Blanca, incrementó la presión contra Venezuela con varios paquetes de sanciones contra los funcionarios del Gobierno de Maduro, pero con una aclaración: levantaría los castigos económicos a los militares venezolanos que reconocieran a Juan Guaidó.
Este movimiento por parte de EE. UU. y después de que una gran mayoría de los países de la comunidad internacional reconociera a Juan Guaidó como presidente encargado, hizo que Carvajal también se uniera a la causa. Pero Abrams avisó que la administración no podía dar marcha atrás a una sanción del Departamento del Tesoro. “Si usted trafica drogas a Estados Unidos, iremos detrás de usted”, advirtió.
“El Pollo”, el más buscado
Tras su huida en España, Carvajal se convirtió en uno de los fugitivos venezolanos más buscados por Estados Unidos. Esa situación hizo que algunos sectores policiales y de inteligencia de España expresaran su decepción y malestar por lo que había ocurrido y por la imagen que se estaban dando de las autoridades españolas en el exterior.
Así que las autoridades españolas diseñaron un plan especial para dar con “El Pollo” Carvajal porque, a pesar de que habían admitido públicamente que trabajaban con la hipótesis de que se había escapado a otro país con documentación falsa, tampoco había indicios suficientes de que así fuera.
Según publican varios medios en Europa, fue la Administración para el Control de Drogas de EE. UU. (DEA por sus siglas en inglés) que, en una comunicación con la policía, alertaba de la dirección concreta en la que se escondía el exfuncionario el mismo día que se produjo el arresto.
Un plan de cooperación internacional
Los contactos entre la oficina antidrogas estadounidense y la Sección de Localización de Fugitivos de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado de la Policía Nacional española mantenían una comunicación regular sobre este caso. Se trabajaba con la pista de que “El Pollo” estaba escondido en el tercer piso de un bloque de apartamentos de la calle Torrelaguna de Madrid.
En ese domicilio vivía con una mujer identificada como A.C. Viloria, también de nacionalidad venezolana, nacida en 1990.
El hombre había escogido un apartamento en Ciudad Lineal, una zona apartada de Madrid, en la que confiaba en pasar inadvertido. La prensa española, que recoge un informe sobre la actuación de los agentes de Estados Unidos en España, sostiene que Carvajal se disfrazaba con distintos atuendos y pelucas para evitar ser reconocido por nadie.
También sospechaban que se pudo hacer algún retoque estético en la cara con ese mismo objetivo.
“Información de la DEA señala que la terraza de este departamento cuenta con muchas plantas que utiliza Carvajal Barrios para ofuscar su cara cuando sale a usarla. Se sabe que Carvajal Barrios utiliza pelucas y disfraces para pasar inadvertido. También hay indicaciones de que se habrá hecho cirugía plástica para cambiar su aspecto físico”, decía el documento interno que ahora ha salido a la luz.