Tomás Guanipa: «No le he quitado la candidatura a nadie»

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El candidato de la Unidad para la Alcaldía del Municipio Libertador aclaró que su designación fue producto de consensos, encuestas y acuerdos con los precandidatos. Señaló, además, que existen dos Caracas: la de Libertador, donde espera ganar, y la del este, desde donde no ha parado de recibir ataques a través de las redes sociales

Tomás Guanipa: «No le he quitado la candidatura a nadie»

Cuando Tomás Guanipa llegó a Caracas, en el año 2006, ya tenía un camino hecho en la política. Desde joven, cuenta, tuvo inclinación hacia la lucha social, que finalmente logró encausar dentro de las filas del partido Primero Justicia, una organización a la que pertenece desde el mismo momento de su fundación: “Asumí la fundación de este partido en el Zulia y poco a poco fui creciendo hasta que nos vinimos a vivir a Caracas en 2006”.

Nueve años después, se convirtió en uno de los 112 diputados de la oposición tras las elecciones del año 2015. El resto es historia: un supuesto desacato, persecución, exilio e inhabilitación fue el sendero que le tocó transitar. La conformación del gobierno interino, presidido por Juan Guaidó, lo llevó a ejercer funciones diplomáticas en el exterior, hasta este año cuando fue nombrado miembro de la Mesa de Negociación en México.

A su regreso a Caracas, como se sabe, fue designado candidato a la Alcaldía del Municipio Libertador para las elecciones del 21 de noviembre. Una decisión que no fue recibida con gusto en las redes sociales, pero basta observar las filas de seguidores en sus convocatorias para comprender que la realidad de Twitter no es la misma de la Caracas de a pie.

—Su candidatura generó polémica en redes sociales, en Twitter especialmente. Muchos lo vieron de forma negativa. ¿Cómo surfea esa ola de impopularidad?

—Para mí ese es un tema muy relevante porque algunos de ellos son gente a la que uno le tiene respeto. Lo primero que puedo decir es que cometimos un error en la forma en cómo debimos haber comunicado lo que estaba pasando desde hace meses en el proceso de selección de las candidaturas de alcaldes, sobre todo en el municipio Libertador.

Debo decir, además, que yo jamás en mi vida sería un candidato impuesto en un sitio donde no tuviera respaldo popular y mucho menos para un cargo ejecutivo. Nunca aceptaría un cargo por ser directivo de un partido o por ser dirigente de un partido. Lo que pasó ese día tuvo mucho que ver con el cansancio, con la molestia legítima que existe en un sector de la población con la clase política, con la dirigencia opositora y con la frustración de no haber logrado el cambio que tanto hemos estado anhelando.

También debo decir que se cometieron algunos juicios de valor que no me parecen justos, por decir lo menos. Antes de que llegara al país, había –prácticamente con todos los actores políticos que estaban aspirando la Alcaldía Libertador– una solicitud para que yo regresara y asumiera esa candidatura. En todas las encuestadoras, no las que maquillan en la calle, y los comentarios en reuniones privadas y públicas había unos resultados que fueron muy claros en términos de tres componentes: el primero, nivel de conocimiento; segundo, el nivel de apoyo de la población opositora; y tercero, yo diría el más importante: quién estaba en mejores condiciones para ganarle a Nicolas Maduro ese proceso electoral. No hay un solo precandidato que se haya retirado y que no haya reconocido privadamente esa realidad. De hecho, el día antes de que se generara todo ese ruido por el tweet que puso un compañero, él había estado en mi oficina, aquí en esta misma sede del partido, para decirme que él reconocía que en todos los sondeos de opinión que se habían hecho la opción la tenía yo, que el candidato debía ser yo.

—¿Ese compañero es Roberto Patiño?

—Yo no voy hablar de nombres, pero es clarísimo que estuvo aquí en mi oficina. Él me vino a decir: “Estoy convencido de que el candidato debes ser tú”. Pero además no me lo dijo nada más ese día, me lo dijo semanas anteriores también. Además, no voy hablar de nombres porque todos me dijeron lo mismo. Me llamó Goyo Caribas, el candidato de Un Nuevo Tiempo, para pedirme que regresara al país; Carlos Prosperi, candidato de Acción Democrática, que estaba haciendo un trabajo excelente también lo dijo; otro que después no se retiró y estuvo aquí en esta oficina para decirme: “En todas mis encuestas el que estas encabezando eres tú”.

—¿Y ese otro que no se retiró fue Antonio Ecarri?

—No me vas a sacar nombres porque yo no voy a hablar de nadie en esto, te puedo hablar es de Carmen Meléndez y de Maduro que es a quienes yo vine a ganarles. Entonces, lo que te quiero decir para concluir esto, porque me parece que es muy relevante, es que hay varias cosas. Primero, todas las encuestas indicaban esto, todas, sin excepción y todos lo reconocieron. Créeme que jamás sería un candidato en un sitio simplemente porque yo tengo la fuerza para imponerme. Nunca. La verdad es que en Caracas se ha construido un trabajo de muchos años.

En segundo lugar, hubo un consenso porque todos, sin excepción, declinaron su aspiración para acompañarme y apoyarme. A nadie le dijimos: “Mira te tienes que bajar”. Yo nunca le pedí a alguien que dejara de aspirar y mi gran error fue no haber comunicado eso públicamente. Pero, ¿sabes por qué no lo hice? Todos sabemos que había una incertidumbre sobre si yo iba a tener mi derecho político para poder ser candidato y por eso no lo hice, para que los demás que estaban luchando pudieran crecer y, en el caso de que yo no lo pudiera hacer, no quería ser un tapón para ellos. Eso que ocurrió terminó siendo un gran error de mi parte, porque si yo lo hubiese comunicado tal vez la gente no lo hubiera mal interpretado.

Ahora, te digo una última cosa: eso paso un día, al otro día yo me paré y me fui a los barrios de Caracas y no hubo una persona que me hablara de lo que había pasado en las redes, ni una sola persona. Hicimos un focus para revisar si eso era un tema en Libertador, pero ni una persona habló ni del otro candidato, ni del supuesto rollo que se armó en las redes sociales. Ah, y mejor aún: todo el mundo vinculaba del proceso electoral a Carmen Meléndez y a nuestra candidatura con la preocupación de que alguien más pudiera dividirla. Hicimos una encuesta flash después de todo eso y el resultado fue el mismo.

¿Qué quiero decir con esto? Y lo digo con absoluto respeto por las opiniones de mucha gente: a veces, Libertador se quiere utilizar como el patio trasero de Caracas y del este de Caracas. Y no, porque Libertador es la capital del país, no lo es el este de Caracas. Se quiere creer que en el este de Caracas se sabe cómo piensa el habitante de Libertador y quieren decir quiénes deben ser los candidatos populares, pero esos candidatos populares no son los que alguna élite pueda pensar que son atractivos. Son los que la gente del pueblo, donde va a votar por ese alcalde, quiere. Hoy yo me someto a cualquier evaluación de lo que ha sido nuestro trabajo en Libertador para ver si esa decisión fue o no la correcta. Termino diciendo: nunca en mi vida sería un candidato impuesto a nada sin consenso político ni apoyo popular. Jamás. La Alcaldía de Libertador no es ninguna cosa suave, no es una mantequilla. Ganar eso es muy difícil y los riesgos personales son gigantescos.

Guanipa

—Usted estaba afuera, por eso había quienes se preguntaban: ¿en qué momento trabajó en su candidatura en Libertador? Porque la otra persona, Roberto Patiño, se vislumbraba como el líder natural de la oposición en el municipio, por el trabajo que venía haciendo y por la popularidad que había ganado, que mucha gente de la zona reconoce.

—Mira, te reitero que había otro candidato también que se llamaba Jesús Armas, de Primero Justicia. Un excelente muchacho que tuvo una trayectoria en Caracas de años, que fue un brillante concejal y que también aspiraba a ser candidato. Ambos, cuando yo regresé a Caracas, advirtieron que iban a apoyar nuestra candidatura. Semanas antes hubo un acto del partido y los dos intervinieron para decir que me apoyaban. Entonces, no fue que no se trabajara y eso hay que entenderlo.

Ser candidato en Libertador no es un tema que se da de la noche a la mañana, tienes que tener mucho tiempo trabajando allí y tienes que tener un trabajo que requiere una red de comunicación y de conocimiento gigantesco. Nosotros estamos trabajando en Libertador desde mucho antes de 2014, yo diría desde alrededor de 2011, que fue la campaña para lograr el triunfo de la Asamblea Nacional en 2015. En 2017 había un consenso también general de acompañarnos si hubiésemos participado en la elección de la Alcaldía.

Sí, yo estuve perseguido, no estaba de vacaciones como otros que vivían en Europa y se vinieron para presentarse ahorita como candidatos. Yo estaba perseguido, no podía volver al país. A mí me cerraron empresas, me bloquearon cuentas, me inhabilitaron, me pusieron cualquier cantidad de juicios, me allanaron la inmunidad parlamentaria, me llevaron a la Fiscalía por traición a la patria. Todo eso lo hicieron. Yo no estaba de parranda, yo estaba expulsado del país y sin embargo afuera me dediqué a trabajar por los venezolanos. Pero nunca perdí el contacto con Caracas, con mi partido y con la gente que allí estaba. Por eso, cuando me llaman para decirme “Tomás, en las encuestas que estamos haciendo el que sale de primero eres tú, creo que es importante que te puedas venir”, ahí empezó toda una discusión.

Y te reitero: esta candidatura la decidió la gente a través de encuestas y consiguió el apoyo de todos los candidatos. Todos decidieron voluntariamente retirarse para acompañarme. Nadie puede decir que yo hablé con ellos para decirles o te bajas o te bajas, no, cada quien tomó su decisión y yo no puedo creer que alguien que esté de primero en las encuestas va a decir “Me bajo porque se lo voy a dar al bicho ese que es un recién llegado y un paracaidista”. No, es la realidad política y siempre lo dije cuando llegué.

Tengo un profundo respeto y afecto por todos los que aspiraron. Creo que no hubo una comunicación adecuada, eso lo asumo, pero reitero que estamos muy entusiasmados con lo que estamos viendo en las calles de Caracas. A mí me encantaría que los medios de comunicación, sobre todo los que tienen mucha influencia en las redes sociales, puedan acompañarnos a cualquier recorrido en la ciudad de Caracas.

Me preocupa mucho que todavía haya discusión sobre un tema que yo creo que no es lo relevante frente a lo importante que es derrotar a Maduro en Caracas. Yo creo que eso es algo que tiene que entusiasmarnos a todos y que tiene que comprometernos con todos. Venimos de hacer un acto gigantesco en el que pudimos ver a muchísima gente entusiasmada con esto, presentar el comando Fernando Albán, que lleva el nombre en honor a Fernando, que esta semana cumple tres años de haber sido apresado y luego asesinado y que se convierte en un estandarte de la lucha por la dignidad del ser humano, por los derechos humanos y por la libertad.

Estamos frente a un reto gigantesco, es la oportunidad de unir a todos los caraqueños para poder lograr un gran triunfo electoral. Estoy concentrado en ver cómo logramos derrotar a Maduro porque creo que sería la mejor noticia que le podamos dar al mundo, una gran oportunidad de convertir el voto en una herramienta de protesta y de cambio el 21 de noviembre.

—O sea, su candidatura se fundamentó en las encuestas y en el G4.

—Sí, claro, te hablé del candidato de Acción Democrática, del candidato de Copei, de Un Nuevo Tiempo, de Voluntad Popular, te hablo de alrededor de unos 30 partidos que decidieron acompañarnos mucho antes de hacer este anuncio al país. Por lo tanto, cuando eso se anunció había un consenso general y absoluto, sin ninguna voz disidente que pidiera una revisión de la decisión, o un cambio de la decisión, o un mecanismo distinto al que había existido. Es muy complicado cuando tú vas a una reunión y todo el mundo te dice que te apoyan y cuando sales a la puerta dicen que fue impuesto. ¿Impuesto por quién? ¿Dónde estuvo la voz disidente? Yo no la escuché y creo que todos tienen un gran futuro en términos de lo que podemos construir juntos en la victoria del 21 y en los retos que podemos tener a lo largo y ancho de los próximos meses porque al final el gran objetivo común es que podamos lograr la libertad y la democracia.

—Decían que era un tema de renovación, que había que limpiar un poco la imagen de la oposición, incluso llegaron a comparar eso con lo que paso en los años 90 con Acción Democrática y con Copei, que al detener la renovación de los partidos le abrieron el camino a Hugo Chávez.

—Yo tengo ya algunos años siendo el secretario general de Primera Justicia y hemos logrado la renovación más importante que haya tenido el partido en su historia. Nosotros hemos logrado tener tres veces al alcalde más joven del país, hemos logrado tener diputados con menos de 30 años, hemos logrado que la fracción de mujeres parlamentarias, la mejor preparada, la haya aportado Primero Justicia. Nosotros hemos logrado tener cuatro presidentes de federación de centros universitarios. Todo eso ha sido promovido por nosotros. Si hay algo que hemos hecho es promover a la juventud, si hay algo en lo que creemos es en la renovación.

Ahora, la juventud siempre tiene que tener un proceso de maduración y de formación, la juventud por sí misma no tiene derecho a ocupar los espacios. Tampoco es que yo soy un viejo: yo tengo menos de 50 años. Nunca he sido alcalde. Nunca he sido candidato. Nunca le he quitado la candidatura a nadie. Nunca he aspirado a ponerle tapones a los demás. Toda mi vida política ha sido para promover a otros. Yo estoy acostumbrado es a vivir por los demás. He recorrido más de siete veces este país promoviendo, liderando y sumando gente al partido. El proceso de incorporación más grande que tuvo Primero Justicia, que fue entre los años 2012 y 2013, lo hicimos nosotros tocando puertas y buscando gente en todas partes del país. Me siento profundamente orgulloso de que si algo me une a mí y a Primero Justicia es a la juventud. La juventud del partido tiene una relación conmigo súper estrecha porque yo lo que hago es promover que los jóvenes puedan tener espacios.

Ahora, eso es una cosa, luego está la percepción, pero si en las encuestas alguien hubiese salido con más conocimiento que yo, alguien con más imagen positiva que yo –y fíjate que es feo decirlo, pero en algún lado tengo que explicarlo y te agradezco–, eso hubiese ido importante tomarlo en cuenta y yo hubiese sido el primero en apoyarlo. No estoy tapando una renovación si nadie está en mejores condiciones que yo para ganarle a Maduro. Yo no significo ninguna vuelta al pasado porque yo no nunca he llegado: yo no he sido gobernador, no he sido alcalde. Yo lo que he sido es diputado y por ser diputado y luchar todo lo que luché tuve la represión que he tenido. Siempre voy a ser un promotor de la juventud y siempre me voy a sentir profundamente agradecido con mi partido por haberme dado la oportunidad de que mi trayectoria dentro de la organización haya sido al servicio de otros y no al servicio mío. No me pueden pedir que, si me toca, diga que no, que me niegue. No tengo ningún interés en quitarle espacio a nadie, todo lo contrario. Las cosas se van dando porque lo que es del cura va para la iglesia.

—Dejando a un lado el tema de la candidatura, en sus redes usted señala una serie de problemas que padece Caracas y dice poder cambiarlos desde la Alcaldía ¿Cómo pretende hacer eso sin el apoyo del gobierno central, pero sobre todo en una elección tan cuesta arriba? No hay condiciones electorales y tampoco es el candidato único opositor.

—Lo primero, es que nosotros no hemos participado en las últimas elecciones porque han sido absolutamente fraudulentas y nunca hemos dejado el voto como la herramienta de transformación en el país. Creemos en eso y estamos sentados en la mesa de negociación porque estamos convencidos de que tenemos que lograr que podamos elegir un nuevo gobierno y tener una fecha para eso. Ahora, yo no puedo negar –yo que soy una persona que ha tenido severas dudas sobre participar en este proceso electoral– que en esta oportunidad hemos tenido unas condiciones distintas a las anteriores, que son importantes pero que no son las condiciones necesarias para poder decir que estamos en igualdad de condiciones. El hecho de que hoy los partidos no estén en posesión de sus siglas es una cosa absolutamente arbitraria que demuestra que el venezolano no está en una democracia. Sin embargo, que hayamos obtenido la tarjeta de la Unidad es una oportunidad para encausar el voto de los venezolanos.

En segundo lugar, que más de 15 candidatos que no podían presentarse se hayan presentado en este proceso electoral –entre esos yo– es un avance, aunque tampoco demuestra que estamos en una elección totalmente transparente porque tienes gente como Richard Mardo a quien, sin estar inhabilitado no le permitieron inscribirse, cosa que es una arbitrariedad absoluta por el solo hecho de que las encuestas que se hicieron en Maracay le dan 73 puntos de intención de votos.

Pero también tienes ahora la posibilidad de que haya observación internacional después de 15 años y yo creo que eso es un tema que tenemos que aprovechar porque imagínate tú el informe que puede dar la Unión Europea sobre las condiciones electorales una vez se haya terminado el proceso. Para el régimen es sumamente costoso. Sabemos contra quienes nos estamos enfrentando, pero para el gobierno es sumamente costoso que el informe diga que eso fue una elección fraudulenta. Esa rendija nos permitirá a los venezolanos organizarnos de nuevo y volver a alzar la voz en protestas frente a lo que está pasando, frente a la inercia que hemos tenido en el último año y medio en el cual la gente está como frustrada, con una sensación de que no hay futuro. Que nosotros podamos levantarlos de nuevo y hacerlos movilizar nos va a permitir tener un caudal, no digo yo de votos, sino de fuerza en la calle que yo creo que es muy importante para el futuro.

Esta no es una lucha que termina el 21, ese no es un evento aislado, es el primer paso que tenemos que dar para seguir luchando por condiciones electorales.

Que no haya puntos rojos creo que es un tema importantísimo, que hay una forma distinta de configuración de las mesas que son los acuerdos a los que hemos llegado, es un tema importantísimo igualmente, que se esté discutiendo que los medios de comunicación tengan una correlación de participación distinta a la que hasta ahora han tenido, nos abre una ventana de comunicación. Son cosas que hay que sumar en un momento en el cual podemos decir seguimos usando el voto como mecanismo de protesta y de transformación.

—¿De verdad cree que el gobierno de Maduro cumpla con todo eso?

—Al régimen no le creo nada, pero lo que yo no voy hacer es decirle al régimen: “Mira, como yo no te creo, yo no juego”. Creo que hay que dar la pelea y te voy a contar lo que es mi experiencia en las últimas semanas recorriendo Caracas: la gente tiene un hastío gigantesco del régimen, también tiene una decepción con que no haya habido un cambio y se la endosa a la oposición. Pero la gente tiene un hastío con el régimen y tiene una necesidad de lucha muy importante. Si nosotros logramos unir a los caraqueños –y ya no estoy hablando de la Unidad, ni de la manito, ni de la fuerza política, estoy hablando de la unión de 80% de los caraqueños que quieren salir del régimen de Maduro y que quieren que haya gente que trabaje por la solución de sus problemas– creo que vamos a lograr una victoria muy importante donde la trampa, que seguramente van a querer seguir haciendo, no les va a dar para poder quitarnos la victoria. Es una lucha que hay que ir construyendo todos los días.

Guanipa

—También le preguntaba: ¿cómo pretende resolver los problemas de Caracas sin el apoyo del gobierno central?

—Eso es muy importante porque la gente se pregunta: ¿para qué vamos a votar por un alcalde opositor si no lo van a dejar gobernar, si no se va a poder juramentar, si le van a poner un protector? Y eso es como decir mejor no dar la pelea, que es lo que el régimen quiere que ocurra. Es decir, yo no doy la pelea, no salgo y no puedo ni siquiera evidenciar que soy mayoría, que los derrotamos y después dar una pelea por poder ejercer la posición que la gente nos dio.

Lo que ha ocurrido en otras partes es que cuando eligen a un alcalde opositor hay como una especie de competencia en la que el ciudadano sale favorecido. Creo que tenemos que dar esa pelea, porque si hay un compromiso que dice que no habrá protectores –pero sabes que con estos tipos es muy difícil saber si es cierto o no– hay que dar la pelea, ganar y mostrar que puedes trabajar organizando a las comunidades para que puedan ser protagonistas de sus propios cambios. Que podamos generar un sistema de recolección de basura totalmente distinto al que ya existe que es un absoluto desastre; o que podamos ayudar a la gente a movilizarse mejor en una ciudad donde no hay transporte. Son cosas que le pueden permitir a la gente decir: “Aquí hay una vitrina y vale la pena seguir luchando por ello, por la libertad de Venezuela”.

Yo no soy un candidato que le ofrece a la gente solucionar algo que no puede solucionar, o que esto va a ser una cosa muy sencilla. Lo que quiero es que la gente sienta que hay alguien que pelea por ellos. A mí me han puesto la fama de peleón porque me parece que es lo mejor que uno puede hacer en la vida. El caraqueño está olvidado y me preocupa mucho que haya una suerte de imagen que, según algunos influenciadores y algunos artistas importantes que vienen y pasan por el este, dice: “Caracas, qué bonita. Qué bonita esta parte de Caracas. Caracas está arreglada, está asfaltada, hay iluminación, están sembrando matas, esto es una belleza”. Pero no se dan cuenta de que en Libertador, donde vive la mayoría de los caraqueños, la gente está totalmente olvidada. Libertador pareciera estar invisibilizado. El reto de nosotros, ahora sí, como Unidad, es despertar a esa gente y decirles que no están olvidados. Decirles que aquí estamos, que existimos y que tienen voz para participar, para protestar y para cambiar. Al final la gente entiende que no es fácil, pero lo peor que puede pasar es que la gente decida quedarse con los que han gobernado 22 años, porque Caracas está en la peor crisis de toda su historia.

—En caso de que usted se convierta en alcalde va a heredar un montón de problemas. El caso del “Koki”, por ejemplo. ¿Cómo pensaría usted resolver ese problema? ¿Tiene pensado hacerlo?

—Es un tema que tenemos que trabajar, es un tema transversal en Venezuela porque tiene un complemento adicional: el mismo régimen, para controlar a la sociedad, fue permisivo con la violencia. El gobierno facilitó la existencia de grupos delincuenciales para que tuvieran control sobre el territorio. Y eso es algo que no le conviene a nadie, porque le ha explotado en la mano a ellos mismos. Hay que buscar consensos de seguridad, con los que se pueda dar una batalla para liberar al pueblo que está de rodillas en esos sitios. Tengo que reconocer que para eso hay que promover políticas en las que estén todos involucrados, donde no haya promoción a ese fenómeno. Es un tema que hay que trabajar con seriedad y sin nada de demagogia.

—Pero, ¿tiene un plan específico de seguridad?

—Estamos trabajando muchas cosas que tienen que ver con la organización comunal para la protección de ellos mismos…

—Ah, por eso dice lo de trabajar con todos, sin distinción política.

—Sí, claro, absolutamente. Estamos explorando cosas que han ocurrido en otras ciudades del mundo que han sido violentas y que han logrado a través del tiempo mejorar la situación de seguridad, como es el caso de Medellín donde hemos tenido relaciones con gente que nos puede ayudar a generar políticas y soluciones.

—Primero Justicia decidió abandonar el gobierno interino por un escándalo de corrupción, pero usted era parte de ese gobierno y ejerció cargos afuera. ¿Qué tiene que ver usted con todo eso? ¿Cómo marcar distancia cuando usted estuvo involucrado con el gobierno?

—En todo lo que hemos denunciado en Primero Justicia con el tema de los activos, absolutamente nada. Nosotros advertimos, desde el principio, que Primero Justicia ni el gobierno interino estaban para hacerse cargo de empresas o para buscar fondos de la república afuera. Siempre lo advertimos, porque eso nos alejaba del objetivo de conseguir la democracia para Venezuela y lograr un cambio para obtener libertad.

Desde hace un año y medio hemos venido denunciando que el manejo de la empresa no iba por buen camino, y que además era necesario que existiera un mecanismo para protegerla a través de un fidecomiso que despolitizara el manejo de la empresa y garantizara en el tiempo la permanencia para los venezolanos de esos recursos y que nadie le pudiera meter las manos, ni empresas privadas, ni factores externos. En algunas oportunidades lo hicimos público, con todo lo que significa hacer público algunas irregularidades que pudieran mostrarnos divididos.

No nos pueden pedir que asumamos la responsabilidad de actos y riesgos que no estamos dispuestos a asumir porque nunca hemos formado parte. Nosotros frente a la historia tenemos que decir: “esto lo hemos venido diciendo, desde hace un año y medio están ocurriendo cosas que ponen en riesgo la titularidad de esos bienes”. Siempre dijimos que esa no era la labor ni de la oposición ni del gobierno interino, siempre. Ha sido un tema complicado porque no ha habido forma de que otros entiendan que eso es así y ahí fue cuando tuvimos que fijar posición. Fue una equivocación y un grave error que, teniendo como objetivo principal lograr la democracia y la libertad en Venezuela, hayamos desviado en manejos de empresas. Nuestro objetivo hoy tiene que volverse a centrar en lo único que los venezolanos quieren, que es democracia y libertad

Por: Jesús Piñero

Fuente: El Estímulo