ván Simonovis, investigador criminal y analista de inteligencia, está en seguimiento permanente al comportamiento del crimen organizado, junto a la incursión y operaciones de grupos armados irregulares en Venezuela. El excomisionado de Seguridad Ciudadana e Inteligencia del gobierno interino de Juan Guaidó, advierte que las operaciones de la guerrilla del ELN y las FARC se extienden a todo el territorio nacional, con más de 3.000 guerrilleros en suelo venezolano, una cifra a la que suma la existencia de 13 megabandas, convertidas en franquicias de exportación en Suramérica.
Atribuye la causa del auge delictivo en Venezuela a la concentración de las labores de seguridad en manos de una Fuerza Armada que perdió la institucionalidad, junto a cuerpos policiales en franca minusvalía ante las estructuras criminales. De acuerdo a la data que recibe como especialista en el tema, unos 65 mil presos permanecen en instalaciones policiales y no en las cárceles comunes. Considera que este indicador revela la gravedad de la crisis penitenciaria, donde los individuos no son formados para la reinserción social, sino llevados a “estacionamientos humanos”.
-De acuerdo a la información aportada por nuestros corresponsales, en los estados Bolívar, Amazonas, Apure y Guárico, se ha detectado la presencia de grupos armados irregulares, identificados como guerrilleros. Según su conocimiento, ¿qué otras zonas del país están sometidas por estas organizaciones?
El tema de la guerrilla se ha convertido en una suerte de cáncer que ha ido haciendo metástasis a lo largo y ancho del país. Empezaron por los estados más cercanos a la frontera como Apure y Bolívar. Sin embargo, te puedo asegurar que Táchira es uno de los estados que ha sido tomado completamente por la guerrilla. Tenemos una frontera de 2.219 kilómetros, absolutamente permeable a la guerrilla y a la actividad criminal de todo tipo, son espacios que la Fuerza Armada dejó de controlar.
En marzo de este año se presentó una situación donde una unidad militar trató de desalojar a un grupo de guerrilleros en el estado Apure y la consecuencia fue que asesinaron a, por lo menos, nueve efectivos militares, y a los demás los secuestraron. Nunca los rescataron, como dejó ver el Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino. Ellos sencillamente acordaron que entregaban a los secuestrados si los dejaban operar tranquilamente en todo el estado. Así que si me preguntan en qué sitio están, diría que en toda Venezuela.
Ellos tienen operaciones comerciales importantes como el narcotráfico, la minería, y para todas estas operaciones, deben movilizarse a lo largo y ancho del territorio nacional. Venezuela se ha convertido en los 944.000 kilómetros cuadrados más apetecibles para cualquier estructura criminal. Cualquier organización: hampa común, delincuencia organizada, terrorismo, que necesite albergarse en un sitio, tiene en Venezuela a ese sitio, porque tiene las facilidades de cómo movilizarse y va a estar protegido, porque el régimen así lo permite.
En los estados que mencionas, estos grupos ya ni siquiera están mimetizados entre la ciudadanía. Ellos llegan y se identifican como miembros de la guerrilla, y son quienes controlan la entrega del combustible, de las cajas Clap. Hay cosas que no están dispuestos a negociar como el tema de la minería y el narcotráfico.
-¿Venezuela se ha convertido, entonces, en un territorio donde la operación de estos grupos se ha desbordado? ¿Cuáles son las condiciones que favorecen esta situación tan delicada?
Allí la responsabilidad absoluta es de la Fuerza Armada, que debería ser una estructura que vele por la soberanía nacional. En Venezuela, los generales están más pendientes de cuál cargo les van a dar en el ámbito civil, dentro del gobierno, cargos que les permitan enriquecerse. Además, todo el sistema de seguridad está en manos de la Fuerza Armada. Hablamos de ministerios, las policías, el sistema de identificación, la frontera, los puertos. Todas estas instancias donde se cuela la delincuencia. Han demostrado ser permisivos con la entrada de grupos irregulares, a su libre albedrío dentro del país. Y el grupo denominado Cartel de los Soles, tiene sociedad con narcotraficantes, tienen rutas marítimas.
Alias “El Pollo” Carvajal está siendo extraditado a Estados Unidos por la asociación y la estructura que él montó en Venezuela con diferentes narcotraficantes que terminaron presos en EEUU y han dicho cómo operaban en Venezuela. En los llanos y en el estado Carabobo había pistas clandestinas que él autorizó para que aterrizaran aeronaves llenas de droga, provenientes de Colombia, que luego eran enviadas a diferentes partes del mundo. Grannobles, un conocido guerrillero, era uno de los que más operación tenía en todas estas actividades criminales. Si le queremos poner nombre y apellido a la responsabilidad de la situación criminal del país, se llama Fuerza Armada. También hay un gran desconocimiento, debo decir, ellos son totalmente incapaces para manejar esto.
Existe una distorsión en todo el esquema de seguridad del país. Mientras tengamos a la Fuerza Armada ocupándose de la seguridad, seguirán permeando los grupos criminales y seguirá creciendo la estructura, no solo de la guerrilla, sino del terrorismo, la delincuencia organizada, el lavado de dinero y el narcotráfico.
-Usted ha esbozado, en anteriores ocasiones, una especie de cartografía de los grupos de delincuencia organizada en Venezuela. ¿Tiene un diagnóstico de cuántos existen ahora y de sus zonas de operación?
En Venezuela existen cinco estructuras criminales: las megabandas que, hasta el año 2019 habíamos contabilizado 13 de ellas, integradas hasta por 600 individuos, algunas por 500 o 200 hombres. Un ejemplo de esas megabandas es el Tren de Aragua, que es una franquicia que se ha movilizado a Colombia, Perú, Brasil y Ecuador. Luego tenemos los colectivos, que son 14. ¿Cómo cuáles? La Piedrita, donde lidera Valentín Santana, un individuo solicitado por varios casos de homicidio, que controla el 23 de Enero, donde se ocultaba Jesús Santrich. Existen cinco súper estructuras de narcotráfico que operan en el occidente, el centro y el oriente del país. Trafican drogas por vía marítima y terrestre. Ya es conocido el Cartel de los Soles, con la anuencia de un importante grupo de generales. La mayor parte de la movilización de la droga, la hacen por avión, y cuando el avión despega ¿qué hacen? Apagan los radares para que no sea identificado mientras sale del país. Y es la Fuerza Armada la que tiene el control de los radares en Venezuela. Son ellos los absolutos responsables.
La guerrilla del ELN tiene a unos 3.000 guerrilleros, repartidos, por lo menos, en 12 estados del país. Las FARC, aun cuando está dividida, tiene presencia en unos 8 estados, y hablamos de entre 500 y 600 hombres.
El terrorismo está asentado por las mafias de Tareck El Aissami, y aunque no opera dentro del país con acciones terroristas, sí hacen procesos de legitimaciones de capitales, entrega de documentos falsos para poder viajar. De hecho, el fiscal (argentino) Alberto Nisman, en su momento, presentó informes donde decía que Irán había creado diferentes fachadas diplomáticas, comerciales y religiosas en Latinoamérica para poder otorgar identificación. Vale mencionar lo que está sucediendo en Margarita, donde se han multiplicado las mezquitas y los supermercados Megasis, que son parte de una estructura que ayuda a financiar todas estas operaciones del terrorismo y que están asentadas en Venezuela, sin ningún problema.
-¿Cómo combatir a estas organizaciones criminales? ¿Es necesaria la ayuda internacional? ¿Qué sería necesario para que los cuerpos de seguridad puedan cumplir sus funciones?
Primero, la justicia de un país depende de cuatro operadores: la policía, la Fiscalía, los jueces y el sistema carcelario. La policía es la primera barrera de protección contra la delincuencia. Hoy en día esa cerca no existe. Incluso, algunos miembros de la delincuencia, son policías. Esa es la realidad. Han dejado de garantizar que los hombres dentro de las instituciones policiales sean los idóneos para esa tarea. Luego tenemos a la Fiscalía, cuya tendencia política es conocida por estar al lado del régimen. Lo mismo sucede con los jueces que, además, no son suficientes para la avalancha de actividad criminal que hay en el país. Pero además de eso, son nombrados y pueden ser removidos cuando le dé la gana al régimen. La ley establece que un juez debe ser inamovible durante un período para darle autonomía y que pueda tomar decisiones necesarias dentro del ámbito de la ley.
El cuarto punto es el sistema penitenciario. Hoy en día, en Venezuela hay aproximadamente 110 mil presos y, de ellos, unos 45 mil están en cárceles comunes, pero 65 mil están en centros detención de la policía, y esas instituciones no están diseñadas para recluir personas por largos períodos. Los policías son policías, no cuidadores de presos, y se crea el caldo de cultivo para todas esas atrocidades que leemos, donde hay riñas, orgías, todo esto en lo que terminan involucrados los policías. Y todo esto, tiene un nombre: Iris Varela, que ha demostrado ser absolutamente incapaz de ejercer decentemente el cargo que se le dio. Ella es la responsable de que hoy en día existan 65 mil presos en las sedes de las policías del país. Eso no es justo.
-Dentro del plan denominado Revolución Judicial, se ordenó la excarcelación de unos 200 reos en el estado Zulia, por citar el ejemplo más reciente. ¿Qué opinión le merecen decisiones como estas?
El sistema de justicia está tan en deuda con todos los presos, que esas decisiones tenemos que verlas como normales. Ahora, lo que ocurre es que cuando estos individuos entran en esos “estacionamientos de seres humanos” que llaman cárceles en Venezuela, lo único que aprenden allí es a sobrevivir con un arma en la mano. Desde la época de Luisa Ortega Díaz, ya se sabía que 90% de los casos de homicidio, terminan sin una condena, lo dijo en la Asamblea Nacional. Entonces, si el delito más grave, que debe ser el más castigado, no tiene pena, ¿qué quedará para los demás?
Si el ciudadano común que tiene una profesión o una carrera, no consigue trabajo, estos presos que salen a la calle, qué trabajo pueden conseguir. El sistema los obliga a delinquir y cada vez vamos a conseguir más jefes de bandas, y la policía está en completa minusvalía. Hoy están sin municiones, sin entrenamiento, sin equipamiento, sin patrullas ni sistemas de comunicación.
– ¿Existen vestigios de institucionalidad y apresto operacional para que la Fuerza Armada pueda combatir a estos grupos irregulares?
El problema es que la Fuerza Armada y las policías son organismos subordinados. Yo estoy seguro de que ellos están de acuerdo con lo que digo. El problema es que tienen un grupo importante de generales a los cuales deben hacerles caso y, el que no obedezca, la DGCIM se lo lleva, o lo asesina. Su trabajo es identificar y perseguir, eliminar a quienes no estén de acuerdo con el régimen, empezando por sus propios compañeros de la Fuerza Armada.
El otro aspecto es el jurídico. Tenemos que tener en cuenta el tema de los derechos humanos, por ello es que es tan importante la visita del Fiscal Karim Khan, a quien hace poco le hice llegar una carta con el caso de nuestro país.
Estos son los aspectos que considero pueden darle un vuelco a toda esta situación, no solo sobre lo criminal, sino sobre la situación política. Hoy en día, Venezuela es un país que quizás pueda llegar a los 25 millones de habitantes, pero la economía es solo de 3 millones; el resto está sencillamente tratando de sobrevivir. Los agricultores, por ejemplo, no tienen materia prima para producir y, además, están siendo extorsionados, si no es por la Guardia Nacional, es por la guerrilla o por la delincuencia organizada.
La solución del problema, tiene tres aspectos: uno político, porque hay soluciones que únicamente dependen se ese aspecto. Los presidentes de Ecuador, Colombia, Brasil, Perú, deben darse cuenta del problema que representa para sus países lo que está sucediendo en Venezuela. El 40% de lo que pasa en esos países tiene que ver con Venezuela, porque Nicolás Maduro y sus ministros tienen desestabilizada a toda la región. Gracias a ellos más de cinco millones de seres humanos han tenido que abandonar el país. Lo primero que tiene que haber es una decisión política, para llevar a cabo estrategias que permitan avanzar en el retorno a la democracia en Venezuela.
Necesitas involucrar a militares de carrera, a personas de conducta intachable, que durante todos estos años no han existido. Hoy en día tú necesitas a una estructura militar que aconseje, guíe y asesore en estrategias de las que se aprendieron en el otrora ejército forjador de libertades, sobre las formas para retomar el control de los estados que hoy se encuentran en manos de la guerrilla y la delincuencia organizada. Si tú no tienes estos tres aspectos: el político, el jurídico y el militar, yo dificulto que la situación del país pueda cambiar, al menos, en el corto plazo.
-En la carta que le envió al fiscal Karim Khan, su frase final dice: “El mejor sistema de justicia es aquel que no tiene espacio para la impunidad ni para la venganza”. ¿Podría explicar lo que quiso remarcar con ese mensaje?
Esas dos cosas para mí son la esencia de la justicia. Cuando permites que una actividad criminal crezca, estás permitiendo que el cáncer haga metástasis y luego es muy complicado resolver el problema. El combate de la impunidad debe ser el norte de la justicia de cualquier país y jamás debe ser utilizado como un elemento de venganza, jamás. Por eso los jueces deben ser personas ecuánimes. Y quiero cerrar con esta reflexión: la única forma en que un país se desarrolle es que exista seguridad. Seguridad personal y seguridad jurídica. Eso es lo que permite que un país se desenvuelva. Todo pasa por esa palabra: la seguridad. Y en Venezuela, esa palabra no existe.
Fuente: La Patilla