El chavismo convirtió en una gran cloaca la inconclusa planta de saneamiento del río Turbio en Lara.
“Dotar a la población de Barquisimeto y Cabudare de un sistema de recolección de aguas residuales y tratamiento, necesarios para garantizar un desarrollo sustentable en el tiempo”, así defínía Jorge González, presidente de Enmohca, al proyecto de saneamiento del río Turbio. La presentación fue en el año 2011, donde se indicaba además que la Planta de Tratamiento para el Saneamiento del Río Turbio iba en marcha y rumbo a un final seguro.
Nada más lejos de la verdad. Enmohca, empresa dependiente del entonces Ministerio del Ambiente y creada con el propósito de sanear el río Turbio, se encargaría de construir nueve lagunas de oxidación en el sector El Taque, ubicada en la carretera vieja de Yaritagua, para el tratamiento de las aguas servidas de Barquisimeto y parte de Cabudare.
Además del río Turbio, se beneficiarían también los ríos Buría, en Yaracuy, y Cojedes, como parte extensible del río Turbio y que actualmente son recipientes de la contaminación generada por ambas ciudades.
De acuerdo a informaciones aportadas por Guillermo Palacios, diputado de la Asamblea Nacional, este proyecto tenía una capacidad de tratar 3.750 litros de agua por segundo, y su inversión se calculaba en 180 millones de dólares.
Durante la primera gestión de Luis Reyes Reyes comenzaron a verse en El Taque grandes cantidades de materiales, sobre todo tuberías de gran tamaño, rollos de materiales impermeabilizantes y muchas maquinarias que iban a ser las que más adelante realizarían los primeros trabajos, pero todo esto quedo en el abandono y fue desmantelado.
Palacios afirma que esa obra tuvo un porcentaje de ejecución bastante adelantado, pero luego de la crecida del río Turbio, el proyecto quedó totalmente paralizado y desvalijado. Las declaraciones de Palacios coinciden con las del ingeniero Manuel Cols, expresidente de Fudeco, quien además afirma que no hay ninguna investigación abierta. “Que yo sepa, de eso, nadie habla aquí. Ha estado silenciado y ha sido una inversión dilapidada”.
La foto es de hace unos años y se observa el momento cuando realizaron una prueba base. Foto: Manuel Colls
Cols señaló a La Patilla que la construcción abarcaría unos 19.850 metros cuadrados, lo que equivale a 9.85 hectáreas. “El proyecto de saneamiento del río Turbio tuvo como fecha de inicio los primeros años de gestión de Hugo Chávez. Allí se realizó un importante movimiento de tierras. Hay fotografías donde se revela que se construyeron 9 grandes celdas donde las aguas servidas tanto de Barquisimeto como una alta proporción de las aguas servidas de Cabudare también irían allá”, explicó el también especialista en Planificación.
Señaló también que de ese proyecto se construyó un túnel para que las aguas que vienen por la quebrada de La Ruezga también pasaran por debajo de la autopista Centro Occidental y estaba previsto conectar también las aguas de Cabudare, que pasan por un colector a la altura de El Trigal hacia Papelón, vía río Turbio. También se conectarían con el gran colector que llevaría las aguas a dicha infraestructura.
“La información que yo tengo es que en una crecida del Turbio, los sedimentos ingresaron en alta proporción a las compuertas de la infraestructura y a raíz de allí se paralizó el proyecto. Tan así que el proyecto fue abandonado. Allí hubo dolo en el sentido que se dejó sin vigilancia. El proyecto fue desvalijado”, destacó. Ni siquiera en la página web de la empresa Enmohca sale reflejado el proyecto.
Apenas se puede leer en la web esta breve reseña: “El Gobierno Nacional ante la inquietud generada por las condiciones ambientales del río Turbio, se trazó como horizonte el saneamiento de este gran pulmón vegetal. Al mismo tiempo, con la ejecución de obras de infraestructura hidráulica se garantizaría una mejor calidad de vida a las comunidades de la región noroccidental del país. De esta manera, en marzo de 2006 el presidente de la república Hugo Chávez Frías crea la Empresa Noroccidental de Mantenimiento y Obras Hidráulicas, ENMOHCA”.
Según la Memoria y Cuenta de 2010, a esta empresa, el entonces Ministerio de Ambiente, le asignó un presupuesto 165 millones 36 mil 883 bolívares, equivalente a lo que la Presidencia de la República le adjudicó a Corpolara en el año 2012 para la campaña electoral de Luis Reyes Reyes, aseguró Cols.
De las nueve lagunas, se construyeron solo tres que están completamente secas. Miles de tubos abandonados y la vialidad cubierta por la maleza, además de los talleres y depósitos de la empresa fueron desmantelados, de acuerdo a versiones de vecinos.
Agua para riego
Fuentes afirman que esta zona fue desvalijada y algunos tubos se los llevaron hacia otras regiones. Hoy, en este lugar no hay nada. Foto cortesía
“Algunos pozos para riego podrían destinarse al abastecimiento de la población”, indicó Cols, quien mostró una fotografía tomada hace unos años donde se refleja el tiempo cuando realizaron una prueba base. “La foto la tomé yo al pasar en un vuelo hacia Maiquetía”, precisó.
El experto indicó que en ese tiempo observó tres celdas en operación, y las otras vacías. “Allí no hay vigilancia. El material impermeabilizante que habían colocado en lo que serían las lagunas de oxidación, le prendieron fuego y de ahí han sustraído numerosos materiales, sobre todo tuberías, postes y otra serie de materiales que estaban ahí”.
Recalca que la misma situación pasó con el sistema de alumbrado que habían instalado parcialmente. Se cree que el proyecto ha sido desestimado, porque se ha visto que una empresa está recuperando algunos tubos para presuntamente utilizarlos en otra región con la anuencia de las empresas gubernamentales.
El proyecto, prosigue Colls, podría ser rescatable. “Desde luego, como toda obra paralizada, con daños, requiere una inversión cuantiosa para poder ser reactivada o culminar su construcción, pero sería muy importante si fuese factible”, afirmó. Sería un proyecto muy importante para concretar ese deseo regional que es sanear el río Turbio, afluente que en la actualidad constituye el gran colector de cloacas de Barquisimeto y Cabudare.
“Esto genera un efecto de contaminación muy grande y con el saneamiento del Turbio sería factible tener aguas tratadas para usarlas como riego en agricultura”, agregó. En un supuesto que la producción en el Valle del Turbio pudiera reactivarse, las aguas recuperadas por la planta de tratamiento, serían parte del proyecto de desarrollo agrícola.
Para el ingeniero Manuel Colls, a los funcionarios del régimen poco les importan los recursos económicos del país. Colls ha venido desde hace algunos años denunciando lo que ocurrió en El Taque, pero nadie hizo nada y se perdieron millones de dólares en tuberías e instalaciones, mientras que el río Turbio sigue convertido en la gran cloaca de Barquisimeto.
Salud en riesgo
El río Turbio pasa por un lado de Barquisimeto y llega hasta Cojedes. Los vecinos que viven cerca de este afluente usan sus aguas contaminadas
Ante la escasez del agua en el estado Lara, especialmente en Barquisimeto, amén de la falta de dinero para comprar agua por camiones cisternas que cobran en dólares, muchos vecinos, sobre todo los que viven en el sur de la ciudad, han optado por acudir a las riberas del río Turbio a buscar agua.
Este afluente, que además de ser depósito de desechos domésticos, tampoco escapa de la contaminación producida por la industrialización, uso de fertilizantes y pesticidas en la agricultura.
Es así como todos los días, vecinos se cargan con tobos y potes hasta bajar al río y comenzar su faena. Afirman que les pega el cansancio y hasta sufren de dolores musculares por el peso de cargar potes llenos del agua gris, la cual dejan reposar por un día antes de usarla para cocinar sus alimentos.
“Esto nunca se ha visto. Nosotros nos conformamos que nos llegue el agua, aunque sea una vez por semana”, indicaron. Nunca se habían visto en la necesidad de recurrir a esta opción, pues saben que sus vidas corren peligro, pero sostienen que el agua es una necesidad humana.
Muchos hasta se bañan allí, rogándole a Dios que no les pase nada. Comprar 200 litros de agua les cuesta cuatro dólares, dinero que prefieren invertirlos en comida. No tienen otro remedio.
Fuente: La Patilla