GRAN COSTO SOCIAL: El drástico ajuste con el que Maduro reduce la inflación

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El gobierno aplica una severa contracción del gasto que impacta a trabajadores y pensionados. A un alto costo el país se encamina a salir de la hiperinflación. El intento por preservar al bolívar choca con el avance de la dolarización

@VSalmeron / RunRunes

Durante cuatro años los venezolanos han permanecido en el túnel de la hiperinflación, sufriendo un meteórico ascenso de los precios. Pero en los últimos once meses hubo un cambio de intensidad, los precios suben a un ritmo más lento, bajo el riguroso ajuste que aplica la administración de Nicolás Maduro.

Desde septiembre la inflación mensual se desaceleró a un dígito y si bien el resultado anual seguirá siendo muy elevado -se estima en alrededor de 800%-culminará muy por debajo del 2.959% de 2020.

Para el próximo año la mayoría de las consultoras y entidades financieras esperan que continúe la tendencia al declive. Ecoanalítica, por ejemplo, proyecta un alza de 246% que sería la inflación más baja desde 2015.

Uno de los criterios más aceptados por la academia para diagnosticar el comienzo y el final de la hiperinflación es el elaborado por Phillip Cagan en 1956, según el cual un país sufre hiperinflación cuando la inflación alcanza 50% en un mes y culmina cuando en doce meses no ha habido otro mes de 50%.

Bajo este criterio, en el primer trimestre del próximo año el gobierno podrá anunciar formalmente el fin de la hiperinflación. Un método más moderno, como el de los economistas Carmen Reinhard y Kenneth Rogoff, considera que hay hiperinflación cuando la inflación experimenta una tasa anual de 500%.

Todo indica que según esta métrica la hiperinflación también culminará en 2022.

El gobierno, bajo la asesoría del exministro de finanzas de Ecuador Patricio Rivera, aplica un ajuste que disminuye la cantidad de dinero en la economía mediante una severa contracción del gasto público y la asfixia del crédito bancario.

Además, la estrategia se ha centrado en estabilizar la cotización del dólar con la venta de divisas provenientes de la mejoría en las exportaciones petroleras. Al mismo tiempo, parte del gasto del gobierno se ejecuta directamente en dólares.

“Con la llegada del asesor ecuatoriano el Banco Central disminuyó la creación de dinero para cubrir gasto del gobierno y la disciplina se mantuvo incluso durante la campaña electoral para las elecciones de gobernadores en noviembre de este año”, dice un técnico del Banco Central.

El costo social
La austeridad, si bien ha permitido desacelerar la inflación, tiene un impacto enorme en la masa de venezolanos que dependen directamente del Estado. El recorte de gasto lo padecen cinco millones de ancianos con pensiones que equivalen a un dólar y medio al mes.

Para aliviar el impacto el gobierno reparte cajas de comida a las personas de bajos ingresos, pero principalmente se trata de carbohidratos y granos.

Gladys Requena tiene 77 años y es jubilada. Explica que “ahora raras veces como carne, pollo o pescado. Mi dieta es a base de arepas, arroz y granos como caraotas o garbanzos”.

El gobierno asigna bonos mensuales a las familias de menos recursos, pero en medio de la austeridad se trata de montos insignificantes que no alivian la pobreza: el bono para un hogar promedio de cuatro integrantes equivale a 1,3 dólares.

Los trabajadores del sector público son otra muestra del impacto del recorte en el gasto. El salario promedio es de apenas doce dólares mensuales, de acuerdo a la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2021 realizada por la Universidad Católica Andrés Bello.

Como estrategia de sobrevivencia una cantidad relevante de trabajadores se dedicó al empleo por cuenta propia en actividades que van desde vender comida o puestos de buhonería y, en los casos más afortunados, técnicos y profesionales que ejerce su profesión de manera privada.

La sociólogo María Gabriela Ponce, quien forma parte del equipo que realiza la Encovi, explica que “solo 59% de los trabajadores que tenía el sector público antes de la pandemia continúan en este sector, la mayoría se fue al trabajo por cuenta propia y eso está muy ligado a las bajas remuneraciones”.

El economista Demetrio Marotta, quien trabaja en la elaboración de la Encovi, explica que el número de trabajadores en el sector público ha disminuido en aproximadamente dos millones de personas y de representar 34% del total de ocupados en 2014 bajó a 20% en 2021.

Sin crédito
Junto al recorte de gasto el gobierno tiene como estrategia estabilizar la cotización del dólar porque tiene impacto en una economía que lo emplea como medio de pago, así como para calcular precios y costos de reposición.

Para estabilizar el dólar el gobierno reduce los bolívares en la economía. La estrategia se resume en que, sin bolívares, no es posible comprar dólares y esto ayuda a enfriar el mercado cambiario.

Para reducir los bolívares en circulación el Banco Central obliga a los bancos a inmovilizar 85% de los depósitos y prácticamente no hay crédito para las empresas y los hogares.

La consecuencia es que la falta de financiamiento limita la recuperación de una economía que acumula ocho años en recesión.

La estrategia para estabilizar al dólar también incluye el aumento de la oferta de divisas mediante la venta de dólares en efectivo a través de los bancos. Además, empresas públicas como Pdvsa comenzaron a pagar a sus proveedores con dólares, a fin de disminuir la demanda en el mercado cambiario.

Gracias a esta política el tipo de cambio se ha mantenido con mínimas variaciones en el último trimestre. La mayoría de las proyecciones de bancos y consultoras pronosticaron que el dólar cerraría este año con un precio de 15 bolívares, pero actualmente se ubica en 4,6 bolívares y todo indica que podría cerrar en 5 bolívares.

Pasó el autobús
El despiadado ajuste del gobierno se centra en disminuir la cantidad de bolívares, pero una porción muy importante de la economía venezolana se mueve en dólares porque en medio de la hiperinflación la moneda estadounidense comenzó a utilizarse para fijar precios y pagar en la mayoría de las transacciones.

Según Ecoanalítica, dos tercios de las transacciones en centros urbanos se hacen en dólares, los depósitos en dólares en la banca representan la mitad del total y la liquidez en dólares en efectivo es seis veces más alta que la liquidez en bolívares.

El economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Daniel Cadenas, considera que el gobierno aplica una ajuste a destiempo. “Es posible que crean que estabilizando el tipo de cambio y controlando la inflación en bolívares pueden recuperar el bolívar, pero una vez la dolarización se instala es muy difícil de revertir”.

“Se cree que las políticas económicas son buenas independientemente de cuándo las apliques y el autobús para este tipo de medidas pasó en 2017”, agrega.

Desde su punto de vista “vamos a una economía en bolívares cada vez más pequeña, aunque una gran cantidad de personas dependan de ella. La tasa de inflación que reporta el Banco Central cada día dice menos a los agentes económicos”.

La dinámica de precios en dólares tiene sus particularidades. La consultora Dinámica Venezuela precisa que el costo en dólares de la canasta de bienes y servicios que utiliza el Banco Central para calcular la inflación aumentó 90% entre septiembre de 2020 y septiembre de este año.

Economistas coinciden en que la causa principal de la pérdida de capacidad de compra de los billetes verdinegros en Venezuela es que mientras los precios escalan rápidamente por la inflación, la cotización del dólar sube a menor velocidad.

El freno
Banqueros consulados explican que un paso que ayudaría a impulsar el crecimiento de la economía es permitir los créditos en dólares y la movilidad de los depósitos: actualmente no hay interconexión entre los bancos y no es posible transferir dólares de un banco a otro.

No obstante, por ahora, esta posibilidad luce lejana. La semana pasada la vicepresidenta Delcy Rodríguez afirmó que “los mismos que promovieron y articulan el bloqueo genocida (…) han defendido y promovido que Venezuela se dolarice en su sistema financiero. Sería el peor error histórico que acometiera nuestra República”.