El precio del bitcóin cayó este mes por debajo de los 40.000 dólares por primera vez desde agosto de 2021.
El bitcóin y el criptomercado en general podrían estar camino de entrar en una temporada de pérdidas de la que no se recuperarían en años, advierten los analistas del banco UBS, explicando los factores que están quitando atractivo a los activos digitales.
Uno de ellos es la expectativa de que la Reserva Federal -el banco central de Estados Unidos- vaya endureciendo su política monetaria este año para restringir la inflación en el país. Una subida de los tipos de interés minaría los argumentos de que el bitcóin es una protección contra el alza de los precios al consumidor, señalaron los analistas en una misiva dirigida a sus clientes el viernes, citada por Business Insider.
Ante ese posible escenario, el precio del bitcóin cayó a principios de este mes por debajo de los 40.000 dólares por primera vez desde inicios de agosto de 2021.
La estimulación monetaria llevada a cabo por la Reserva Federal en 2020 y 2021 fue un factor clave del crecimiento de los precios de los tókenes digitales en ese tiempo, por lo que una reversión de esta política afectaría con seguridad al valor de los criptoactivos, aseguran los expertos, que auguran un «invierno en el criptomercado».
El último ‘criptoinvierno’ se dio en diciembre de 2017, cuando el precio del bitcóin cayó desde los 20.000 dólares por unidad hasta menos de 4.000 dólares en cuestión de semanas y no se recuperó durante un año.
Otro factor que, según los analistas de UBS, podría presionar al mercado es la creciente opinión entre los inversores de que el bitcóin «no es una moneda mejor», ya que su volatilidad y limitada oferta la hace poco flexible.
Otro problema es puramente tecnológico y consiste en la insuficiente escalabilidad del ‘blockchain’ del bitcóin, es decir, la falta de capacidad del sistema para adaptarse al creciente número de transacciones.
Además, existe el problema de la regulación: los altamente especulativos negocios del criptomercado siguen estando en el punto de mira de los reguladores, que buscan proteger al consumidor y la estabilidad financiera.