¿CUÁNTAS MONEDAS? El derrumbe de Ceballos, Por Gustavo Tovar-Arroyo

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El origen del hundimiento

Se lo dije a Leopoldo López cuando en mayo de 2019 decidieron “negociar” a oscuras (¿qué negociaron?) con la dictadura en Noruega: “¡Acaban de aniquilar una visión nacional de libertad! ¡Este es el principio del fin de un esfuerzo de años!” No me entendió, su larga justificación a modo de respuesta lo develaba, no veía que actuar a espaldas del liderazgo político nacional e internacional generaría una incredulidad y desconfianza difíciles de salvar. En política lo único que vale es la palabra, el comunismo lo sabe por eso rompe con la palabra y la moral de sus opositores.

En esos días hablé cortamente con Daniel Ceballos, me advertía de su frustración total.

La de Daniel era la frustración de Venezuela.

El oscuro brillo de la avaricia

Daniel es uno de los mejores espíritus de su generación, adolecía de un sólo problema: su amor por el dinero. No lo culpo, él semejante a cualquier ser humano tiene aspiraciones materiales y teniendo familia que mantener debía velar por ellos. Alrededor de él, además, el ejemplo de los políticos (pienso en Manuel Rosales y otros) no era el mejor: vida de lujo, carros, joyas, viajes, era invitación constante a desviar sus ideales. Sin embargo, él parecía firme, al menos esa era la impresión que daba. Nuestras largas conversaciones antes y después de su injusto paso por la cárcel lo demostraban.

Había rabia en él, sí, se sentía traicionado, relegado, “ninguneado”, pero parecía firme.

Obvio: no todo lo que brilla es oro.

Traición a sí mismo

Para Daniel no debió ser nada fácil ver como sus compañeros se abrazaban con los criminales que lo encarcelaron (Luisa Ortega Díaz, Cristopher Figuera, etc.); como, pese a sus extraordinarios esfuerzos por alcanzar la libertad, lo aislaban y relegaban de las decisiones vitales de su partido; como su liderazgo moral y político era sustituido por el de una retahíla de improvisados, corruptos y malandros; como, después de dedicar su juventud y vida a derrocar al chavismo, el gobierno de transición lo despreciaba; como todo su sacrificio y dolor se “negociaba” inéptamente en Noruega.

Sí, entiendo la rabia de Ceballos (todos hemos sido víctimas), pero no justifico su asquerosa defensa de Maduro.

Daniel se traicionó a sí mismo.

La memoria de Judas

La simbología cristiana de la traición encarnada en Judas Iscariote, quien por unas cuantas monedas traicionó a su maestro Jesucristo y se “acomodó” con los chavistas de su tiempo porque con ellos se podía “trabajar”, calza perfectamente en la criminal actitud de Ceballos cuando por unas monedas se pliega a quienes han destruído a Venezuela, a quienes han hambreado, perseguido, encarcelado, torturado y asesinado a sus hijos. Ninguna rabia, decepción, resentimiento o frustración justifica el asco humano que representa lavarle el rostro al criminal de lesa humanidad Maduro.

El problema venezolano no es político, es ético. Ceballos es un corrupto, tracionó sus principios.

¿Cuántas monedas?

No hay error que lo justifique

Sé que Juan Guaidó, Leopoldo López y Voluntad Popular han cometido muchos errores, pero nada justifica lavarle miserablemente el rostro al chavismo. Nada. Chávez, Maduro, Cabello son unos criminales, si no queremos que nuestros hijos sean esclavos del crimen no podemos rendirnos ante ellos jamás. Ceballos se rindió porque es un mediocre, se pudo haber quedado callado y trabajar, prosperar, luchar, pero no, prefirió lavarle el rostro a los asesinos por unas monedas. Es un judas de nuestro tiempo, otro más.

Pero los judas son aborrecidos, la civilización les escupe en la cara con el tiempo.

El gargajo moral, injustamente, lo heredan hasta los hijos.

Resistir para cambiar al mundo

Sólo te ruego a ti que vives y expresas -a coro- conmigo tu indignación y molestia que no te rindas. Trabaja, desarróllate, prospera, pero no te rindas. No lo hagas sólo por ti, hazlo por tus hijos y por tus nietos, no permitas que sean esclavos de unos criminales, no impulses que sean unos mediocres de por vida, unos arrastrados del chavismo. Sé digno, sé diferente, a pesar del bochornoso espectáculo que dan los políticos. Las cosas cambiarán tarde o temprano, sé tú mismo el cambio. Lo que está pasando en Venezuela es abominable, es un Estado criminal, un gobierno de delincuentes. Tarde o temprano irán por ti. Con astucia los derrocaremos.

Y si no lo hacemos tú y yo que lo hagan nuestros hijos, pero jamás les inclinemos la rodilla.

Rebélate en silencio, pero rebélate.