Los dramáticos testimonios de las ejecuciones sumarias perpetradas por las tropas de Putin en Ucrania

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Human Rights Watch documentó casos ocurridos entre el 27 de febrero y el 14 de marzo en las ciudades de Staryi Bykiv, Bucha, Zabuchchya y Vorzel.

Por infobae.com

Un nuevo informe publicado por Human Rights Watch (HRW) reveló que fuerzas militares rusas cometieron violaciones de las leyes de guerra contra civiles en áreas ocupadas de las regiones de Chernihiv, Járkov y Kiev de Ucrania. La información dada a conocer recopiló varios casos ocurridos entre el 27 de febrero y el 14 de marzo.

Hugh Williamson, director para Europa y Asia Central de la organización explicó que los casos que documentaron, gracias a la ayuda de testigos, víctimas y residentes locales de los territorios ocupados por Rusia, “equivalen a crueldad y violencia indescriptibles y deliberadas contra civiles ucranianos”. Además advirtió que “La violación, el asesinato y otros actos violentos contra personas bajo la custodia de las fuerzas rusas deben investigarse como crímenes de guerra”.

Ante las continuas denuncias de crímenes contra la población civil de Ucrania, HRW contó que una de las acciones más brutales fueron las ejecuciones sumarias.

STARYI BYKIV

Una de las primeras fue la ocurrida el 27 de febrero en la aldea de Staryi Bykiv, en la región de Chernihiv. Testigos aseguraron que las fuerzas rusas detuvieron a seis hombres y los asesinaron, luego de volar el puente entre los pueblos de Novyi Bykiv y Staryi Bykiv. Ante los bombardeos de los militares, cientos de personas buscaron refugio en los sótanos de sus viviendas.

“La mayoría de la gente se escondía en sus sótanos debido a los bombardeos, y los soldados iban de puerta en puerta”, explicó una mujer proveniente de Novyi Bykiv. Los soldados “se llevaron a seis hombres de tres familias diferentes. A una madre le quitaron [y dispararon] a sus dos hijos. Otro joven tenía poco más de 20 años, se llamaba Bohdan, conozco bien a su madre”, aseguró y explicó que los soldados le dijeron a la familia que esperara cerca de su casa mientras se llevaban a su hijo para interrogarlo. “Dijeron lo mismo a otras familias. En cambio, se llevaron a estos seis hombres, los llevaron al otro extremo de la aldea y les dispararon”.

Victoria, la madre de Bohdan, habló con HRW y dijo que se llevaron a su hijo y a su cuñado , luego de que estos salieran a fumar luego del cese de fuego. Luego de pasados unos minutos, contó que un vecino “corrió y dijo que los vio llevándose a Bohdan y Sasha, y a algunos otros tipos”.

Victoria corrió a la calle para preguntar a los soldados rusos en el puesto de control qué había sucedido. “Nos dijeron que no nos preocupáramos, que ellos los asustarían un poco y luego los dejarían ir”, explicó. “Nos alejamos unos 50 metros… y escuchó disparos. Eran alrededor de las 6:20 p.m”.

Al día siguiente encontraron los cuerpos cerca de un prado y un gran edificio.

“Tres de los seis hombres estaban a un lado del edificio, pero no mi hijo y ni mi cuñado. Caminamos hacia el otro lado y vimos a Bohdan y Sasha, con uno más. Estaban acostados allí. Encontramos disparos en sus cabezas. Tenían las manos atadas a la espalda. Miré el cuerpo de mi hijo, sus bolsillos estaban vacíos, no tenía su teléfono, ni llaves ni documentos de identidad”.

Luego de la negativa de los rusos de entregarles los cuerpos, los intensos bombardeos continuaron los días siguientes.

No fue hasta el 7 de marzo que volvieron al puesto de control para pedir por los cadáveres, allí “nos dijeron que fuéramos al cementerio, que nos traerían los cuerpos … Todos los vecinos asistieron, eran como 75 personas … Los enterramos a todos el mismo día, en tumbas separadas”.

Las 6 víctimas fueron Volodymyr, de 40 años, otro Olexander, de 40, y dos hermanos, Ihor, de 31 años, y Oleh, de 33, su hijo Bohdan de 20 y su cuñado Sasha Olexander de 39.

BUCHA

Acontecimientos similares ocurrieron el 4 de marzo en Bucha, a 30 kilómetros al noroeste de Kiev. Los rusos mataron a un hombre y amenazaron a otros cuatro.

Una maestra fue testigo del hecho y explicó que escuchó disparos alrededor de las 7 a.m. y vio tres vehículos blindados rusos junto a cuatro camiones Kamaz [marca rusa] conduciendo por su calle. Minutos después, mientras se refugiaba en el sótano con sus dos perros, escuchó que se rompían los vidrios y luego que la puerta de su casa se abría violentamente. Desde el exterior escuchó voces que le dijeron en ruso, “Ven afuera ahora mismo o lanzaremos una granada”.

Ante la amenaza, gritó que estaba sola en el sótano y salió con las manos en alto.

“Había tres hombres afuera, dos soldados y un comandante”. “Tomaron mi teléfono y lo revisaron, luego me dijeron que agarrara mis documentos de identificación y fuese con ellos”, comentó. Mientras caminaba por la calle con los soldados, vio que también estaban acorralando a sus vecinos y ordenándoles que caminaran.

Los llevaron a una plaza. Eran en total 40 personas, la mayoría eran mujeres y algunos hombres mayores de 50 años, rodeados por 30 soldaos rusos, que reunieron los teléfonos de los civiles, revisaron documentos y preguntaron quiénes formaban parte en defensa territorial o unidades locales de autodefensa.

La mujer dijo que en un momento dado, trajeron a un joven, luego a cuatro más. Los soldados les ordenaron que se quitaran las botas y las chaquetas. “Los hicieron arrodillarse al costado de la carretera, sacaron sus camisetas por detrás y se las colocaron por encima de sus cabezas. Le dispararon a uno en la parte posterior de la cabeza. Cayó y las mujeres presentes comenzaron a gritar. Los otros cuatro hombres estaban arrodillados allí”.

“Todos ustedes son normales, y esto es suciedad. Estamos aquí para limpiarte de la suciedad”. Crédito: Cancillería de Ucrania“Todos ustedes son normales, y esto es suciedad. Estamos aquí para limpiarte de la suciedad”. Crédito: Cancillería de Ucrania

Luego de lo sucedido, el comandante le dijo al resto de la gente en la plaza que no se preocupara, “Todos ustedes son normales, y esto es suciedad. Estamos aquí para limpiarte de la suciedad”.

Después de varias horas, fueron liberados y escoltados por los soldados a sus casas. Los otros cuatro hombres permanecieron arrodillados cuando ella se fue.

La maestra salió de la ciudad el 9 de marzo, y el cuerpo del joven todavía yacía donde le habían disparado.

ZABUCHCHYA

El 4 de marzo, las fuerzas rusas amenazaron con ejecutar a un hombre y su hijo en Zabuchchya, un pueblo a las afueras de la ciudad de Irpin, al noroeste de Kiev.

Un residente de la aldea explicó que 13 soldados entraron a una casa dónde se refugiaban varias personas para registrarla. “Los soldados preguntaron por mi hijo, de 34 años, que está en la defensa territorial. Él salió a su encuentro y le preguntaron quién estaba en la casa y luego la registraron y la pusieron patas arriba…. En el patio trasero, encontraron mi rifle de caza y una botella de gasolina, y se volvieron locos”, dijo el testigo.

El comandante ordenó a un grupo de soldados que los llevaran a él y a su hijo afuera y les dispararan. “Nos llevaron afuera. Uno de los soldados se opuso. Nos llevaron de vuelta adentro y le ordenaron a mi hijo que se desnudara porque dijeron que querían buscar tatuajes nacionalistas. Otros soldados también fueron a casas en nuestra calle, incluida la casa de un juez y el diputado del consejo local”.

“Rompieron la ventana de la casa del juez para entrar. Los vimos sacando bolsas y bolsas de cosas de la casa. Después de eso, se fueron. Llevé a mi familia y a todos los que estaban en el sótano, y huimos en dos autos. Mi esposa, mi hijo y mi madre, de 80 años, ahora se quedan en la casa de mi hija en Khodosivka al suroeste de Kiev”, concluyó.

VORZEL

El 6 de marzo, soldados rusos entraron en la aldea de Vorzel, a unos 50 kilómetros al noroeste de Kiev. Allí arrojaron una granada de humo a un sótano, la gente que se encontraba refugiada en el lugar salió corriendo y se encontró con una balacera dirigida a ellos. Los rusos dispararon a una mujer y a un niño de 14 años.

El joven murió en el acto tras recibir un impacto en la cabeza, la mujer sucumbió a sus heridas en el pecho y las piernas dos días después del ataque. Varios residentes locales los enterraron fuera del refugio antiaéreo.