Conciertos en Venezuela: ¿Se reactivó la economía?

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Productores musicales coinciden en que la reanudación de los conciertos en Venezuela se traduce en la reactivación de la economía y en la respuesta a una necesidad de entretenimiento por parte del público; sin embargo, para los economistas solo 5% de la población integra la llamada burbuja de consumo. El alto costo de las entradas tiene que ver con el aforo y los gastos para traer artistas al país, según expertos

El Pitazo

Marielena tomó la pintura de labios y la deslizó por su boca. Se miró de nuevo al espejo y notó que la camisa tenía un botón desabrochado, así que lo ajustó. Una fan que sigue enamorada no puede perder ningún detalle cuando se trata de ver a sus ídolos.

A las 6:54 pm del sábado 2 de abril, Marielena ya estaba en la cola para entrar a la terraza del Centro Ciudad Comercial Tamanaco para el concierto de Servando y Florentino. Se trataba de la segunda función del dúo en Caracas. Dos horas y media después los cantantes de Te regalo la luna y De sol a sol descendieron de un rubic cube construido a base de centelleantes luces para comenzar la función. “Ya están aquí, en Venezuela, los hermanos Primera”, corearon después de 10 años sin presentarse en escenarios nacionales.

El concierto de los “muchachos de El Valle” no tuvo desperdicio. Contó con una puesta en escena que supone una millonaria inversión. A este tipo de espectáculos le antecedieron los de Alejandro Fernández y Morat y se anuncian otros más, como el de Camila y Sin Bandera. ¿Por qué regresan los conciertos a Venezuela? ¿Hay un público distinto al de años anteriores? ¿Venezuela se arregló? ¿Hay espacios adecuados en el país para conciertos? ¿Los conciertos se realizan en espacios pequeños y el aforo representa un bajo porcentaje de la población?, ¿El COVID-19 quedó en el pasado? Esto nos dijeron algunos expertos.

Necesidad de entretenimiento
Para Félix Colmenares, productor musical, la reanudación de los conciertos en Venezuela se traduce en la reactivación de la economía y en la respuesta a una necesidad de entretenimiento por parte del público. “Este negocio tiene muchos años, pero la pandemia afectó el mercado y su reimpulso ha sido beneficioso para productores, trabajadores y público”, aseguró a El Pitazo.

El productor musical explicó que un concierto de gran magnitud en Venezuela, con un aforo de 5.000 o 6.000 personas, puede generar al menos 200 puestos de trabajo entre técnicos y artistas, sin contar los indirectos.

“Nadie se imagina el impacto económico que tiene un evento. Por ejemplo, usted va a un show en el Hotel Hesperia Valencia y come la gente del estacionamiento, la que vende ropa, los que la alquilan, los que van a la peluquería, los mesoneros, los cocineros y hasta los taxistas, es decir, se mueve la economía”.

Tú vas a otro país y puedes vender 20.000 o 30.000 entradas y cubrir costos. Aquí son 5.000 o 6.000 personas y, en los eventos pequeños, que son exitosos, el aforo máximo es de 1.000 personas, pero un artista cobra lo mismo afuera que en Venezuela

Félix Colmenares, productor musical

Al ser consultado sobre el alto costo de las entradas de los conciertos en Venezuela, lo atribuyó a las dificultades para traer artistas internacionales. “Venezuela es uno de los países más complicados para visitar. Tú compras un boleto de Miami-Dominicana y hay 10 vuelos diarios, igual Miami-Panamá, pero vas a traer a un artista de Colombia para acá y no hay vuelos directos, entonces son dos o tres boletos”.

Colmenares indicó que otro factor que aumenta el costo de los tickets es el aforo, pues señala que en Venezuela no hay plazas muy grandes para eventos y, mientras más pequeño es el espacio, más alto es el precio de la entrada.

“Tú vas a otro país y puedes vender 20.000 o 30.000 entradas y cubrir costos. Aquí son 5.000 o 6.000 personas y, en los eventos pequeños, que son exitosos, el aforo máximo es de 1.000 personas, pero un artista cobra lo mismo afuera que en Venezuela”, explicó.

Agotadas en dos horas
La dolarización transaccional en Venezuela también resulta atractiva para los productores de espectáculos. A ello se suma el interés que los artistas han mostrado por visitar el territorio nacional, en opinión del productor Frederick Meléndez

“Era difícil correr detrás del dólar y en algún momento lo hicimos, pero nadie ganó. La realidad y el público de hoy son totalmente distintos (…) Y las bandas nuevas, que nunca han venido, tienen ganas de visitar Venezuela porque tienen un público increíble que gasta y no escatima”, aseguró Meléndez durante una entrevista concedida en el programa Shirley Radio el 6 de abril.

Meléndez, quien es el propietario de AGTE Live –una firma de entretenimiento especializada en la producción de espectáculos en vivo– indicó que las entradas para el concierto de la banda colombiana Morat se agotaron en dos horas, lo que calificó como un hecho inédito en Venezuela.

En el mismo programa, el periodista especializado en espectáculos, Simón Villamizar, declaró que la industria no ha despegado del todo. “La reactivación amerita de un público que gaste y el regreso de las disqueras que dejaron el país hace más de una década, entre otros factores. Para llegar a Coldplay, Madonna, Britney Spears todavía tenemos que subir peldaños”, explicó.

Villamizar se refirió al concierto de Camila y Sin Bandera, cuyas entradas –que cuestan $5.000– se agotaron para los cinco boxes habilitados y la producción estaba considerando abrir otros 20. “Sabemos que hay un grupo de la población que requiere esos espacios que ofrecen exclusividad, porque no quiere ser visto, no quiere relación con el público”, destacó.

No todo el mundo ha elevado su capacidad de consumo en la misma proporción. Solo 5% de los ciudadanos integra las llamadas burbujas de consumo, mientras 80% de la población no alcanza el consumo per cápita de 2$ diarios. En conclusión, mucho dinero en manos de pocas personas, que habla del consumo de un pequeño porcentaje de la población

Luis Angarita, economista
Consumo privado
Para el profesor de Economía Internacional de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Luis Angarita, este auge de eventos y conciertos en el país, hacen evidente el aumento del consumo privado, en comparación con años anteriores; sin embargo, advierte que este aumento es asimétrico.

“No todo el mundo ha elevado su capacidad de consumo en la misma proporción. Solo 5% de los ciudadanos integra las llamadas burbujas de consumo, mientras 80% de la población no alcanza el consumo per cápita de 2$ diarios, lo que genera clases sociales marcadas. En conclusión, mucho dinero en manos de pocas personas, lo que habla del consumo de un pequeño porcentaje de la población”.

El economista Carlos Ñáñez, profesor de la Universidad de Carabobo, comparte la opinión de Angarita. “En la economía venezolana existe un proceso de segmentación por la vía del ingreso entre quienes tienen acceso a las divisas por vía lícita, de ahorro y quienes las tienen por sus conexiones con el Gobierno, esto, desde luego, genera sectores en el mercado que sí tienen la capacidad para adquirir estos servicios de esparcimiento que escapan del común precio que puede pagar un venezolano promedio”.

Para Ñáñez, el hecho de que algunas personas tengan la posibilidad de asistir a los conciertos no tiene nada que ver con que no exista una crisis en el país. “En Venezuela nueve de cada diez hogares presentan pobreza estructural y ocho de cada diez hogares presentan pobreza coyuntural”, acotó.

Los espectáculos volvieron a otras ciudades
Barquisimeto es otra de las ciudades que ha sido escenario de conciertos en hoteles o restaurantes. “En una semana se han celebrado hasta tres conciertos. Al de Alejandro Palacios –cantautor colombiano de vallenatos– fueron entre 100 y 150 personas, el de Nacho fue muy bueno en organización, quizás el lugar se quedó pequeño, pero el más masivo fue el de los hermanos Primera”, señaló a El Pitazo el periodista y locutor Alex Menéndez.

Aunque las medidas de distanciamiento y prevención del COVID-19 aparecen en la oferta de los organizadores de estos eventos, no es obligatorio presentar la tarjeta de vacunación. “En ningún concierto de los que fui el año pasado y este año se ha cumplido con normas de bioseguridad, ni siquiera en la entrada. Entiendo que es difícil controlar a más de 1.000 personas en un recinto”, agregó.

Para la infectóloga Zenaida Castillo no es momento de suspender las medidas de protección contra el COVID-19, pues en Venezuela aún se registran variantes que son consecuencias de la mutación del virus original.

“Si le dijéramos a la población que por lo menos conserve las medidas de distanciamiento, que mantenga las mascarillas KN95, quizás pudieran llevarse a cabo eventos en espacios abiertos y evitar los cerrados. También nos ayudaría mucho exigir el esquema de vacunación con refuerzo para los asistentes”, consideró.

En ningún concierto de los que fui el año pasado y este año se ha cumplido con normas de bioseguridad, ni siquiera en la entrada. Entiendo que es difícil controlar a más de 1.000 personas en un recinto