El pecado de la desnutrición

0
263

Aunque la organización Cáritas afirma en su reciente publicación que los indicadores de desnutrición mejoraron levemente en 2021, todavía es inaceptable que haya casos entre los niños venezolanos de este flagelo que los marcará toda su vida. Esta es una de las consecuencias de la crisis humanitaria compleja que han provocado las políticas criminales del gobierno chavista. Gran regalo para las madres el día de ayer saber que sus hijos padecen las secuelas de la maldad roja.

Por El Nacional

Con una canasta alimentaria que ronda los 400 dólares, las madres venezolanas tienen que hacer milagros para darle de comer a sus hijos, pero está visto que pocas lo consiguen. Esta tragedia se vive a diario desde hace muchos años, y no hay peor desgracia que ver a un niño que no alcanza sus potencialidades porque no se le suministran los nutrientes necesarios.

Cáritas de Venezuela hizo el estudio en 22 diócesis de 19 estados del país y llevó los números de 1.423 niños. Los resultados de estas mediciones son demasiado elocuentes, aunque, como se dijo antes, muestran una pequeña mejoría con respecto a 2020. Sin embargo, de esta cantidad de infantes, un poco más de 10% sufre desnutrición aguda de moderada a severa.

A la anterior cifra hay que sumarle 22% que está en riesgo de entrar en desnutrición aguda en el corto plazo. Y lo que es peor, un tercio de los niños monitoreados tienen ya el daño nutricional instalado, pasó de ser agudo a crónico, es decir, las consecuencias para su crecimiento y desarrollo ya son inevitables.

¿Quién puede sentirse cómodo con semejantes hallazgos? Que si no fuera por la organización Cáritas no se sabría, porque es deber de un gobierno vigilar el desarrollo de los más necesitados pero el chavista ni siquiera lo hace. A este tipo de trabajos es que deben destinarse los ingentes recursos de un Estado que se preocupa por la población, no a repartir comida de muy bajo nivel nutricional creando una madeja de corrupción gigantesca.

No hay perdón para los responsables de que este flagelo se haya instalado en la población infantil venezolana. Hugo Chávez se llenaba la boca diciendo que él iba a rescatar a los niños de la calle y ahora pululan con sus padres escarbando en la basura. En las esquinas se ven las madres pidiendo limosna con los hijos en brazos envueltos en harapos. La más triste de las tragedias. Y lo que es peor, como lo advierten los expertos de Cáritas, es un fenómeno cuya tendencia es a aumentar.

Entonces ¿hasta cuándo se puede aguantar un gobierno que no hace nada para ayudar a la niñez? Es urgente resolver el problema político para poder ocuparnos de asistir a los infantes. Solo así Venezuela podrá recobrar su futuro.