¿Cuál es la historia de Gustavo Petro en la guerrilla del M-19?

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El líder de izquierda y candidato presidencial de Colombia Gustavo Petro, quien ha ejercido cargos públicos desde muy joven, lleva encima una historia que para muchos es un estigma y sus detractores no le perdonan: haber sido miembro del M-19, un grupo guerrillero desmovilizado en 1990, pero que dio muchos golpes de opinión y propició uno de los episodios violentos más trágicos en la historia del país.

Melissa Velásquez Loaiza – CNN

El líder de la izquierda tiene una polémica vida pública marcada por su pasado revolucionario, pero también por su papel como senador y alcalde de Bogotá. En su tercer intento por llegar a ocupar el máximo cargo en el país, el líder de la izquierda sigue siendo criticado por sus principales adversarios políticos debido a su paso por la guerrilla.

La historia de Gustavo Francisco Petro Urrego (Ciénaga de Oro, Córdoba, 1960) como guerrillero se remonta, al igual que su vida política, a una época convulsa en la política colombiana. Petro, nacido en tierras de la costa caribe colombiana, llegó muy joven a Zipaquirá, un municipio a unos 45 kilómetros al norte de Bogotá, y allí empezó su trabajo en lo público como personero y concejal municipal, a sus 21 años.

A esa edad también empezó su paso por la guerrilla urbana del M-19, que fue fundada en protesta por el supuesto robo de las elecciones en las que perdió el exdictador Gustavo Rojas Pinilla y ganó el candidato conservador Misael Pastrana, en 1970.

Petro ha intentado ser presidente tres veces en 2010, 2018 y 2022. Dice que su despertar político lo tuvo a finales de los años 60 cuando vio a su papá llorar por la muerte del líder revolucionario argentino Ernesto «Che» Guevara. También, dijo, se sintió conmovido por la muerte del presidente socialista de Chile, Salvador Allende, según relató en una entrevista con Reuters.

Petro ingresó al Movimiento 19 de abril con 18 años. Conocido como M-19, el grupo era parte de la llamada segunda ola de movimientos guerrilleros en el país que creció en toda la región en la década de 1970, influenciados por la Revolución cubana.

En 1978 vivía en Zipaquirá, un pueblo a las afueras de Bogotá, cuando leyó los documentos donde se resumía la Conferencia del M-19, según cuenta él mismo en su libro, Petro una vida, muchas vidas.

«Desde un punto de vista racional, su tesis era muy lógica y popular: había que reivindicar la historia patria, el alma popular. Para nosotros fue fácil comprender la necesidad de esa reivindicación, pues vivíamos en medio de ese mundo popular», escribe Petro sobre los argumentos del grupo.

Pasaba de sus 21 años apenas y ya estaba involucrado en la política de Zipaquirá, primero como personero, luego como concejal.

«Yo era militante clandestino del M-19, pero desarrollaba una actividad legal en la ciudad de Zipaquirá, incluso como concejal», le dijo a la periodista Guylaine Roujol en su canal de YouTube, Bándalos, en 2021. En esa entrevista habló sobre sobre los hechos que lo llevaron a unirse a la guerrilla urbana.

«En Zipaquirá escribía comunicados y los metíamos por debajo de las puertas en unas frías noches, a las 11 de la noche», dijo Petro sobre algunas de sus primeras acciones como militante clandestino del Eme, como denominaban al M-19.

Para esa época, dice, una de las razones que llevaron a muchos jóvenes a «levantarse en armas» era el continuo estado de sitio en el que vivía Colombia desde hace años, cuyo estilo de Gobierno era parecido a «las dictaduras militares del Cono Sur», dijo.

«Sin libertades, sin derechos constitucionales, con capacidad de los presidentes de que todos eran elegidos popularmente, pero en una democracia un tanto de mentiras, gobernaban no por leyes, sino por decretos. Siempre dirigidos a contener el movimiento popular», dijo.

En Colombia esa figura de «estado de sitio» fue utilizada constantemente entre noviembre de 1949 a 1978, incluida una dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), según el libro Quince años de estado de sitio en Colombia: 1958-1978, del escritor Gustavo Gallón Giraldo.

Para 1984, el presidente Belisario Betancourt decretó de nuevo el estado de sitio debido a la violencia que seguía sin dar tregua en el país, ya que había presencia activa de varias guerrillas que ponían en jaque el Gobierno colombiano.

Ese año, el M-19 hizo el primer esbozo de un proceso de paz propuesto al Gobierno de Belisario Betancourt (1982-1986). La guerrilla pidió, entre otras condiciones, levantar el estado de sitio, «que era la modalidad de Gobierno en Colombia, continua durante 25 años», dijo Petro.

Y mientras llevaba su doble vida, Petro, en 1984, aceptó ser militante del M-19 tras la firma de los acuerdos de paz con el Gobierno de Betancourt, y pasó un año y medio en prisión por orden de la justicia penal militar.

«Trataba de mantenerme en Zipaquirá de manera clandestina, lo cual era muy difícil. A la postre fui capturado bajo un decreto de estado de sitio. Fui llevado a prisión. Eso significa que no fui condenado en términos jurídicos.

«Ni fui procesado por un juez ni por la justicia. Simplemente podíamos llamarle ‘arrestado’ y por decisión de un coronel del Ejército, arrestado por 18 meses [por la] justicia militar», aseguró el hoy candidato a la presidencia.

Los inicios del M-19
La guerrilla del M-19 era una guerrilla urbana de corte socialista, muy diferente de la concepción comunista de otras guerrillas como las FARC.

La creación del Movimiento 19 de Abril (de donde vienen sus siglas) se dio en 1970 «por el fraude electoral contra la Anapo», ha dicho Petro. La Anapo, la Alianza Nacional Popular, fue el partido fundado por el general Gustavo Rojas Pinilla, quien fue dictador de Colombia entre 1953 y 1957.

Pero en las elecciones de 1970, cuando Rojas Pinilla se perfilaba como el favorito y posible ganador, resultó vencedor su oponente, el conservador Misael Pastrana Borrero, la mañana siguiente de las elecciones. Por ese supuesto fraude se creó el M-19.

La lucha armada de esta guerrilla tomó a Colombia después de la década de los años 70 y se caracterizó por «hechos de impacto simbólico», según reseña el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH). Entre sus acciones se resaltan la toma de la embajada de República Dominicana en 1980, el robo de armas al Cantón Norte, una fortaleza militar, a través de un túnel, en el norte de Bogota, y —en un acto «simbólico», recuerda Petro—, con el robo de la espada de Bolívar.

«¿De quién era la espada?», recordó Petro. «La espada no era ni más ni menos que del pueblo. Y estaba realmente secuestrada», dijo en una entrevista con la periodista Carolina Sanín, en el programa de televisión Mesa Capital. El día de la firma del acuerdo de paz con el M-19, en 1990, el grupo guerrillero devolvió la espada de Bolívar.

La toma del Palacio de Justicia en 1985
El M-19 tiene a cuestas una de las tragedias más dolorosas de la historia reciente de Colombia. Esta guerrilla tomó el Palacio de Justicia el 6 de noviembre de 1985, en el centro de Bogotá. Durante dos días, los insurgentes retuvieron a 350 rehenes, entre magistrados, empleados judiciales y visitantes, mientras el edificio ardía en llamas.

Tras el operativo militar para retomar el control del edificio murieron 98 personas y 11 más fueron declaradas como desaparecidas.

Los adversarios políticos de Petro le achacan haber sido parte de lo que ahí ocurrió, considerado como uno de los episodios violentos más trágicos en la historia de Colombia. Pero Petro sostiene que él no participó en esta toma.

«Cuando sucedieron los hechos de la toma violenta al Palacio de Justicia y la retoma aún mayor, mucho más violenta del Estado del Palacio de Justicia, yo estaba siendo torturado en una caballería del Ejército en la ciudad de Bogotá. Era un muchacho en aquel entonces y fui a parar a la cárcel después de la tortura», dijo Petro a CNN en 2013.

Foto de archivo. Soldados del Ejército de Colombia protegen a un grupo de jueces que sale del Palacio de Justicia de Bogotá, ocupado el 6 de noviembre de 1985 por un comando guerrillero del movimiento M-19. Las tropas gubernamentales atacaron y mataron a más de 100 personas, incluidos 11 jueces. Luego de este evento, se formaron escuadrones de la muerte paramilitares para ejecutar a los opositores al Gobierno. (Crédito: AFP a través de Getty Images)

Petro ha dicho que, con la toma al Palacio de Justicia, el M-19 buscaba «denunciar a Belisario por romper el acuerdo de paz que había firmado con esa agrupación. Y quería relanzar el proceso de paz y el dialogo nacional con la presión de las armas».

Hallan restos de desaparecidos, pero víctimas de toma del Palacio de Justicia esperan respuestas La desmovilización del M-19
Con la firma del acuerdo de paz y la desmovilización en su totalidad del M-19, Petro entró en un nuevo capítulo político.

El M-19 se acogió a un proceso de paz con el Gobierno de Virgilio Barco, pues declaró «que la guerra no era la solución y resolvió deponer lar armas», dice el CNMH. El acuerdo se firmó el 9 de marzo de 1990.

La historia de este grupo guerrillero marcó «hitos políticos como los procesos posteriores de participación política» tanto del partido que nació tras la firma de los acuerdos» y el nacimiento de muchos liderazgos «en otros movimientos y partidos políticos», según el Centro de Memoria Histórica.

Luego de la desmovilización, el hoy candidato presidencial estudió en una universidad privada gracias a una beca, ocupó varios cargos públicos.

Fue asesor de la Gobernación de Cundinamarca y representante a la Cámara en los años 90. Por motivos de seguridad tuvo que exiliarse y fue nombrado diplomático por el Gobierno de Samper, en 1994, y tuvo un intento fallido para ser alcalde de Bogotá, en 1997. Más adelante, logró ser elegido representante a la Cámara, en 2002. En 2006, fue senador por el partido Polo Democrático Alternativo. Fue alcalde de Bogotá en 2012.

Ha sido tres veces candidato a la presidencia. En 2018, fue el segundo candidato más votado frente a Iván Duque, en una campaña altamente polarizada.

Con información de Fernando Ramos