Raploch, 2012. Ese año, este distrito de la ciudad de Stirling, en Escocia, acogió un inusual concierto en el que participaron niños de la zona, junto a la famosa Orquesta Sinfónica Juvenil “Simón Bolívar” de Venezuela. Era parte de un experimento para ver el impacto que podía tener la educación musical inmersiva en una comunidad con alto niveles de exclusión social. Diez años después, ¿qué ha sido de esos niños?
Por David Sillito / bbc.com
Pero antes de ver cuáles fueron los resultados del ensayo, es importante explicar que Raploch no tiene buena fama. En los diccionarios en inglés el nombre de la zona también figura como un adjetivo peyorativo para describir a personas “ordinarias, llanas, poco distinguidas; toscas, groseras”.
El barrio, lleno de casas grises construidas por los sucesivos gobiernos británicos para personas de bajos ingresos, se encuentra a los pies de uno de los principales atractivos turísticos de Escocia: el castillo de Stirling. Sin embargo, el desempleo, la pobreza y el crimen lo han estigmatizado.
No obstante, algo ha cambiado en estos años.
Symone Hutchison ha sido miembro de la orquesta Big Noise desde hace una década.
El concierto de 2012 parece ser la razón. En el recital, un grupo de niños escoceses, que formaban parte del entonces novedoso programa llamado Big Noise, se unieron a la Juvenil Simón Bolívar, que entonces dirigía al director venezolano Gustavo Dudamel.
La actuación en un campo gris y húmedo cerca de Raploch fue presenciada por una alegre multitud envuelta en ponchos impermeables.
Una década después, el gusto por lo musical no ha hecho más que crecer. Dos de los niños que tocaron en el concierto, Solomon y Dylan, son ahora miembros habituales de la Orquesta Sinfónica de Raploch.
Por su parte, la trombonista Symone Hutchison, quien ahora tiene 20 años, está a punto de entrar en su tercer año en el Real Conservatorio de Escocia.
“No entendía realmente lo grande que era”, dijo, “pero estaba muy emocionada, ver a Gustavo y ver tocar a la orquesta Simón Bolívar fue increíble. Estaba totalmente inspirada”.
Luke Barjoti, que entonces tenía 12 años, hizo una reverencia en el escenario y hoy, 10 años después, acaba de terminar la carrera de música.
¿Cómo recuerda ese momento? ¿Qué supuso para su vida?
“Diría que tuvo un papel enorme y significativo”, respondió.
“Fue una experiencia que nunca olvidaré. Antes del Big Noise no conocía los chelos, los violines… nunca se me pasó por la cabeza. Ni mi madre ni mi padre, ni ningún miembro de mi familia aprendieron nunca a tocar un instrumento”.
Siguiendo el ejemplo venezolano
El programa The Big Noise comenzó en Raploch en 2008 y fue el primero de una serie de proyectos, inspirados en el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, que Escocia puso en marcha.
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