El cincuentenario y apacible paisajismo de Armando Villalón

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La obra pictórica de este barquisimetano nacido, el 6 de julio de 1945, en el perímetro colindante del antiguo mercado El Manteco, se distingue por los rasgos de claridad y serenidad. Es el epicentro de su obra presente durante su evolución a partir de la primera mitad de 1960, cuando da sus primeros pasos en las artes plásticas. Es la etapa de las pinceladas espontáneas y empíricas porque pasa todo artista plástico. El novato que siempre sueña con la gloria y que tantea con la paleta.

Villalón ha perseverado firmemente en su propósito de ser una personalidad de la plástica hasta alcanzar la cumbre axiológica por medio del nuevo paisajismo larense. Ese es, en parte, uno de sus méritos en lo individual y profesional. Su trayectoria íntegramente la ha hecho en esta corriente, pero venciendo las tentaciones de la repetición anuladora de la creación. Un hecho criticado por el venezolano Carlos Cruz Diez.

Se trata de un talentoso edificador de la corriente del paisajismo en la variable del nuevo paisajismo larense que emerge a partir de la década de 1970. Esto cuando la plástica local se renueva tras los cambios operados en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar. En su pronunciamiento por el paisajismo lo ha hecho con conciencia alejado de la improvisación y acompañado de la necesaria disciplina. Ha sido rigurosamente calculador de su quehacer plástico.

El pintor se ha realizado plenamente en este arte a partir del principio de la luz que significa claridad en la obra, presente de manera considerable en la misma. Lo emprende con el color blanco que es acromático con nula oscuridad. Con el mismo se desplaza raudamente por el lienzo logrando distintos efectos, entre estos el de las brumas.

Con las excepciones del caso, tenemos la de su estadía de estudio en España durante la cual hace un leve y transitorio viraje en la coloración al recurrir a los cálidos, entre estos el fuerte rojo con cierto misterio.

Esa búsqueda constante de la claridad nos remite al tema de lo psicológico en sus creaciones y sus implicaciones estéticas, las cuales delinean subjetivamente algunas de sus producciones. De esa forma, Villalón genera unas atmósferas en que evidencia diversos sentimientos y emociones. Así transmite en sus producciones: fraternidad, soledad, alegría, sinceridad, esperanza, ternura, sensibilidad, apacibilidad, amplitud, flexibilidad y comunicación. Unos climas visuales que desde el punto de vista de los códigos comunicacionales se traducen en silencio y soledad. Es la expresión de un sólido carácter y sana personalidad de un hombre de bien con una profunda fe en Dios y la Divina Pastora. Alguien que suele reunirse con sus amigos del alma para jugar una partida de dominó.

En cuanto al dibujo lo aborda desde dos perspectivas: en algunas creaciones no lo trabaja resueltamente plasmando, a nuestro entender, más bien un esbozo, como ocurre en la obra dedicada a la Divina Pastora en una atípica procesión. En otros en cambio lo trata con un esmerado detallismo lo cual confirma sus cualidades innatas para esta vertiente de las artes visuales. Sus paisajes urbanos contemporáneos están trabajados con meticulosidad y esmero reflejado en las imágenes de los vehículos y edificios. Esas estampas, a nuestro entender, reflejan el progreso y el cambio de las sociedades cosmopolitas en ruptura con lo viejo.

Sus cuadros forman parte del nuevo paisajismo larense en que exhibe una forma singular de pintarlo. Todo en contraste con el tradicional que expresa originalmente Rafael Monasterios con su azul gris. Luego otros con ese azul claro de la atmósfera de la meseta barquisimetana. Los suyos se caracterizan por las brumas de las cuales es su descubridor más el inventor. El blanco lo degrada hasta alcanzar una seducción visual. En la etapa actual de las brumas es decisivo el blanco y azul que lo hacen un paisajista al margen de lo confesional.

Armando Villalón, con su excepcional obra plástica, ha hecho innovadoras y pertinentes contribuciones a la plástica del paisajismo en Lara. Eso lo diferencia de un repetidor que niega la creatividad. Ese es el valor fundamental de su obra reconocida nacional e internacionalmente con que se ha ganado el título de maestro.

Por todo eso, resulta reconfortante la plausible iniciativa de la Universidad Yacambú de homenajearlo, cuando está cumpliendo 50 años como pintor a tiempo completo. Así 40 de sus obras son expuestas en la Galería Carlos Cruz Diez de esa casa de estudios superiores ubicada en el municipio Palavecino. Una retrospectiva de sus más de 50 años dedicada a las artes plásticas que cronológicamente éste ubica en 1972. Pintura es pintura con Villalón hasta en el medieval Manteco.

Freddy Torrealba Z.

Twitter: @freddytorreal11

Fuente: Diario El Impulso