Una revolución contra el pueblo, Por El Nacional

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No hay manera de ocultar el descontento de la clase trabajadora. Y no es casual que comience por el sector educativo, porque junto con el de salud es el más golpeado de la sociedad. Desde las universidades, pero también los docentes de liceos y escuelas de la administración pública, los obreros, empleados administrativos y un largo etcétera están dispuestos a todo porque saben que los asiste la razón y la justicia.

A Nicolás Maduro le gusta que lo llamen “el presidente obrero”, pero esa frase no es correcta, aunque todavía muchos no lo quieran aceptar y mucho menos decir; no puede llamarse obrero un trabajador que pide reposo tras reposo para no trabajar, y mucho menos presidente obrero si todo lo que hace es en detrimento de este grupo de la sociedad.

El martes los trabajadores de la Universidad Central de Venezuela dieron un ejemplo valiente. Además de convocar a los empleados universitarios, recibieron apoyo del sector salud y del sector estudiantil. Y reforzados de esta manera, se atrevieron a salir del recinto y protestar en la autopista. Gracias a Dios que a Maduro no se le ocurrió mandarles a sus esbirros. Pero tienen tanto coraje, que difícilmente los harán callar.

No importa que el inefable Mario Silva (dice él que es comunicador, igual que Maduro obrero) haya amenazado con lanzar las hordas rojas en contra de los manifestantes que exigen el pago completo de su bonificación de vacaciones, un sueldo justo y la derogación del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto que prácticamente elimina todas las conquistas que los movimientos sindicales han conseguido en años.

El conductor de La Hojilla, incluso, acusó a los manifestantes de tarifados. ¿Es tan difícil entender que están todas esas personas en su derecho de exigir lo que les corresponde? ¿Cuál es la amenazadera? ¿De qué va esta revolución del pueblo que no atiende su reclamo? ¿Quiénes son los tarifados aquí?

Para hoy preparan una concentración en el Ministerio de Educación Superior, además de marchas en todo el país. “Alerta, alerta compañero, que se está levantando el movimiento obrero” gritaban en la autopista y seguramente esta consigna acompañará a los manifestantes en las calles del centro de Caracas y en muchas ciudades del interior. Además de todas las reivindicaciones económicas que exigen, también van a pedir la liberación inmediata de los dirigentes sindicales presos (otra acción del presidente obrero) y de los presos políticos, porque esa es una causa que ningún venezolano debe dejar de lado.

De acuerdo con datos del Observatorio Venezolano de Universidades, la reducción drástica del bono vacacional afecta a 86% de los trabajadores del sector que ya habían manifestado en varias encuestas que han tenido que reducir su ingesta calórica para que les alcance lo que ganan. Si el presidente no se hubiera olvidado de su pasado obrero, se sentiría afectado por esta cruda realidad, pero es obvio que prefiere pelear con el presidente de Argentina y poner a sus subalternos a proferir insultos que ocuparse de esta situación.

Decir que a Maduro y su combo no le interesa el bienestar de los venezolanos es llover sobre mojado, hay demasiadas pruebas de ello. Por eso, hay que acompañar a los trabajadores del sector educación, se deben unir los del sector salud y todos los demás que han sufrido vejaciones de este gobierno chavista. Porque hay que desenmascararlos de una vez por todas, esta revolución fue concebida para sus bolsillos, no para el pueblo.