Jerrel Lloyd Kenemore, de 52 años de edad, detenido a principios de 2022 por presunto cruce ilegal al país y otros delitos no especificados, «utilizó una sábana» para atentar contra su vida
Por Primer Informe – El Nacional
Otro ciudadano estadounidense detenido en Venezuela intentó quitarse la vida en una celda de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim), denunció en Twitter Tamara Suju, defensora de derechos humanos.
Esta vez se trata de Jerrel Lloyd Kenemore, de 52 años de edad, quien fue detenido a principios de 2022 por presunto cruce ilegal a Venezuela y otros delitos no especificados.
A mediados de julio el Departamento de Estado confirmó la encarcelación silenciosa por parte del gobierno de Nicolás Maduro de tres estadounidenses por supuesta entrada ilegal al país.
Las fuerzas de seguridad venezolanas detuvieron al abogado Eyvin Hernández, de 44 años de edad, y al programador informático Jerrel Kenemore, de 52 años, en incidentes separados en el estado Táchira. Del tercer estadounidense no se ha hecho público su nombre, a petición de sus familiares. Estos tres estadounidenses se suman a ocho que permanecen encarcelados por Maduro, entre ellos cinco exejecutivos de Citgo.
La directora del Casla Institute detalló que Kenemore utilizó una sábana en su celda, en la casa de los sueños de la Dgcim, el fin de semana.
Kenmore, refiere Suju, había sido víctima de «torturas psicológicas y tratos crueles, incomunicación prolongada en celda oscura y está siendo detenido como parte del plan criminal del régimen para intercambio, solo por ser estadounidense».
No es el primero en atentar contra su vida
El 20 de junio, Suju también denunció el intento de suicidio de Matthew Heath, un exmarine que permanece en prisión desde septiembre de 2020.
El preso tuvo que ser trasladado de emergencia al Hospital Militar «luego de un intento de suicidio», informó Suju.
La activista denunció que Heath también fue «torturado física, psicológicamente y continúa recibiendo torturas blancas y psicológicas».
La última visita realizada por la delegación de alto nivel del gobierno de Joe Biden a Venezuela tenía como principal meta la liberación de Heath, pero el cometido no se logró. Versiones aseguran que el acuerdo por la liberación del militar retirado y otro estadounidense estuvo muy cerca de concretarse pero no llegó a buen término.
Una foto
Tanto el principal negociador de rehenes estadounidense, Roger Carstens, como James Story, embajador de Estados Unidos para Venezuela, fueron señalados tras no lograr su meta principal.
El Departamento de Estado dijo que “el viaje se centró en las discusiones sobre el bienestar y la seguridad de los ciudadanos estadounidenses detenidos injustamente en Venezuela y para presionar por su liberación”. Y lo cierto es que las reuniones casi dieron resultado, pero unas fotografías hicieron cambiar de opinión al gobierno venezolano.
Después de que Roger Carstens se reunió con Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional de 2020, el negociador constató la salud de Matthew Heath en el centro hospitalario.
Los avances eran palpables y el diálogo estaba surtiendo los efectos esperados por la delegación estadounidense, pero de un momento a otro todo cambió.
El periodista estadounidense John Sweeney maneja información interna que detalla la causa principal del fracaso de la misión de Carstens y Story en Caracas. El experimentado reportero especializado en geopolítica y seguridad, escribió un hilo en Twitter describiendo lo que pasó en la capital venezolana.
En su publicación, Sweeney detalla que «mientras Carstens se reunía con los voceros del régimen de Maduro, Story se reunía por separado con Juan Guaidó». Fue este encuentro el que causaría la discordia.
«Story se reunió con Guaidó como un gesto de reafirmación del apoyo de Estados Unidos a la presidencia interina», dice el periodista.
«Se tomaron fotos oficiales de Story con Guaidó porque las fotos transmiten legitimidad (sarcástico, pero cierto). Cuando Maduro se enteró de la reunión de Story con Guaidó y de las fotos tuvo una rabieta y anuló el acuerdo», escribió Sweeney.
Más detenidos
John Sweeney también efectúa una investigación clave para determinar el número exacto de rehenes estadounidenses que tiene Maduro en su poder. Aun cuando las informaciones oficiales dicen que solo hay ocho presos estadounidenses en calabozos venezolanos, la realidad es mucho peor.
Sweeney reveló que el gobierno venezolano lleva a cabo operaciones de secuestro «romántico» en el exterior para hacerse de más rehenes estadounidenses.
Para Sweeney «el gobierno de Maduro está apuntando deliberadamente a los ciudadanos estadounidenses en varios países de América Latina con trampas de miel para atraerlos a Venezuela, donde son encarcelados (secuestrados) y mantenidos como rehenes políticos».
En un hilo previo de Twitter, asegura que «entre 20 y 30 ciudadanos estadounidenses están encarcelados en Venezuela».
Dijo que los otros estadounidenses presos en su «mayoría fueron atrapados por agentes del gobierno venezolano en Colombia, Panamá y otros países cercanos».
«Puede que este no sea el caso de Matthew Heath, pero conozco personalmente dos casos de jóvenes estadounidenses atraídos a Venezuela por mujeres venezolanas… que son enviadas a países cercanos para encontrar y seducir a ciudadanos estadounidenses varones que posteriormente son ‘invitados’ a acompañar a las mujeres de vuelta a Venezuela para más ‘romance’. Cuando cruzan la frontera son detenidos inmediatamente y entregados a la Dgcim», escribió el periodista.
Los presos y el testaferro
Dirigrntes de la oposición venezolana temen que Maduro tenga una estrategia oscura detrás de las capturas de estadounidenses. Creen que el gobierno busca coaccionar al presidente Biden para que libere a Alex Saab, señalado como testaferro de Maduro y encarcelado en Miami enfrentando delitos por lavado de dinero.
Conseguir la liberación de Saab es una prioridad del gobierno venezolano en sus acercamientos a la administración Biden.
El nombre de Saab suena perennemente en las relaciones Venezuela–EE UU. Marshall Billingslea, alto funcionario del Departamento del Tesoro durante el gobierno de Donald Trump, dijo recientemente: «Circulan rumores creíbles de que la Casa Blanca quiere cambiar a Alex Saab a Venezuela. Al reconocer su falso reclamo de ser diplomático, sabotearían el caso judicial en su contra».
Sin embargo, una fuente con conocimiento del tema en Washington comentó a Primer Informe que el tuit de Billingslea fue el resultado de una operación de información. Con esta midieron las reacciones en la opinión pública y comprobaron el clima que genera el supuesto intercambio.
Juan González, director principal del Consejo Nacional de Seguridad para el Hemisferio Occidental, estaría detrás de este globo de ensayo.
González estaría midiendo la resonancia generada por la noticia en el círculo madurista, que pone la liberación de Saab como una condición sine qua non para volver al diálogo con la oposición y liberar a otros rehenes estadounidenses.
«Canje»
Por su parte, en una actividad en Caracas esta semana, afectos a Maduro y promotores de la liberación de Alex Saab, hicieron pública la línea del gobierno y hablaron de un «canje».
«Nos parece una opción muy válida», dijo en rueda de prensa Roi López, vocero del movimiento Free Alex Saab, al referirse a un «canje». «Clamamos por su libertad inmediata», expresó.
«Aquí en Venezuela hay una cantidad de detenidos estadounidenses cumpliendo sentencia, unos por querer atentar contra la vida del presidente, otros por delitos económicos cometidos contra la nación, etcétera (…), si se logra dar un canje, excelente, porque traemos de vuelta a nuestro diplomático», agregó López.
Los miembros de Free Alex Saab llamaron a los familiares de estadounidenses presos en Venezuela a «presionar».
«Todas las opciones están sobre la mesa», dijo Pedro Carvajalino, otro de los voceros. Estados Unidos «está haciendo más esfuerzos en liberar a una basquetbolista en Rusia que a más de diez ciudadanos estadounidenses que se encuentran en Venezuela», añadió al mencionar el caso de Brittney Griner, condenada en Rusia a nueve años de prisión por tráfico de drogas.