Rosa Edilia García, de 57 años, pertenecía al grupo de oración carismática, pero versiones recabadas indican que desde hace algunos años se apartó de las actividades de este movimiento católico para formar uno propio denominado «Siguiendo a Jesús», con aparentes prácticas similares
Bleima Márquez | La Nación
Este miércoles 7 de septiembre las autoridades continúan en La Grita, Municipio Jáuregui del estado Táchira, el operativo de búsqueda de un grupo de más de 20 personas –en las que también hay niños– que fueron reportadas como «desaparecidos» al Cicpc desde el pasado 22 de agosto, según afirmó el comisario general de la Policía del estado Táchira (Politáchira), Wilman Rivera Torres el lunes.
Identificó a la fiscal 27, María Luisa Rangel, como la designada por el Ministerio Público para trabajar con las autoridades policiales en el caso.
Mientras los días de septiembre van pasando y la rutina de La Grita, pueblo de montaña, continúa, surgen nuevas interrogantes sobre el grupo que partió a un retiro religioso.
Todo apunta a que Rosa Edilia García, de 57 años, tomó el rol de guía espiritual y tuvo el suficiente poder de persuasión para que las personas partieran con ella a un supuesto «encuentro con Dios o con la Virgen», a un lugar de la montaña, por los páramos del Parque Nacional Juan Pablo Peñaloza, entre los estados Táchira y Mérida.
Según relatan familiares muy cercanos y algunos de sus vecinos, esta mujer mantenía una extremada pasión religiosa. Lo califican como algo fuera de lo común.
Pertenecía al grupo de oración carismática. Pero, según versiones recabadas, desde hace algunos años se apartó de las actividades de este movimiento eclesiástico para formar uno propio denominado «Siguiendo a Jesús», con aparentes prácticas similares.
El domingo, durante la misa local, el padre Jesús Mora Calderón, párroco de la Basílica Menor del Espíritu Santo de La Grita, advirtió que «hay que tenerle miedo a los fanáticos, porque un fanático puede hacer mucho daño».
En el oficio religioso transmitido por radios locales el sacerdote lamentó que los desaparecidos creyeran en supuestas revelaciones de la Virgen María sobre el fin del mundo. «Dios no nos quiere fanáticos», afirmó.
Obsesionada
El común de la gente sostiene que Rosa Edilia García se obsesionó. «Pasó de una práctica religiosa al fanatismo». «Se la pasaba dándose golpes de pecho».
Ella no tenía un lugar fijo para las reuniones del grupo que guiaba junto a un hombre de la localidad.
Según los testigos, algunos de los encuentros fueron en Santa Ana del Valle, sector donde habitan los integrantes de la familia Luna Roa, los primeros en ser reportados como desaparecidos.
Personas muy cercanas a esta familia dicen que, por influencia de Rosa, «corrieron» de la casa a un hombre, hermano de una joven madre de una niña recién nacida. Este hombre supuestamente, «tenía un demonio por dentro» y su hijo también se encuentra en la lista de los desaparecidos.
Las versiones coinciden en que todos salieron sin decir nada a nadie. Comentan que durante varios días estuvieron comprando muchos víveres.
Más interrogantes
Muchas interrogantes se plantean los habitantes de La Grita y de otras jurisdicciones del estado sobre el grupo que se «resguardó» en las montañas del Parque Nacional.
La gran mayoría no entiende cómo el grupo integrado por los miembros de varias familias, en un pueblo caracterizado por el trabajo, la producción agrícola, la fe y la devoción católica, se haya dejado manipular por el fanatismo religioso.
En La Grita, cuna del Santo Cristo, la esperanza de allegados, vecinos de la localidad y de todos en general, es que regresen sanos y salvos.