El nuevo gobierno de izquierda de Colombia dice que solo está normalizando las relaciones con Venezuela por razones humanitarias y económicas, pero sus más recientes declaraciones muestran que está yendo mucho más lejos que eso. De hecho, Colombia está ayudando a legitimar internacionalmente a una de las peores dictaduras del mundo.
Andres Oppenheimer – us.noticias.yahoo
El recién designado embajador en Venezuela del presidente colombiano Gustavo Petro, Armando Benedetti, dijo en una entrevista el 4 de septiembre al diario El Colombiano que el presidente venezolano Nicolás Maduro “está elegido democráticamente”. Agregó, casi de pasada, que “se que también hay unos señalamientos en derechos humanos y distorsión de datos electorales, pero eso es un tema que les compete a ellos dirimir”.
¿Cómo? ¿Maduro fue elegido democráticamente? Esa es una de las declaraciones más ridículas que he escuchado en mucho tiempo. Y afirmar que el fraude electoral de Maduro en 2018 fue un asunto interno de Venezuela va en contra de todos los acuerdos hemisféricos para defender la democracia.
Por si alguno se olvidó, Maduro se reeligió a sí mismo en unas elecciones fraudulentas en 2018 después de prohibir que participaran sus principales rivales, y tras llenar el tribunal electoral con sus compinches y no permitir observadores electorales internacionales.
Y los escuadrones de la muerte de Maduro mataron a más de 6,700 personas durante protestas en todo el país entre enero de 2018 y mayo de 2019, según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Más de 50 democracias mundiales declararon a Maduro presidente ilegítimo tras el fraude electoral. Y todo eso sucedió después de que Maduro se convirtiera en dictador en 2016, cuando despojó al Congreso de mayoría opositora de prácticamente todas sus funciones.
A pesar de todo esto, el nuevo embajador de Colombia en Venezuela se fotografió sonriente con Maduro en Caracas, y le dijo a la revista Semana de Colombia el 6 de septiembre que el líder opositor de Venezuela, Juan Guaidó, “no existe”.
Esta semana, el canciller de Colombia, Álvaro Leyva, le dio otro empujón propagandístico a la dictadura venezolana al confirmar que Colombia está considerando retirar su petición de una investigación de la Corte Penal Internacional sobre los abusos a los derechos humanos en Venezuela.
Leyva dijo en una entrevista del 9 de septiembre con el periodista colombiano Daniel Coronell que “estamos recomponiendo nuestras relaciones con Venezuela”, lo que implica “revisar” supuestos errores cometidos por gobiernos colombianos anteriores.
Leyva también sugirió que el ex presidente colombiano Iván Duque había cometido un gran error al romper todos los lazos con Venezuela. Esa decisión fue una “barbaridad”, dijo.
Cuando llamé al ex presidente Duque y le pregunté por las afirmaciones del canciller, me dijo que son absurdas.
“Yo siempre mantuve el servicio consular en Venezuela. Quien lo interrumpió fue Maduro, cuando expulsó al personal consular de Colombia en febrero del 2019”, me dijo Duque.
Duque me agregó que está bien reabrir los lazos consulares con Venezuela para ayudar a resolver problemas humanitarios en la frontera, pero que afirmar que Maduro fue elegido democráticamente o retirar la petición de Colombia al CPI es otra historia.
“Mi mayor preocupación es que Colombia termine siendo un validador y un oxigenador de la dictadura de Nicolás Maduro”, me dijo el ex presidente.
Asimismo, Duque me dijo que le preocupa que Colombia cambie su voto en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y apoye a Venezuela, o se abstenga, en una próxima votación sobre Venezuela a finales de este mes o a principios de octubre.
“Si Colombia vota a favor de Venezuela, terminará validando esa dictadura”, me dijo Duque.
El miércoles, Colombia ya dio un paso en esa dirección, cuando no se sumó a la petición de varias democracias de renovar el mandato de un grupo de expertos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que monitorea los abusos de Venezuela, dijo el grupo de defensa Human Rights Watch.
El gobierno de Petro no debe insultar la inteligencia de la gente diciendo que solo está normalizando los lazos con Venezuela por razones humanitarias y económicas, mientras que simultáneamente dice que Venezuela es una democracia, afirma que retirará su petición a la CPI y vota a favor de Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Eso solo puede ser descrito como un apoyo político activo de Petro a la dictadura de Venezuela.