El gobierno de Joe Biden acaba de lanzar una medida con el propósito de disminuir el número de venezolanos que cruzan ilegalmente la frontera desde México hacia Estados Unidos, un paso en el que ya han perdido la vida demasiadas personas. Los beneficiados apenas serán 24.000, que deben además cumplir condiciones bastante difíciles de reunir.
Es lo primero que hay que hacer notar. Para poder disfrutar de los años de permiso legal en Estados Unidos con esta nueva medida se debe llegar en avión y además demostrar que se cuenta con un “patrocinador” que pueda mantener a la persona por los dos años que dura el beneficio. Es un programa dirigido a gente que tiene la capacidad de comprar un pasaje aéreo, que tiene pasaporte y visa vigente y que además tiene contactos o familiares en condición estable en el país que les puede garantizar su sustento.
Lamentándolo mucho, no son los mismos que se arriesgan a cruzar a pie el infierno del Darién para llegar a la frontera sur estadounidense, así que es bastante improbable que una cosa haga disminuir la otra. Lo que sí está claramente dirigido a estos, los más pobres, son las medidas de deportación a México, el tercer país que participa de esta “solución”. Todo aquel que sea detenido tratando de cruzar la frontera será devuelto a suelo mexicano. Esto sí va a desestimular el viaje. Sobre todo porque todavía el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no ha aclarado qué hará con los cientos de venezolanos sin recursos que mandará Estados Unidos, si les dará permiso de trabajo, si los mantendrá indefinidamente en un refugio o si los repatriará.
El jueves fueron deportados los primeros 300, desconcertados y desorientados. Ahora son como moneda de cambio, pues México recibirá por ellos visas de trabajo para 65.000 migrantes de ese país que quieran irse a Estados Unidos. Nada malo el negocio. Y los venezolanos en el medio de unas relaciones binacionales sin que nadie piense cómo ayudarlos verdaderamente. Tanto López Obrador como Biden sacan beneficios de una medida como esta, que se implementó muy convenientemente antes de las elecciones de medio término de Estados Unidos.
Ha sido uno de los principales reclamos de los republicanos a Biden, tanto que se ha creado un movimiento bastante inhumano de migrantes a varios estados gobernados por demócratas. Así que con esta medida el gobierno se puede anotar una a su favor y encarar mejor los comicios que vienen, porque teme que el Congreso quede con mayoría opositora.
Si se comparan números, las cifras de las autoridades panameñas aseguran que más de 70.000 migrantes han cruzado la selva del Darién este año y que la mayoría son venezolanos. Estos son los que no tienen respuesta, estos son los que están desnutridos y enfermos, sin papeles, sin futuro ni presente. A ellos ¿qué se les ofrece? Lo lógico es que el gobierno de Maduro pudiera avanzar en la solución de la compleja crisis que los hizo huir. Pero, ¿le interesa al ocupante de Miraflores y compañía? A estas alturas del partido, sinceramente pensamos que no.
Se agradece el gesto del gobierno de Estados Unidos. Y ojalá una vez más los 24.000 venezolanos que aprovechen este programa puedan aportar fuerza de trabajo y creatividad al país que los acoge. Pero en materia de migración, falta demasiado por hacer. Ya la ONU dijo que son más de 7 millones los venezolanos regados por el mundo. No es justo que reciban maltratos cuando lo que quieren es sobrevivir. Pero menos justo es que no tengan país.