El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ha solicitado que de ahora en adelante se refieran a los migrantes venezolanos como “personas que necesitan protección internacional”, y aunque pareciera una modificación fundada en un eufemismo de los que tanto les gustan a los chavistas, en este caso no lo es. Antes, hasta el primer semestre de 2022, los venezolanos eran “desplazados externos”.
Las circunstancias por las cuales los venezolanos salen del país no han cambiado. Huyen de la violencia, la inseguridad, las amenazas y la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales. Los que deciden buscar mejores alternativas se van en circunstancias físicas, sociales y económicas cada vez más paupérrimas. Son familias con niños y ancianos y hasta discapacitados, y Acnur lo que quisiera es que se hablara correctamente, pues son personas que cuando al fin llegan a otros países lo hacen con hambre, enfermedades, mucha angustia y mucha tristeza, padecimientos todos que necesitan ayuda inmediata, que debe incluir hasta un refugio a veces para un largo plazo.
Ya la oficina de la ONU cuenta 7,1 millones de venezolanos por el mundo, la segunda ola migratoria después de la de Siria. Pero de esos millones no llegan a 200.000 los que tienen estatus de refugiados. Acnur y todos los venezolanos que siguen en el país agradecen con el corazón que muchos países latinos abran sus puertas y acojan a los caminantes, a quienes no les importa enfrentar todas las vicisitudes para poder conseguir subsistencia.
Una persona que necesita protección internacional, de acuerdo con la definición de Acnur, es la que se encuentra fuera de su país o territorio de origen, generalmente porque ha sido desplazada por la fuerza a través de fronteras internacionales, que no ha sido reportada bajo otras categorías (solicitante de asilo, refugiado, persona en situación similar a las de los refugiados) pero que requiere protección internacional contra medidas como el retorno forzoso, así como para el acceso a servicios básicos servicios de forma temporal o a largo plazo. Y con eso se dice todo, no es una etiqueta más, sino una categorización que busca aclarar las necesidades para poder atender a los migrantes que salen del suelo venezolano.
Y aunque hay pueblos hermanos que han puesto de su parte para recibirlos con las mejores condiciones, la oficina de la ONU insiste en que hacen falta fondos para que puedan continuar siendo tan solidarios como hasta ahora, tomando en cuenta que todos los días el número aumenta. Se acerca el frío invierno, una estación a la que la mayoría de los venezolanos que se atrevió a cruzar desiertos y selvas no está acostumbrada. Es muy doloroso saber que andan deambulando por las calles y durmiendo en plazas. Hay que darles la mano. Ojalá que los voluntarios y las organizaciones que trabajan con Acnur no se cansen, no desmayen y sigan ayudando a estos desafortunados que lo que quieren es recuperar su vida.