Aula Abierta documentó desde el 2020 hasta el 2022 al menos 423 incidentes por inseguridad. La inseguridad en el recinto universitario ha ocasionado daños a las instalaciones, limitaciones a la docencia y pérdida de importantes proyectos de investigación.
Por María Paola Puglia @mpaolapuglia / el-carabobeno
Oriana Reyes, de 21 años de edad, comenzó sus estudios en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en el 2019, pero por los altos costos tuvo que cambiarse inesperadamente a la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Su realidad económica no le permitió continuar en una casa de estudios privada. Fue un cambio difícil para ella por la situación actual que pasa la UCV: la escasez de docentes, fallas en la infraestructura y la inseguridad.
David Gómez Gamboa, profesor de la Universidad del Zulia (LUZ) y director de la organización Aula Abierta, explicó que luego de que se declarara la pandemia de COVID-19 en Venezuela, en marzo del 2020, las condiciones de deterioro por hurto fueron mayores porque las universidades no tienen presupuesto ni siquiera para contratar vigilancia.
Aula Abierta documentó que entre el 2020 y el 2022 hubo al menos 423 hechos delictivos en las principales universidades públicas de Venezuela. La inseguridad en el recinto universitario ha ocasionado daños a las instalaciones, limitaciones a la docencia y pérdida de importantes proyectos de investigación.
Sin presupuesto
Aunque Oriana entró a la universidad en el 2019 aún tiene un “pie” en segundo semestre, pues no han ofertado una materia que necesita cursar. Actualmente sus clases están repartidas en diferentes semestres porque todo depende de la oferta.
Carlos Meléndez, sociólogo y director del Observatorio de Universidades, explicó que las universidades autónomas y semiautónomas terminarán el año 2022 con un déficit presupuestario de 97 % porque nada más recibieron 3 % de los recursos.
Mientras que el profesor Gómez añadió que las universidades están desprovistas de cualquier posibilidad de realizar un mantenimiento a la infraestructura. Manifestó que en la mayoría de los casos el presupuesto solo corresponde a los gastos de la nómina del personal.
“Las condiciones de infraestructura de las universidades públicas es muy crítica, porque al padecer un déficit presupuestario, que oscila entre 95 % y 99 %, las universidades cuentan con un financiamiento de 1 % y en los casos más generosos, 5 % de lo que necesitan”, dijo.
La única solución que les da la UCV a Oriana, y al resto de los estudiantes, ante el retraso en el semestre, es que tengan paciencia. Pero cada vez se demora más en sus estudios porque esa materia que le falta es Castellano, que limita otras que necesariamente debe cursar para graduarse.
Oriana Zambrano, de 21 años de edad, es estudiante de Ingeniería en Materiales en la Universidad Simón Bolívar (USB). Hace un tiempo le comentó a su mamá que varios de sus amigos que estudian en universidades privadas ya se van a graduar. La madre de Oriana le pidió perdón por no haberla podido inscribir en una universidad privada.
“Siento que falle económicamente pero aún hago mi mayor esfuerzo”, le dijo su madre.
Los precios del rubro servicios de educación aumentaron 623 % entre octubre de 2021 y octubre 2022, según cifras del Banco Central de Venezuela. Este se posicionó como el primer rubro con la inflación más alta en este período. La inflación general fue de 155,8 %.
Oriana analizó que quizá no llegue a graduarse en la USB por todos los retrasos, las fallas en la infraestructura y la falta de docentes.
“He atravesado cuadros de depresión, por la ansiedad e incluso por el síndrome del impostor, por no sentirme suficiente e incluso compararme con los demás”, dijo.
El síndrome del impostor es un trastorno psicológico en el cual las personas son incapaces de asimilar sus logros. Quienes tienen muchos logros y triunfos suelen sufrir; así que esta enfermedad no se compara con la baja autoestima o falta de confianza.
Sin embargo, Oriana no se arrepiente de haber entrado en esta universidad, porque conoció a profesores maravillosos que la marcaron, pues trabajan por vocación. Y aunque las cosas se le han puesto complicadas sigue en el intento.
Becas universitarias
Gómez explicó que el Estado venezolano en medio de la asfixia presupuestaria también ha asfixiado también a los estudiantes, en relación a la asignación de becas de estudio.
El 12 de septiembre de 2022, la ministra para la Educación Universitaria, Tibisay Lucena, anunció a través del canal Telegram de la Plataforma Patria, el aumento de la beca universitaria de Bs. 21,75 a Bs. 43,90, lo que representa USD 5,1, según la tasa del BCV.
“La beca universitaria solo alcanza para ir y volver un día a la universidad, es decir, solo para transporte”, dijo.
El pago de esta beca se hace solo a los estudiantes del sistema Educativo Público a través del carnet de la patria, aquellos estudiantes que no posean un usuario en la plataforma no reciben el beneficio.
Adoctrinamiento político
A través de su cuenta de Twitter Antonio* denunció que no pudo recibir su título universitario de ingeniero, por negarse a sacar el carnet de la patria e inscribirse en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El joven estudió en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada (UNEFA) en el periodo 2010-2016 y ya dio por perdido su título universitario por también negarse a inscribirse en el Partido Socialista Unidos de Venezuela.
Gómez expresó que es importante distinguir entre las universidades autónomas, como la UCV y LUZ, y las universidades experimentales. Incluso, hizo una referencia particular a la USB que aún cuando es autónoma padece una situación muy grave.
“La USB está padeciendo una situación parecida a las universidades bolivarianas controladas directamente por el Gobierno. Se ven acciones directas de adoctrinamiento político generado por las autoridades universitarias”, dijo.
Según el informe de Aula Abierta actualmente se exige la posesión del carnet de la patria para el acceso a políticas públicas de protección social, incluyendo el pago de becas universitarias.
El carnet de la patria y el sistema Patria atienden fines de afiliación políticas y contiene claros sesgos ideológicos. Esto ha dado lugar a casos de discriminación de aquellos jóvenes que no desean obtener este documento de identificación. También entre quienes deciden no afiliarse a dicho sistema por no comulgar con las visiones e ideologías políticas promovidas por los mismos.
Gómez ejemplifica dos casos particulares: el primero es el de Franklin Camargo, que en una clase de Medicina hizo una preferencia crítica a un profesor de una de las especialidades. El docente hablaba de sustituir él juramento hipocrático por una especie de juramento chavista. El joven fue separado de la Universidad y objeto de represalia por tener una posición crítica.
El segundo caso ocurrió en los Andes, un estudiante de la Universidad Bolivariana cambió el canal que estaba puesto en un televisor en un pasillo de la institución y, a partir de ese acto de cambiar Venezolana de Televisión, el estudiante fue objeto de distintas represalias.
Por su parte, Carlos Meléndez, informó que ocho de cada 10 instituciones de educación superior en Venezuela son controladas por el Gobierno.
“Tienen una autoridad impuesta y depende políticamente del partido de gobierno esto supone una condición para el ejercicio de la libertad”, dijo Meléndez.