Fue, en su momento, una de las animadoras más queridas del país gracias a la dupla que hizo con Winston Vallenilla en «Aprieta y gana», de RCTV. Decidió emigrar pensando que podía continuar su carrera en Miami. Pero no. Hoy, además de blogger e influencer, es una exitosa diseñadora de moda y funge como mánager de su hija Joaquina, la cantante. Le tocó reinventarse y contabilizar más rechazos de los que jamás imaginó. Pero no se rindió
Por Karem Gonzalez / El Nacional
Su segundo nombre es Soledad, pero de sola no tiene nada. Sobre todo si se mira lo que está pasando en su vida actualmente. Tan venezolana como uruguaya, la reconocida presentadora de televisión estuvo de visita en Caracas para inaugurar, al fin, una tienda con su marca homónima, pero también para acompañar a su hija en su primera mini gira de medios; Joaquina está incursionando en el mundo de la música. Así pues, provechando su nueva faceta como momager y celebrando la llegada de sus accesorios a Venezuela, Camila Canabal aprovechó para reconectarse con el país, su gente, su familia y sus raíces. Algo que jamás abandonó y que siguen latiéndole fuerte en el pecho. «Mi corazón siempre bombeará tricolor, ¿comenzamos?».
Así love Camila
Camila Canabal es sinónimo de powerwoman. De esas a las que no se les escapa nada y que nunca piden permiso para ver cumplido un sueño; sabe pedir perdón si se equivoca y se siente cómoda siendo aprendiz de la vida. Y no se da por vencida.
Una cosa es verla en televisión y otra en persona. A sus 47 años de edad se conserva mejor muchas de 20. Sus expresivos ojos verdes hablan por sí solos, pero es su sonrisa efervescente la que obliga a recordar por qué fue una de las favoritas de la televisión venezolana por tantos años. Hoy más que nunca, y gracias a RCTV, ella misma se encargó de no ser olvidada. Con una marca personal que goza de gran popularidad y la libertad de tener su propio canal digital, la catalogada por Vanity Fair como la influencer más famosa de Miami, se confiesa. Con más lágrimas en los ojos de las que imaginó, la piel erizada y mucha emoción, habló de su reinvención.
«Aún recuerdo el día que me fui físicamente de Venezuela. Fue un 16 de julio de 2010. Ya van para trece los años de una decisión netamente mía y que iba en contra de los deseos de toda mi familia», sentenció. «Pero mi partida no fue definitiva. Siempre he regresado. La única vez que me distancié del país prolongadamente fue durante la pandemia, por nada ni nadie más», expresó. «Fueron dos años de alejamiento, pero nunca me separé del país. Tampoco pienso hacerlo».
Camila, la que se fue
Su historia, según describe, es la de una venezolana que se fue, pero que ha tratado de mantener, no por esfuerzo sino por arraigo, amor y necesidad, su conexión con el país que la vio crecer. «Todo esto es por respeto a lo que soy, a mi cultura e idiosincrasia; a todo lo que me representa como ser humano: mi venezolanidad».
Partió con la idea clara de que seguiría trabajando por un mejor porvenir. Por sus hijas, por su matrimonio. ¿Qué podía pasar mal? Con un background como el suyo y talento a cuestas, su futuro no era incierto sino obvio. Las cartas estaban echadas y Camila Canabal conquistaría las pantallas norteamericanas.
Eso nunca pasó. ¿Pero por qué? Se fue con trabajo en Casa Club TV, un programa que se llamaba Vida mamá y grababa en varios países de Latinoamérica. La dicha le duró 3 años en los que nunca dejó de buscar su oportunidad en la televisión de Miami. Nunca lo logró.
«Fue un cúmulo de cosas. En Miami se hace mucha televisión, pero muy poca de la que a mí me gusta», subrayó. «Siempre he sido una persona muy apasionada, pero hago solo lo que me encanta. Tuve algo maravilloso en mi vida: cuando comencé en la televisión gracias en RCTV, con solo 20 añitos, siempre hice los programas más top. Eso se me quedó en la psiquis», reveló. «Estuve vinculada en lo mejor y me sentí afortunada porque los espacios se parecían a mí».
María Alejandra Requena, Camila Canabal y Nelson Bustamante el día del cierre de RCTV en televisión abierta
De esta manera, al llegar a Miami su vara estaba muy alta. «No quería hacer un típico programa de farándula o chismes. Ojo, no los critico, pero no son mi esencia. Me incomoda hablar de la gente. Me aflige exponer la vida de los demás y de eso hay mucho», señaló. «La otra cosa es que los programas que me encantan estilo magazine de Univisión o Telemundo, ya tienen sus presentadores desde hace años. Ahí no hay cabida para mí». Así, quien alguna vez fue «la reina de RCTV», tuvo que reinventarse.
Si mil puertas se cierran…
«Siempre digo que Dios tiene un plan perfecto para todos. Y estar en la televisión de Estados Unidos no era el mío”, manifestó. ¿Se sintió frustrada? Camina Canabal no conoce esa palabra.
«Acababa de ir a una reunión en Telemundo donde me entrevistaron por compromiso y eso me afectó mucho. Pasé todo el viaje de regreso a casa con mucho pesar; el síndrome de impostor me invadía por todos lados», rememoró con sonrisa melancólica. «Ese día me dije: Camila, espabílate. No te van a dar la oportunidad nunca. Se me cerró otro canal de TV, ¿y qué hice? Abrí el mío: mis redes sociales. Transmito en vivo todos los días, promuevo lo que me gusta, hablo de lo que quiero, describo lo que me apasiona y lo utilizo para ejercer mi propósito que ha sido, es y seguirá siendo inspirar», expresó.
“TENGO UNA HERRAMIENTA ESPECIAL Y JAMÁS PENSÉ QUE DIRÍA ESTO, PERO LAS REDES SOCIALES ME GUSTAN, HOY DÍA, MUCHO MÁS QUE LA TELEVISIÓN”
A pesar de su decisión, sigue siendo honesta. «Después de 4 años tocando puertas, recibiendo trancazos en la cara, conociendo directivos, presidentes y vicepresidentes de canales, aún sigo queriendo mi oportunidad, pero no me enloquece la idea del rechazo. Siempre he tratado de ver el vaso medio lleno, enfocándome en lo que tengo para agarrarme de lo poco –o mucho– que pueda desprender y aprovechar».
En 2022, Canabal, es una bloggera e influencer exitosa, que usó de base a Venezuela para sumar más gente a su ejército de seguidores con el único propósito de inspirar. «No dejo que la oscuridad me deprima» y eso es parte de lo que muestra y enseña desde todas sus plataformas.
La moda “entró al chat” de Camila Canabal
Confiesa, sin pena, que se metió en la industria de la moda por necesidad. «Cuando me dije voy a vivir de mis redes sociales, lo hice pensando que hacer tips para vivir mejor o de lifestyle, pagarían mis cuentas. No sabía nada de la vida», dijo entre risas. «Estaba confiando en mi capacidad para comunicar y tratando de explotarla. Un año después, me gasté un dineral, hice un montón de videos para YouTube y quebré», subrayó. «Camarógrafos, un editor, una maquilladora y cientos de grabaciones después, me di cuenta de lo difícil que era capitalizar en internet. No hice ningún negocio del que pudiese vivir. ¿Fracasé?»
No, Camila Canabal lo que tenía que hacer era vender algo.
«Y nació la idea de construir una marca en la fashion industry». Es algo que siempre le ha gustado y, a través de las carteras -casi una obsesión para ella-, se abrió camino en el basto universo de los accesorios para mujeres.
«Fui a recorrer Italia sin carrera de diseñadora o experiencia previa. Simplemente, quise irme a un lugar en donde otras personas me pudieran ayudar o enseñar la labor», rescató. «Nunca hice lo que la gente seria al hacer negocios: estudios de mercado, estadísticas… ¡No tenía dinero para hacerlo! Además, parecía muy complicado. Solo me dejé guiar por la intuición».
Non parlo italiano
Una amiga muy querida la ayudó en su primera incursión. Buscar fábricas de carteras en Italia no sonaba sencillo. Sin embargo, lo logró. «Nos comunicamos con 100. Respondieron 25 y seleccionamos 10. De ahí, nos fuimos a patear calle para conocerlas de cerca. Escogí 1 y no, no es la misma con la que estoy trabajando actualmente», atajó con humor.
Ha cambiado 3 veces de fabricantes en 7 años. Mientras lo cuenta, toca madera, literal una mesa en frente de ella, afirmando que será la definitiva.
«Todos los diseños los pienso, imagino y creo. Eso lo plasman mis diseñadoras en cada pieza», señaló. «Cada dibujo tiene una historia y están siendo custodiados por las palabras: love, passion, enjoy, dream, laugh y forgive (ama, apasiónate, ríe, sueña, perdona y disfruta). Ya que no se me dio lo de comunicar a través de la televisión, lo hago con mi marca», manifestó. «Todas las palabras están escritas en el exterior o interior de las piezas. Sin excepción. Esa es mi forma de seguir enviando un mensaje y continuar ejerciendo el propósito de mi marca: inspirar».
Así se ven las carteras de Coated canvas o Canvas plastificado. La misma tela que utiliza Louis Vuitton para su Neverfull bag
Sus carteras están hechas con 3 tipos de productos made in Italy. Uno que se llama Coated canvas o Canvas plastificado, con una resina que lo hace súper resistente. Es la misma tela que utiliza la firma Louis Vuitton para su neverfull bag o marcas como Goyard. También usan nylon y cuero.
En su haber, Canabal también tiene una colección playera, las Carlotas, hechas en diferentes materiales y con sello colombiano al igual que su joyería. Pronto sacará su primera colección de pijamas hechas con algodón peruano. Pero habrá que esperar.
“MI EQUIPO ES ESPECTACULAR Y, ACLARO, ME FUI A ITALIA PORQUE LAS MEJORES CARTERAS SE HACEN ALLÁ; A COLOMBIA PORQUE HACEN LOS MEJORES ACCESORIOS; A PERÚ PORQUE EL ALGODÓN ES EL MÁS RICO DEL MUNDO… PRONTO TAMBIÉN ME VERÁN HACIENDO LO MISMO CON VENEZUELA”
Camila Canabal, la aprendiz
Su gran amigo, el diseñador y arquitecto Ángel Sánchez, puede dar fe del empeño que le pone a su aprendizaje. «Como sé que no se nada, trato de acompañarme y de invitar al juego a personas que sepan más que yo», insistió. «Me gusta aprender de los mejores y también el reto de lograr cosas increíbles», precisó. «Eso es mi marca: la mejor calidad al mejor precio, con un diseño fuera de lo común que inspire y que escribe cosas que quiero que se reflejen en la vida de todas las mujeres. Quiero dejar en el mundo algo bueno y una forma de hacerlo es con estas carteras», admitió.
De Camila Canabal Shop, su marca, han pasado 7 largos años. «El sexto fue donde realmente comencé a despegar».
«La pandemia contribuyó a eso. Paradójicamente, me impulsó muchísimo. Tal vez, porque me lancé al ruedo en el mundo digital y eso era lo único que nos conectaba», reconoció. «Siempre le digo a los emprendedores que los primeros 5 años son duros. Ese salto de fe no es para cualquiera».
Este crecimiento trajo consigo otra reinvención. «Hasta hace 6 meses, mi tienda tenía 150 marcas distintas en su haber. Y ahora, decidí -después de hablar con Ángel y hacer un refrescamiento de la marca- que solo me enfocaría en Camila. Venir a Venezuela jugó un papel importante. Mi tienda aquí es la extensión de la de Miami. Me quedé solo con mi marca porque ya estoy pisando firme y ahorita es que puedo decir que estamos haciendo historia», recapituló.
La momager
Joaquina Blavia Canabal, su hija mayor, está lanzándose como cantante. Esta semana culminó su mini tour de medios en el país. «Y ahora, su carrera también es la mía». Entonces, ¿cómo hace Camila para estar presente en todo? «Debo confesar que ha sido durísimo. Sin embargo, no me quejo y tampoco hay otra opción. Mi hija está empezando una carrera dificilísima y no hay nadie en el mundo que pueda acompañar mejor a un hijo que su madre», recalcó.
Es fiel creyente de que ‘Joaqui’ llegará lejos. «Sé que me queda muy mal hablar así; soy su mamá y es obvio que la tengo en el mejor lead. Pero te lo digo, con mucha humildad, ella es la brisa de aire fresco que el mundo necesita. Es una joya», declaró. «Es una pieza bella que encaja de forma espectacular; una niña que trae, de nuevo, a nuestros días y a la radio una propuesta con mucho valor. Lo más especial es que representa el pensar y el sentir de una generación que tiene miedo de hablar por sí misma porque algo está de moda. Desde los 14 le canta al amor, al despecho, a las inseguridades, al miedo, a sus complejos, mostrándose honesta y vulnerable… Va a triunfar, no por ella, sino porque representa el sentir del ser humano».
Sin embargo, Camila Canabal está consciente de sus limitaciones. Una cosa es aupar a su hija y celebrarla. Otra es manejar su carrera. «Es un mundo que desconozco completamente, pero tengo la bendición de Dios, porque no hay otra forma de decirlo, de tener un team que generosamente se acercó a mí para apoyarnos. Mentores de Joaquina a quienes respeto y admiro, todos valoradísimos en la industria. El management está cubierto conmigo, pero también por un gran equipo. Estamos muy bien acompañadas y aconsejadas en este camino», aseguró.
Madre e hija, ahora en una nueva etapa de sus vidas
Al verla en su última presentación del día, Camila resaltó que no pudo contener el llanto pues lo hizo en Venevisión. «Joaquina se presentó en Sábado Sensacional y -esto no lo he dicho nunca- es mi programa favorito desde pequeña«, aceptó. ¿A Camila jamás la llamaron del Canal de la Colina para alguna oferta laboral?. «No, nunca. Cosa que hubiese aceptado feliz. Ojo, mi casa es RCTV, pero te digo de corazón, me hubiese encantado animar Sábado Sensacional. Estuve cerca de hacer algo con VV alguna vez. El señor Joaquín Riviera me iba a incluir en un espacio del Miss Venezuela, pero lamentablemente falleció y jamás pude hacerlo», reveló.
Esto es solo el comienzo
Felizmente casada con el periodista deportivo, Francisco Blavia, su gran amor al igual que sus hijas, a esta barquisimetana le sobran excusas para agradecer todo lo positivo y negativo que ha envuelto su vida. Exhuda reinvención.
Le sigue gustando el café con esplenda por las mañanas, la arepa con queso y el chocolate. Ya no lucha con el inglés, lo siguen aprendiendo y practicando, porque hay batallas que es mejor escogerlas. Lee cuando puede y ve Netflix para despejar la mente; extraña el Ávila y a la Caracas que la hizo, por tanto tiempo, el ser más feliz del planeta.