Procedente inicialmente de las filas liberales, el economista y ex ministro se convirtió en el nuevo mandatario electo de Paraguay, con una amplia ventaja frente a Efraín Alegre
Sonriente y amable, el economista conservador Santiago Peña, electo este domingo por amplio margen presidente de Paraguay, logró retener el poder para el Partido Colorado, pese a sus fuertes divisiones, en medio de acusaciones de corrupción contra sus principales líderes.
A sus 44 años, ésta fue la primera vez que Peña participó en una elección nacional. Su única experiencia anterior había sido cuando en 2017 perdió la postulación presidencial en las primarias coloradas frente al actual mandatario Mario Abdo.
Alto y de porte atlético, Peña es considerado como un tecnócrata con una brillante carrera académica, pero poca experiencia política.
Su ingreso a la política llegó de la mano del exmandatario Horacio Cartes (2013-18), hoy sancionado por Estados Unidos como “significativamente corrupto”, quien lo afilió al Partido Colorado y lo tuvo como ministro de Economía.
Para atacarlo, sus adversarios lo llaman “el secretario de Cartes”.
Pero él parece no sentirse afectado. “Es alguien muy sereno, impresiona su tranquilidad”, dijo a la AFP uno de sus colaboradores.
Estudios y familia
En la sala de su elegante casa de Asunción se exhiben sus fotos abrazado con su esposa Leticia Ocampos, con quien se casó cuando eran adolescentes luego de que ella quedó embarazada. Además de ese hijo, hoy de 26 años, la pareja tiene una chica de 17.
“Fui padre a los 17 años. Fue un momento duro en la vida. No fue planificado, pero me llevó a construir sobre principios muy sólidos del compromiso, de la responsabilidad, de la honestidad, de la integridad, del saber que hay gente que depende de uno. Y sin darme cuenta, con 17 años empecé a desarrollar una vocación de servicio”, aseguró.
Peña recuerda que las familias de ambos los ayudaron y que su padre le impulsó a seguir estudiando. Reconoce también el apoyo de su madre y de sus dos hermanos mayores.
Así, pudo ir a la Universidad de Columbia en Nueva York y trabajó durante un tiempo para el Fondo Monetario Internacional. También formó parte del directorio del Banco Central de Paraguay.
Dice que durante la campaña electoral recibió “un gran soporte familiar”. “Tengo un núcleo familiar maravilloso que me ha acompañado, que ha sido una contención en todo este período”, comentó en una entrevista con AFP.
Rechaza la legalización del aborto porque le parece “lo más fácil, un atajo”. Y se declara decidido a defender la familia “en su composición tradicional: mamá, papá e hijos”.
Taiwán, Jerusalén, empleo, dictadura
Peña ha dicho que preservará las relaciones diplomáticas con Taiwán, pese a los cuestionamientos de sectores productivos, especialmente de la agroindustria y la ganadería, que piden abrir las exportaciones a China.
También aseguró que lo une “un lazo de hermandad enorme con Israel” y se propone mudar nuevamente la embajada de Paraguay a Jerusalén, una medida que en consonancia con Donald Trump había tomado Cartes al final de su gobierno y que el actual presidente Mario Abdo revirtió.
Aunque durante la campaña no presentó un programa de gobierno, una de sus principales promesas fue la creación de 500.000 empleos.
Y en un país que sufrió una de las dictaduras más largas de América Latina, la de Alfredo Stroessner (1954-89), ha sido criticado por declarar que éste aportó “estabilidad” al país.
“Creo que Stroessner rompe con el ciclo de inestabilidad política”, dijo a la AFP. “Lastimosamente se cercenaron, se coartaron muchas libertades y derechos humanos con el pretexto de la estabilidad”, completó.
Renovación
Pausado, estructurado al hablar y sin perder la tranquilidad cuando responde, Peña se presenta como la renovación dentro de su partido, que ya cumplió 135 años y ha estado en el poder tanto en dictadura como en democracia.
“¿Qué más renovación que una persona afiliada a otro partido político, sin trayectoria y militancia, hoy en puerta de ser el próximo presidente de la República?”, sostiene el candidato oficialista, quien destaca el hecho de que el coloradismo “hoy presente a un graduado en una universidad americana como la figura más popular del partido más popular” del país.