La ONG Plan Internacional publicó un estudio este lunes que destaca los obstáculos y desafíos que enfrentan los niños migrantes y refugiados venezolanos en Suramérica para acceder a una educación equitativa, inclusiva y de calidad, un problema que afecta tanto a las comunidades de acogida.
EFE
El informe titulado «Barreras para el acceso, transición, finalización y aprendizaje de niñas, niños y adolescentes refugiados, migrantes y la comunidad de acogida en la región, desarrollado en Colombia, Ecuador y Perú» fue elaborado por Plan Internacional en colaboración con el Grupo Regional de Educación (Grelac). El estudio reveló que el 35,9 % de los hogares consideran difícil inscribir a los niños migrantes en las escuelas.
La encuesta, realizada entre agosto y noviembre de 2022, incluyó a adultos cuidadores de niños, niñas y adolescentes migrantes provenientes de Venezuela, así como a la comunidad de acogida en edad escolar y a las autoridades educativas.
El estudio presenta los hallazgos por país y por diferentes etapas de la trayectoria educativa, desde la inscripción de los niños y adolescentes hasta las barreras y obstáculos que las familias deben superar para completar su educación.
La Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), citada en el informe, detalla que los tres países latinoamericanos que acogen a la mayor cantidad de migrantes venezolanos son Colombia con 2,5 millones, seguido de Perú con 1,5 millones y Ecuador con 502.200 migrantes.
El estudio resalta que el 79,5 % de los hogares que enfrentan dificultades son hogares migrantes que citan los requisitos de documentación exigidos por las instituciones educativas como el principal obstáculo.
Además, reveló que el 26,4 % de los hogares encuestados considera difícil para sus hijos continuar en la escuela.
Esta situación, según Plan Internacional, se debe a problemas económicos, dificultades para encontrar cupos escolares, obstáculos relacionados con la documentación migratoria y falta de conocimiento sobre los sistemas educativos locales.
«Es necesario construir sistemas y políticas educativas sólidas y adaptadas a las crisis, basadas en las experiencias y soluciones identificadas por los niños y jóvenes desplazados. Estos sistemas y políticas deben ser flexibles, innovadores y garantizar la protección de los derechos de las niñas», manifestó Verónica Zambrano, directora de Plan Internacional para la Subregión de Sudamérica.
Zambrano agregó que esto permitirá ofrecer una educación inclusiva y de calidad que asegure la continuidad educativa en contextos de movilidad humana.
El informe también destaca que las niñas y adolescentes migrantes y refugiadas están expuestas a la violencia de género, lo que tiene un impacto negativo en su educación. Esto puede llevarlas a abandonar la escuela, faltar a clases o tener un bajo rendimiento debido a traumas físicos y emocionales.
En cuanto a la permanencia en la escuela, el estudio muestra que el 26,4 % de las familias encuestadas está de acuerdo en que es difícil para sus hijos continuar en la escuela en el país donde residen.
Además, el 6,6 % considera que al menos uno de los niños a su cargo enfrenta algún tipo de amenaza para completar su proceso educativo.
En el caso de las niñas, el informe destaca que el embarazo adolescente y la falta de recursos son factores que las obligan a abandonar sus estudios.
Respecto a la exclusión educativa, se identificó que está presente en todos los miembros de la comunidad educativa: el 8,8 % de las familias ha reportado rechazo por parte de los docentes, el 4,3 % por parte de otros miembros de la comunidad educativa, y el 15,1 % afirma que estos comportamientos ocurren entre los propios niños, niñas y adolescentes.
El estudio señala que las brechas percibidas en el acceso y la permanencia en la educación permiten identificar un desafío persistente en los tres países: la xenofobia. Este desafío requiere esfuerzos significativos a nivel gubernamental y apoyo de la cooperación internacional.