La escasez de viviendas y el aumento de los alquileres están afectando a las principales ciudades europeas, con consecuencias negativas para los inquilinos. En Zúrich, por ejemplo, la demanda es tan alta que los buscadores de apartamentos deben llevar regalos como vino y chocolates para destacar entre la multitud. En Ámsterdam, los estudiantes universitarios se enfrentan a meses de búsqueda antes de que comiencen las clases, mientras que en Dublín y Lisboa, los jóvenes profesionales se ven obligados a regresar a vivir con sus padres.
La falta de oferta y el aumento de los precios se deben a varios factores. Por un lado, el aumento de las tasas hipotecarias ha hecho que muchas personas renuncien a la compra de vivienda y opten por el alquiler. Además, la inflación ha encarecido los materiales de construcción, lo que dificulta la construcción de nuevas viviendas. Por otro lado, las políticas gubernamentales y las tendencias laborales posteriores a la pandemia han llevado a los trabajadores extranjeros cualificados a ciudades como París, Dublín, Berlín y Lisboa, lo que ha aumentado la competencia por las viviendas disponibles. El regreso de los estudiantes después de la pandemia también ha disparado la demanda en lugares como Londres y Ámsterdam.
Esta tendencia no es exclusiva de Europa, pero se ha visto agravada en el continente debido al tamaño relativamente pequeño de las ciudades y a la mayor concentración de edificios históricos y de baja altura. Si los gobiernos no toman medidas para aumentar la oferta de viviendas, existe el riesgo de que aumente la desigualdad, ya que aquellos que no pueden permitirse comprar una propiedad destinarán una parte mayor de sus ingresos al alquiler.
La profesora Christine Whitehead, de la London School of Economics, señala que esta situación está afectando especialmente a las personas sin una riqueza generacional, ya que existe una gran diferencia entre aquellos que cuentan con el apoyo de sus padres propietarios y aquellos que comienzan solos.
En Ámsterdam, la situación es especialmente difícil incluso para los estudiantes universitarios que cuentan con apoyo local. En muchos casos, la búsqueda de alojamiento se convierte en una tarea ardua y desesperante, con escasas opciones disponibles. Algunos han recurrido a estrategias como publicar anuncios en redes sociales para destacar entre la competencia. Sin embargo, la falta de habitaciones disponibles dificulta encontrar una solución satisfactoria.
La escasez de viviendas también afecta a otras ciudades europeas, como Dublín. El crecimiento de la población debido a la llegada de empresas internacionales ha generado una demanda adicional de viviendas, lo que ha llevado a una mayor escasez y a un aumento de los precios.
Las empresas también se ven afectadas por esta situación, ya que la vivienda se ha convertido en uno de los principales desafíos para la contratación y retención de empleados. Algunas empresas, como Ryanair, han tenido que alquilar alojamientos para sus trabajadores y están considerando la posibilidad de comprar apartamentos para garantizar el alojamiento de su personal.
En ciudades como Zúrich, la situación es extrema, con una tasa de vacantes en el alquiler de apartamentos de solo el 0,07%. Los buscadores de apartamentos deben llevar cartas de recomendación, contactos de recursos humanos y regalos para destacar entre la competencia.
En resumen, la escasez de viviendas y el aumento de los alquileres están generando problemas en las principales ciudades europeas. Si no se toman medidas para aumentar la oferta de viviendas, existe el riesgo de aumentar la desigualdad y dificultar aún más la situación de aquellos que no pueden permitirse comprar una propiedad.
Infobae