El huracán Lee está reescribiendo las antiguas reglas de la meteorología, dejando a los expertos asombrados por lo rápidez en la que se ha convertido en un en un potente ciclón de categoría 5.
Lee también podría ser un terrible presagio de lo que está por venir a medida que las temperaturas del océano aumentan, dando lugar a huracanes de rápido crecimiento que podrían amenazar comunidades más al norte y al interior de los territorios, advierten los expertos.
«Los huracanes se están fortaleciendo en latitudes más altas», dijo Marshall Shepherd, director del Programa de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Georgia y expresidente de la Sociedad Meteorológica Estadounidense (AMS, por sus siglas en inglés). «Si esa tendencia continúa, lugares como Washington, D.C., Nueva York y Boston estarán en juego», agrega al respecto.
Y es que, a medida que los océanos se calientan, actúan como combustible para los huracanes porque «ese calor adicional regresa para manifestarse en algún momento, y una de las formas en que lo hace es a través de huracanes más fuertes», según dijo Shepherd.
Durante las horas de la noche del jueves, Lee pulverizó el estándar de lo que los meteorólogos llaman intensificación rápida, cuando los vientos sostenidos de un huracán aumentan en 56 kph en 24 horas.
«Este (huracán) aumentó en 129 kilómetros por hora. Solíamos tener esta métrica de 56 kph, y aquí tenemos una tormenta que duplicó esa cantidad y vemos que esto sucede con más frecuencia», dijo Shepherd, describiendo lo sucedido con Lee como «hiper-intensificación».
Con temperaturas oceánicas supercálidas y baja cizalladura del viento, «todas las condiciones eran propicias para que se intensificara rápidamente», explicaba Kerry Emanuel, profesor emérito de ciencias atmosféricas en el Instituto de Tecnología de Massachusetts.
Por VOA