En 1987, Hamas, el Movimiento de Resistencia Islámica, se fundó como un grupo armado islamista y nacionalista que buscaba la liberación de Palestina. En ese momento, Israel apoyó a Hamas como una forma de debilitar a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) liderada por Yasser Arafat. Su objetivo era establecer un Estado palestino independiente con Jerusalén como capital, pero sin reconocer a Israel ni abandonar la lucha armada.
Sin embargo, en 2017, Hamas se radicalizó y se alió con Irán. Se convirtió en un grupo extremista salafista que buscaba la desaparición de Israel y los israelíes. Adoptó tácticas similares a las del Estado Islámico (ISIS), incluyendo ataques a civiles y la difusión de imágenes impactantes en las redes sociales.
El primer ministro Benjamin Netanyahu, quien contribuyó a esta radicalización con sus políticas hacia los palestinos y su alianza con partidos de extrema derecha, declaró que Hamas era igual a ISIS. Esto llevó a Estados Unidos a ofrecer su apoyo a Israel en la ofensiva contra Hamas, con buques cerca de la Franja de Gaza para proporcionar inteligencia e infraestructura.
El objetivo de Israel es derrotar a Hamas y acabar con su capacidad de ataque, al igual que se hizo con Al Qaeda en Falluja y Ramadi durante la guerra de Irak y con ISIS en Mosul. Sin embargo, esta tarea no se puede lograr solo con bombardeos o bloqueos que afecten a la población civil. Se necesitará una operación terrestre en Gaza, enfrentando una densa población civil y un intrincado sistema de túneles.
La batalla de Mosul en 2016, librada entre la población civil, fue una de las más mortales y desafiantes desde la Segunda Guerra Mundial. Israel enfrentará desafíos similares en Gaza, pero con una presión adicional para actuar rápidamente y con la menor cantidad de daños colaterales posibles.
La protección de los civiles y el sufrimiento humanitario serán preocupaciones importantes para Israel y sus aliados. Estados Unidos ha expresado su preocupación por los civiles en Gaza y ha instado a evitar los combates que puedan poner en peligro a la población civil.
En resumen, la campaña de Israel en Gaza contra Hamas es una acción militar sin precedentes y con consecuencias imprevisibles. El objetivo es derrotar a Hamas y acabar con su capacidad de ataque, pero se requiere un enfoque cuidadoso para proteger a los civiles y evitar una crisis humanitaria.