Desde que inició el régimen de excepción, las autoridades de Seguridad han trabajado coordinadamente para desarticular a las pandillas poniendo tras las rejas a todos los integrantes de estas, principalmente a los cabecillas y a los integrantes de la ranfla nacional que han ordenado por años el cometimiento de crímenes.
Uno de los principales logros que han tenido las autoridades es que en los últimos 20 meses 12 de los 15 cabecillas de la ranfla (jefes) de pandillas a escala nacional han sido capturados.
La última captura es la de Carlos Antonio Pérez Nieto, alias Lola City Paraíso o Diablito, quien ocupaba la 12.ª silla de la Mara Salvatrucha, es decir, era parte de la máxima autoridad de la pandilla.
«Este cobarde criminal se escondía en México, desde donde ordenaba crímenes, pero gracias al trabajo de inteligencia e investigación de nuestra Policía Nacional Civil en coordinación con las autoridades de dicho país, se logró ubicar y capturar a este peligroso cabecilla, quien irá a pagar con décadas y década de confinamiento en el Cecot», destacó el ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro.
Mientras que el pandillero que ocupaba la 11.ª silla fue detenido en julio pasado. Se trata de Manuel Alfredo Herrera Durán, alias Kalifa, Démber o Necio, de la clica Vatos Locos de la MS-13, quien fue localizado en el barrio El Calvario, en San Isidro, Cabañas.
«Este pandillero es una de las llaves y ranflero de la zona paracentral. Ha causado mucho luto y dolor a decenas de familias salvadoreñas, pero ahora le esperan años en prisión», expresó el ministro de la Defensa, René Francis Merino Monroy.
También fue arrestado Eduardo Pérez, alias Scooby, 10.ª silla, a quien las autoridades señalan como uno de los responsables del alza de homicidios de marzo de 2022 y de miles de asesinatos en los últimos años.
Entre los jefes terroristas detenidos también está Byron Arístides Salazar Ramírez, alias Sleepy, ranflero de la MS-13 del Programa Criminal Little Saycos, una de las llaves que daba la autorización y las órdenes criminales en el país.
Según las autoridades, este cabecilla es uno de los que autorizaban para que toda la estructura a escala nacional, integrada por 31 células de donde dependían más de 430 clicas, cometiera hechos delictivos como extorsiones o asesinatos.
Villatoro ha reiterado que con la captura de estos cabecillas nacionales «se está golpeando las finanzas y el flujo de droga de estas estructuras terroristas», y añade: «Se desarticularán completamente estas estructuras, todas las reformas legales que se han presentado son para eso, queda claro que como salvadoreños este tipo de grupos terroristas ya no tienen cabida dentro de nuestro territorio».
Al ser jefes de esa estructura criminal, con las reformas que en 2023 hizo la Asamblea Legislativa de la Ley contra el Crimen Organizado, les espera una condena de 60 años de prisión. Otro criminal parte de la autodenominada ranfla es Álex Alfredo Ábrego Ábrego, alias Gufy, Águila, Fantasma, Holy Death o Alfa, quien fue capturado en abril de 2022 y es señalado de «ordenar crímenes y extorsiones a escala nacional».
Otro terrorista jefe de la MS que ha sido arrestado es Misael Alberto Romero Mejía, alias Danger. Las autoridades lo ubicaron en Soyapango. Este cabecilla delinquía en la zona del centro del país y, según las autoridades, fue uno de los que ordenaron la ola de homicidios el 25 y 26 de marzo de 2022. También ha sido capturado José Manuel Bonilla, alias Mercenario de Stoner, otro de los 15 cabecillas nacionales de la MS, quien ordenaba asesinatos a los terroristas.
Las identidades del resto de los jefes terroristas detenidos no han sido difundidas por las autoridades debido a que es información de la inteligencia policial.
«Somos un Gobierno fuerte y valiente. Esta campaña de guerra contra las pandillas va a terminar hasta que capturemos al último terrorista, y los que cobardemente han salido del país sepan que el brazo de la justicia los alcanzará», ha dicho el ministro de Seguridad.
Los funcionarios de Seguridad han explicado que los líderes criminales faltantes han huido del país, pero ya están investigando y siguiendo el procedimiento necesario para su captura.
«Muchos han huido cobardemente de este país y dejado a sus homeboys, postes y colaboradores simplemente dándoles órdenes, pero sin la valentía de asumir la justicia en este país», ha asegurado Villatoro.
DESARTICULACIÓN FRENÓ ACCIONAR
La desarticulación de las pandillas en El Salvador es atribuida a uno de los logros de la implementación del Plan Control Territorial y el régimen de excepción, medidas de seguridad insignias del actual Gobierno de Nayib Bukele. Con ambas medidas, las autoridades han tenido un mayor control del territorio salvadoreño, que por muchos años fue asediado por las pandillas, que cometían una serie de delitos, principalmente homicidios y extorsiones.
Con el Plan Control Territorial, las autoridades lograron recuperar los territorios que tenían dominados las pandillas y el régimen de excepción dio nuevas herramientas a las fuerzas de seguridad para finalizar de capturar a los pandilleros y cerrar sus válvulas de financiamiento con la incautación de drogas, armas, vehículos, etc.
El trabajo articulado de la Policía, la Fiscalía y la Fuerza Armada ha permitido la captura de cabecillas y colaboradores de pandillas. Las autoridades han explicado también que la captura de los altos mandos de las maras ha servido para entender todo el fenómeno. A nivel de estructura terrorista había cierto grado de comunicación, toda la información «nos ayuda a analizar las estrategias de impacto», ha afirmado Villatoro.
Con información de DiarioSalvador