Brasil se prepara para un Carnaval con expectativa de facturación récord

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El Carnaval ha comenzado a tomar las calles de Brasil, a pocos días de su punto culminante. La festividad, que es un motor económico importante, se encuentra en pleno rendimiento con la esperanza de recaudar alrededor de 9.000 millones de reales (aproximadamente 1.800 millones de dólares).

Según la Confederación Nacional de Comercio, se espera que las festividades de este año generen una facturación récord, un 10% más alta que el año pasado, además de crear 25.000 empleos temporales y alcanzar una ocupación hotelera de más del 60% en todo el país.

En la calle 25 de marzo de São Paulo, uno de los lugares más populares para adquirir disfraces, apenas hay espacio para caminar debido a la gran cantidad de clientes. Las tiendas están llenas de lentejuelas y colores neón.

En una de las tiendas, una pancarta proclama «Bendito Carnaval». Karina Theodoro, la gerente del establecimiento, explica que las ventas comenzaron a aumentar a principios de enero.

Entre los clientes que buscan entre los coloridos y brillantes productos, se encuentra Mónica Gómez, quien dice que comienza a buscar accesorios tan pronto como termina el Carnaval anterior.

El presupuesto de Gómez para este año es de alrededor de 200 reales (38 dólares), pero algunos compradores llegan a gastar más de 500 reales en una sola compra, según Luiz Gustavo de Oliveira, gerente de otra tienda en la calle 25 de marzo.

En la Fábrica de la Samba de São Paulo, donde se produce todo lo necesario para los desfiles, el Carnaval ha estado en proceso durante meses. Los enormes portones ocultan las carrozas de cada escuela de samba, donde pintores y soldadores trabajan sin descanso para ultimar cada detalle antes del desfile del próximo fin de semana en el sambódromo.

Luiz Robles, coordinador de la escuela Vai-Vai, la más exitosa de la ciudad que lleva desfilando desde 1930, revela que los preparativos comenzaron en marzo pasado. A pesar de la anticipación, el mayor desafío siempre es llegar a tiempo.

Los ensayos se han realizado todos los domingos desde agosto para perfeccionar el desfile de más de 2.000 personas, que este año se disfrazarán para celebrar los 50 años del hip hop como género musical.

La organización de un proyecto de esta magnitud cuesta a esta escuela cerca de tres millones de reales y genera alrededor de 600 puestos de trabajo, incluyendo carpinteros, soldadores, escultores, diseñadores y costureras.

Pero la economía del Carnaval no se limita a los desfiles en el sambódromo. Con los años, el sector se ha diversificado y ahora existen opciones para todos los públicos, desde aquellos que buscan lanzarse a la calle con lo mínimo hasta aquellos que prefieren un ambiente más exclusivo.

En Salvador, la capital de Bahía, la empresaria Luciana Villas-Boas dirige Camarote Salvador, una fiesta privada cuyas entradas para un día pueden costar hasta 4.500 reales y que da empleo a unas 5.000 personas, directa o indirectamente.

«Hay una gran demanda de fiestas durante el Carnaval, pero el sector también está muy segmentado, con productos para familias y personas mayores. Nuestro público objetivo son los solteros que frecuentan el verano europeo», explica la empresaria.

Además de los conciertos habituales de música electrónica y samba brasileña, este año la oferta incluye un concierto del reguetonero colombiano J Balvin. «El reguetón era el ritmo que faltaba», dice Villas-Boas.